24 de noviembre de 2011

No te impacientes, a causa de los malvados...




La envidia es un dolor que se siente por la buena fortuna, los atributos positivos o los logros de alguien más, por lo que nos impide derivar placer de lo que poseemos, y definitivamente aleja toda nuestra atención de nuestra porción. Nuestros Sabios han dicho: "¿Quién es rico? Aquel que es feliz con su porción" (Avot 4:1). Entonces ¿Cómo podemos ser ricos, felices con lo nuestro si estamos pendientes de la porción del otro? por ello La envidia es una causa de dolor intenso que puede ser experimentado como una agonía e incluso una tortura.
La pregunta real seria: ¿Realmente quiero arruinar mi propia felicidad y goce de la vida solamente porque alguien más es feliz o dichoso?
Sabemos que cuando envidiamos a alguien, llenamos nuestras mentes de sufrimiento y miseria. Pero has de saber que en su forma más ligera la envidia es la norma más que la excepción, y Cuando nos damos cuenta de nuestra actitud interna y que nuestros pensamientos son la raíz de nuestros dolores, y podemos trabajar en cambiarlos. Ya que nosotros mismos nos causamos este dolor, tenemos la capacidad de dejar de causárnoslo.
No podemos culparnos por tener este rasgo normal. Casi cada uno de nosotros la ha experimentado a veces en diferentes grados. Es totalmente natural para los niños pequeños sentir que si alguien más tiene la atención de sus padres, juega con un juguete que le gusta o tiene un dulce más grande, es como si se los quitaran a ellos. Perder este rasgo dañino puede tomar mucho tiempo y esfuerzo, pero ya que la envidia es muy destructiva sé paciente y persistente para sobreponerte a ella. Aprecia cada signo de mejoramiento, incluso hasta el más pequeño.
Concéntrate en tu porción, y no en la porción del otro, pero para hacer esto debes tener el valor de reconocer lo que estas sintiendo.
En tono menos ligero…
El Zohar, hace una aclaración sobre esto cuenta que mientras Rabí Yehuda y Rabí Yitzjak caminaban hacia Kapodkiya (Capadocia?), se encontraron con cierto niño, con él comieron y debatieron de la siguiente manera:  
Entonces el muchacho citó el texto:
"Para David. No te molestes por los malhechores, ni envidies a los que obran con iniquidad".
Dijo: Esta escrito “Para David”. Esto no es un salmo ni una plegaria, ya que si fuese un salmo ¿por qué no dice, “Un salmo de David”? Y si es una plegaria, ¿por qué no dice, “Una plegaria de David”? Ciertamente, en todo sitio en donde escribe sólo David, es el espíritu sagrado que lo dice.
"No te molestes por los malhechores”, acaso no ¿No debería haber dicho, “No te unas a los malvados”? Sino que no compitas con los malvados porque tú no conoces tu propio fundamento, porque no sabes si tienes fuerza para prevalecer contra él; quizá sea él un árbol que nunca fue desarraigado, es decir, cuya alma está por primera vez sobre la tierra y la tuya por segunda vez, y él la rechazará.
También, no mires las obras de los que hacen iniquidad, y no necesitarás indignarte frente a ellos, Es decir No sientas envidia de los inicuos, no mires sus actos porque podrías sentirte envidioso de ellos. Pues quien ve sus obras y no está celoso por Dios, viola tres preceptos negativos:
"No tendrás dioses extraños delante mío";
"No te harás ninguna imagen grabada" y
"No te inclinarás ante ellos ni les servirás".
Por esta razón, hay que deshacerse de ellos y mantenerse apartado. Por esto eso es que me aparte y retiré mi camino de él. En adelante, ahora que les he encontrado, pronunciaré estos versos delante de ustedes…
Este mundo es una escuela de aprendizaje y rectificación, y hay un dicho popular que reza “el que del Cielo le caen limones, que aprenda a hacer limonada”. No apreciar lo que poseemos, mirando lo que tiene el otro, conduce inevitablemente a la pérdida de todo lo que deberíamos haber celebrado y agradecido en nuestros corazones. Yo tengo limones, y el otro manzanas… Se nos enseña que debemos se desplazar nuestra atención lejos de los demás y lo re-direccionarla hacia nuestra porción. Además, que juzgar a los demás por sus actos nos lleva a descuidar los actos negativos y rasgos inmorales arraigados en nuestra propia naturaleza.
Finalmente una persona verdaderamente espiritual se da cuenta de que las situaciones, pruebas y tribulaciones que nos desafían son el resultado directo de las encarnaciones anteriores (y por tanto de nuestra propia rectificación) y que no se puede medir contra los actos y las fortunas de los demás, porque todo es relativo en el esquema general de la evolución espiritual.

1 comentario:

  1. hola cuando atraves de la sabiduria de la kabbala se decubre muchos factores que evidencian que nuestra esencia desea evolucionar,es alli donde simple¨ los sentimos mas cerca de la verdad de lo somos. shalom A. V.

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