¡Shalom, Shalom! un saludo muy afectuoso. Hace unos instantes atrás reflexionaba sobre una receta tradicional típica en Latinoamérica: el arroz con leche. Este es muy especial y quisiera reflexionar sobre él con ustedes mis estimados.
En cada receta hay un ingrediente principal que es el que contiene la mayor proporción en la preparación, en el caso del arroz con leche tenemos que es el arroz, y a él lo llamaremos: la sustancia. Esta sustancia es sazonada con los demás ingredientes cuyas proporciones en la receta van disminuyendo a medida que hacen el papel de condimentos. En la receta de Latinoamérica el condimento, quien tiene la menor proporción, es la canela.
La canela en su justa medida resalta y armoniza todos los demás sabores. Solo una pizca de condimento impregna toda la sustancia, armonizándola además con la leche y el azúcar. El arroz con leche de la vava, no es solo arroz, y tampoco la vava le ponía más allá de una pizca de canela. Nadie se come una cuchara de canela pura, y nadie que desee disfrutar un arroz con leche, come solo el arroz sin su condimento.
La sustancia, formada por el arroz, la leche y el azúcar, son alegoría de ese camino que hemos decidido transitar a través de actos concretos y disciplinados, un camino de aceptación y un compromiso de conducta de vivir conforme y de acuerdo a los principios universales que rigen la creación, contenidos en las leyes que el Creador dejó para nosotros, para que desarrollemos a través de la práctica consciente el máximo de nuestro potencial.
La canela, como condimento simboliza esa esencia interior, que armoniza, resalta e impregna todos nuestros actos, y todas nuestras acciones. Nuestra certeza en el creador.
Mi deseo para todos nosotros es que podamos lograr nuestra receta perfecta del arroz con leche. Que todos podamos desarrollar una pizca de certeza tal en el Creador, que esta impregne todos nuestros actos.
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