12 de agosto de 2011

El Ermitaño y el Ratón.


Decidí darle espacio en este Blog a este cuento Oriental:

Un ermitaño estaba sentado en su cueva, meditando, cuando un ratón se le acercó y se puso a roerle la sandalia. El ermitaño abrió los ojos, irritado ¿Por qué me molestas en mi meditación? Tengo hambre dijo el ratón. “Vete de aquí, necio” dijo el ermitaño. Estoy buscando la unidad con Dios, ¿cómo te atreves a molestar? Y el ratón le contesto: ¿Cómo quieres encontrar la unidad con Dios si ni conmigo puedes sentirte unido?

Parece que es un extracto de un libro titulado “Cuentos Orientales” de Preeda Panyachand; traducido por Laura Valle.

3 comentarios:

  1. excelente consejo " tenemos que empesar por la parte de abajo y luego sequir ascendiendo de nivel
    todo en la vida conlleva un orden tenemos que respetarlo" shalom...

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  2. Aveces decimos ser muy espirituales y ser muy buenas personas, pero en ocasiones no podemos tolerar ni a nuestros propios familiares, he alli el reto, guau tender la mano al mas necesitado no es al mendigo en la calle, es a tu ser mas cercano que sin pedirtelo necesita de ti. Gracias por tan breve y reflexiva historia.
    mem

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