Siete son las características del torpe y siete las del sabio. El sabio no habla de quien le supera en conocimientos; no interrumpe las palabras del otro; no se apresura con la respuesta; hace las preguntas del caso y contesta de acuerdo con la enseñanza tradicional; habla primero de lo que se trató primero, y al fin de lo último; acerca de lo que no tiene informes, dice "no he oído"; admite lo que es cierto. Lo contrario de esto lo hallamos en el torpe.
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