1 de julio de 2011

El Profeta Elías "Eliyahu hanavi"

Tomado de Cuentos Judíos para disfrutar del Rabino Veghazí.
 
Ahi les vá dos cuentos relacionados con el Gran Profeta Elías.
EL PROFETA ELIYAHU SE DEJA VENDER COMO ESCLAVO

Había una vez un hombre piadoso muy pobre. Su mujer y sus cinco hijos pasaban hambre, él no tenía qué ponerse. Estaba sen­tado en su casa, todo el día estudiando, pues tenía vergüenza de ir a la casa de estudio, ya que no tenía nada apropiado para vestir. Entonces, su mujer pidió prestada alguna ropa para él a fin de que pudiese ir al mercado a buscar algún trabajo y así ganar algo de dinero.

En la casa quedaron los cinco hijos y rezaron a Dios, que El guiara el camino de su padre y no regresara sin encontrar algún trabajo.

Entonces, se encontró con el Profeta Eliyahu. quien le dijo: - "Hoy vas a conseguir una fortuna."

El Profeta insistió a que lo vendiese como esclavo. Primero, el hombre piadoso titubeó pero, después de muchas dudas, aceptó la propuesta. Eliyahu se estrechó contra él como si no quisiera abandonar a su amo, mientras tanto se les acercó un comerciante y sintió envidia por esta fidelidad y cariño sumiso del esclavo. Entretanto, el judío estaba elogiando y alabando a su esclavo en voz alta como especialista en todo trabajo posible. El comerciante, deseoso de tener al esclavo en su casa, enseguida le ofreció al pobre piadoso una gran cantidad de oro y le compró al esclavo.

El comerciante prometió al esclavo que después de que éste le hubiese construido un palacio, lo dejaría en liberta"d.

Eliyahu empezó el trabajo durante el día con sus obreros. Pero cuando sus ayudantes se fueron, hacia la medianoche el Profeta dirigió su oración a Dios. "Escúchame mi Dios, El que hace milagros. Por mi propia iniciativa he sido vendido como esclavo para Tú honra y no para la mía. Tú que eres el Creador del Mundo, termina la construcción, ten piedad de mí cuando yo me dirijo a Ti con mi oración. Mi intención era buena."

Entonces bajó un gran grupo de ángeles bondadosos del cielo y empezaron a construir, y la obra quedó terminada en esa misma noche.

Al día siguiente, cuando el comerciante vio el precioso palacio con sus lindas torres, construido tan artísticamente, se puso muy contento.

Eliyahu se acercó a él y le dijo: - "Acuérdate que ayer prometiste devolverme la libertad apenas se haya terminado la obra".

El comerciante cumplió su palabra, le devolvió la libertad y le dio una gran recompensa. Mientras tanto, el hombre piadoso disfru­taba del dinero recibido por la venta del "esclavo".

Según la tradición popular, el Profeta Eliyahu socorre a quie­nes confían en la ayuda de Dios, y baila con aquellos quienes se despiden del Shabat con sana alegría. 

RABÍ NISIM EL EGIPCIO

Una vez, vivía en Jerusalén un hombre muy piadoso pero muy pobre. Todos sus vecinos sabían que no tenía qué comer y le ofrecían comida. Pero él los rechazaba diciendo: "Yo no acepto nada de seres humanos. Dios va a tener misericordia conmigo y me proveerá de todo lo que necesito".

Pasó un tiempo cuando, justamente antes de Pésaj, este hombre piadoso ganaba mucho menos que usualmente. Todo el pueblo de Jerusalén ya había comprado su matzá, huevo, vino, pollo, etc., para celebrar dignamente la fiesta, pero el hombre piadoso no podía comprar nada. Su familia empezó a quejarse, llorando: "Todos los otros judíos están alegres y felices en Pésaj, pero nosotros debemos pasar hambre".

El hombre piadoso, conmovido por la tristeza de su familia, decidió ir al mercado y tomar algún trabajo, ganar un poco de dinero para que pudieran celebrar la fiesta como corresponde.

En el mercado se encontró con un hombre viejo y muy alto, con barba larga y vestimenta muy linda, que le dijo:

"Yo no soy de aquí. Soy un extranjero. Vengo de un país muy lejano y quiero celebrar Pésaj en Jerusalén. Si tú me posibilitas celebrar la fiesta en tu casa, yo te doy todo lo que sea necesario para que tu mujer pueda preparar comida para todos nosotros".

El hombre piadoso aceptó el dinero y le preguntó su nombre. Este le contestó;

"Mi nombre es Rabí Nisim el Egipcio. En Erev Pésaj, yo voy a tu casa".

Así que el hombre volvió a su casa y toda la familia empezó con los preparativos para el Séder.

Vino Erev Pésaj, pero el extranjero no llegó como lo había prometido. Entonces el hombre piadoso, vestido con su traje de fiesta, volvió al mercado, pero no pudo encontrarlo. Pasó por todas las calles y entró en cada casa preguntando: - "¿Han visto ustedes a un hombre viejo, que llegó a Jerusalén de un país muy lejano?"- Pero nadie lo había visto. Finalmente, perdió la esperanza de poder encontrarlo y por la noche, fue donde el Rabí de Jerusalén y le contó lo que le había pasado. El Rabí le contestó lo siguiente:

"Ese hombre viejo era el Profeta Eliyahu. Vino a ayudarte, y su nombre, Nisim el Egipcio - Nisim en hebreo significa milagros - se refería al milagro que pasó a nuestros antepasados en Pésaj, cuando han podido salir de Egipto."

Según algunos de nuestros antiguos sabios, hay dos tipos de milagros: uno grande, lo que nos pasó a todos nuestros antepasados al haber salido de la esclavitud egipcia. Pero hay otro, más pequeño que ocurrió a esta familia, y que representa la confianza que siempre tuvieron nuestros antepasados en el Profeta Eliyahu que - según la tradición popular - socorre a los necesitados en todas las épocas, se presenta en los hogares judíos donde se celebra la fiesta.

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