Un hijo del Rabí David Lelov cayó gravemente enfermo y los doctores creían que no sobreviviría. La comunidad toda, que quería mucho al niño, se reunió en la sinagoga para rezar por él, dando caridad para su recuperación. Cuando el niño mostró signos de mejoría, corrieron a darle al padre la buena nueva, pero rabí David comenzó a llorar. Al preguntarle el motivo del llanto, respondió mejoró porque todos se reunieron y rezaron y dieron caridad por él. Pero ¿qué pasa con otros chicos? Cuando enferman, la sinagoga no está llena de gente rezando por su recuperación.
en estos tiempos es muy util la misericordia..muy buen post
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