Nos cuenta el Talmud sobre Rabi Akiva, que es el ejemplo de la integra fe en el Creador: cierta vez llegó a un pueblo lejano, y buscó lugar para pernoctar, pero para su sorpresa no lo dejaron ni siquiera entrar al pueblo. Exclamó: "Todo lo que el Creador, el Misericordioso, hace – lo hace es para bien" y fue a dormir al bosque. Tenía una vela para alumbrarse, un gallo para despertarle por la mañana, y un burro para montar y viajar. Sopló viento y le apagó la vela, Rabi Akiva nuevamente exclamó: "Todo lo que el Misericordioso hace – lo hace es para bien". Apareció un gato y devoró al gallo, Rabi Akiva repitió:"Todo lo que el el Misericordioso hace – lo hace es para bien". De pronto vino un león y devoró al burro. Dijo: "¡Todo lo que el Misericordioso hace – lo hace para bien!".En la mitad de la noche llegaron al pueblo un grupo de asaltantes que robaron todo, y se llevaron a los habitantes como esclavos. Dijo Rabi Akiva: "Ya afirmé,"Todo lo que el Misericordioso hace – lo hace es para bien": si la vela hubiese estado encendida, me hubiesen visto. Si el gallo o el burro hubiesen estado vivos, hubieran dado voces y me habrían tomado prisionero también a mí...
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