9 de noviembre de 2015

La Llama del Corazón.


Roca de mi corazón, Creador de todo, Amo de todo lo que sucede, Señor de todas las almas, Quien conoce todos los secretos: Tú conoces la santa y Divina luz que arde en las profundidades de mi corazón - porque nuestras almas son una porción del Dios de Arriba y Tu Divinidad habita en nosotros. Por lo tanto mi corazón clama dentro de mí; clama como un arpa. "Mi corazón anhela e incluso desfallece por los atrios de Dios; mi corazón y mi carne cantarán al Dios Vivo".

La llama en mí arde por Ti; las profundas aguas no puede extinguirla, ni los ríos apagarla. La luz de mi corazón es una con Tu Luz Infinita; es ilimitada - no hay término a mi anhelo por Ti. Este anhelo no tiene medida ni comparación.

El fuego en mí alcanza el infinito; si me rindiera a él, no sería capaz de realizar el mínimo movimiento, tan grande es mi deseo de ser uno con Dios. Pero Tú nos has revelado a través de Tus santos Sabios que ése no es Tu deseo; que ésa no fue Tu intención al crearnos. Porque Tú sabes que no somos más que carne y sangre y que es imposible apegarnos a Ti constantemente.

Tú deseas las diferentes formas de nuestro servicio Divino y nuestras buenas acciones, el estudio de la Torá y el cumplimiento de sus preceptos, para lo cual nuestras almas fueron enviadas a este mundo físico. Por tanto Tú nos has ordenado "no traspasar para ascender a Dios", sino más bien restringir la luz que arde en nuestros corazones y crear en nosotros un "espacio vacío", como está escrito: "Mi corazón está vacío dentro de mí". De esta manera, podremos instilar en nuestros corazones todos los rasgos positivos.

Podamos seguir Tus caminos y apegarnos a Tus Santos atributos, sirviéndote con humildad y acercándonos a Ti de manera gradual, paso a paso. De esa forma llegaremos a aceptar, de todo corazón, el yugo de Tu reinado y podremos revelar Tu Divinidad a toda la humanidad, porque ese el destino de la Creación: que el mundo entero llegue a conocerte.

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