31 de diciembre de 2012

¿Cuál es la Opinión de la Kabalah sobre el Karma?


En un mundo Globalizado y horrendamente simplista, es bueno aclarar conceptos.  

Durante el siglo XIX y XX, Occidente fue permeable a los conceptos religiosos provenientes de las antiguas colonias británicas y francesas en Asia. Así es como la creencia en la «ley del karma» que ha tenido una importante difusión gracias a la penetración en Occidente del budismo, el hinduismo y el yoga, así como diversas escuelas de ocultismo, como la teosofía de Helena Blavatsky, quien en mi humilde opinión hizo mucho daño a la espiritualidad de occidente debido al sincretismo de su trabajo.


Es importante aclarar conceptos, sobre todo cuando escucho hablar a gente de Kabalah, en términos de Karma. En la Kabalah no existe el nombre karma, ni palabra ni concepto. En la Kabalah existe el alma, sólo el alma.
De acuerdo con varias religiones dhármicas, el karma (en sánscrito: कर्म) sería una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas. De acuerdo con las leyes del karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores. 

Es una creencia central en las doctrinas del budismo, el hinduismo, el yainismo, el ayyavazhi y el espiritismo. Aunque estas religiones expresan diferencias en el significado mismo de la palabra karma, tienen una base común de interpretación. 

Generalmente el karma se interpreta como una «ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto. Se refiere al concepto de "acción" o "acto" entendido como aquello que causa el comienzo del ciclo de causa y efecto. 

El karma está en contraposición con las doctrinas abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islamismo). El karma explica los dramas humanos como la reacción a las acciones buenas o malas realizadas en el pasado más o menos inmediato. 

Según el hinduismo, la reacción correspondiente es generada por el dios Iama, en cambio en el budismo y el yainismo ―donde no existe ningún dios controlador― esa reacción es generada como una ley de la Naturaleza (como la gravedad, que no tiene ningún dios asociado). En las creencias indias, los efectos del karma de todos los hechos son vistos como experiencias activamente cambiantes en el pasado, presente y futuro.

Karma es una idea que permea muchas culturas. En egipcio antiguo era llamado “maat”, en griego “heimarmene” o “fate” y en germánico “wyrd”. 

Para este concepto básicamente todo está dentro del sistema (en griego: cosmos) y así todo rebota eventualmente. Ustedes pueden jugar con este sistema y hasta manipularlo, pero no pueden escapar de él.

La Providencia Divina (“hashgaja”) significa que podemos llegar más allá del sistema. Podemos rogar al Creador del sistema, o hacer teshuvá y transformarnos, hasta cambiar nuestro pasado. Podemos quebrar la prisión de nuestro Egipto personal y llegar a la Luz Infinita pre-cósmica, sin ataduras y libres.

Por ejemplo, el karma de Abraham y Sara era tal que no podían tener hijos. La Torá dice que Di-s elevó a Abraham por encima de las estrellas y Sara dio a luz a Isaac. Similarmente, el karma de su descendencia fue ser esclavizados por Faraón. Nuevamente la intervención Divina anuló ese karma y fueron liberados milagrosamente.

Si, el karma nos envuelve y a todo lo que existe. Pero hay una puerta de escape, por medio de la teshuvá, por medio de la Torá y por medio de los buenos actos.

Pero hablemos mas sobre este concepto Hashgaja.

Hashgaja es generalmente traducida como providencia, en términos teológicos, hashgajá significa que Di-s no solo sabe lo que ocurre aquí abajo, sino que además participa en su supervisión. La hashgajá es una especie de interacción bidireccional entre el Creador y la creación, en la que cada uno le responde al otro e interactúa con él. En los Salmos, figura por primera vez una forma de esta palabra: “Desde Su morada Él supervisa a todos los habitantes de la tierra”.

La hashgajá constituye una distinción clave entre las cosmologías judía y pagana. El pagano, por lo general, también cree en una única deidad suprema, pero esa deidad es considerada demasiado suprema y exaltada como para que se digne a supervisar este mundo tan bajo. Los filósofos paganos, como Aristóteles, pensaban que la sabiduría de Di-s se centraba solamente en los mundos ideales e intemporales que están más allá del nuestro. Las narraciones de la Torá y su declaración de que el Supremo y Único Di-s es el Di-s de todas las fuerzas de la naturaleza la colocan en directa confrontación con esta forma de pensamiento.

Dos enfoques.

Si bien, sin excepción, los pensadores judíos clásicos reconocen el absoluto dominio de Di-s y Su total omnisciencia “desde los cuernos de los bueyes salvajes hasta el piojo más diminuto”2, no obstante, dentro de los textos judíos clásicos pueden distinguirse dos enfoques diferentes:

A partir de los textos bíblicos, talmúdicos y midráshicos, surge una visión de Di-s según la cual Él participa muy de cerca en cada detalle de Sus obras, proveyéndole incluso “al cuervo plumado aquello por lo que clama”.

Sin embargo, los filósofos del judaísmo percibieron a Di-s en un papel más pasivo. Según ellos, el grado de supervisión divina corresponde proporcionalmente al grado en que la persona trasciende los asuntos terrenales. El tzadik está envuelto en la supervisión de Di-s en cada detalle de su vida, mientras que la persona burda y materialista es arrojada a un mundo de causas naturales y aleatorias junto con la fauna y la flora. En este ámbito más bajo, los filósofos ven la hashgajá como algo que se aplica solamente en el caso de que un acontecimiento afecte el plan divino. Pero incluso de acuerdo con esta perspectiva, “las circunstancias aleatorias tienen su fuente en Él, porque todo surge de Él y está controlado por Su supervisión”.

Al Baal Shem Tov se le atribuye el hecho de haber reintroducido la idea de la hashgajá pratit, la detallada supervisión divina en cada suceso y cada ser creado. Rabí Shneur Zalman de Liadi, uno de los principales y primeros proponentes del pensamiento jasídico, articuló una base racional para dicho punto de vista, uniendo la hashgajá con otro tema fundamental del pensamiento judío: la creación continua-la continuidad de la creación.

¿Adónde te lleva?

La fe en la hashgajá del Creador provee la base para la bitajón. El solo hecho de creer en Su hashgajá eleva a la persona a un nivel en el cual Di-s está íntimamente involucrado en su vida de un modo abierto y beneficioso.

Aquel que cree en la hashgajá pratit percibe a Di-s en todo lo que ve y oye. Cada faceta de su vida se transforma en otra oportunidad más de conectarse con lo Infinito y, por lo tanto, en otra causa más de celebración.

Una adaptación de dos articulos del Rabino Tzvi Freeman de Jabad.


1 comentario:

  1. Agradezco a Or Ein Sorf por este artículo, ha sido de mucha ayuda. He aprendido sobre la Hasgaja, realmente no había investigado sobre el tema.

    ResponderEliminar