Rabí Akivá ben Iosef (c. 50 – 135 e.c.) nació al suroeste de Judea, cerca de la costa del Mediterráneo. Fue uno de los más destacados tanaítas y probablemente el principal erudito de su tiempo, patriota y mártir, que tuvo una influencia decisiva en el desarrollo de la Halajáh.
Era descendiente de conversos del origen más bajo, su padre era un humilde campesino que desconocía la literatura de su pueblo así como las tradiciones de los escribas.
Debido a las precarias condiciones económicas en las que vivía Akivá no recibió ningún tipo de enseñanza formal en su infancia, fue analfabeto hasta la edad de 40 años, solo sabia algunos versiculos del pentateuco (Abot de Rabí Natán 6: 2, Binián Ieoshúa).
Contrajo matrimonio con una gran mujer, Rajel, y gran ejemplo, quien dejo todo y convenció a su marido de abandonar su actividad de pastor y dedicarse a estudiar con uno de los grandes maestros rabínicos a quienes ella tanto admiraba.
Akivá enfrentó numerosas dificultades en su aprendizaje.
Se cuenta que cierta vez se hallaba frente a un manantial, y vio una roca, la cual pese a su aspecto imponente y compacto, estaba perforada. Ese detalle le llamó mucho la atención y por eso preguntó: "¿Quién perforó esta roca?".
Le respondieron: ·"Las aguas que caen sobre ella cada día". Y le dijeron: "¿Acaso no has leído el versículo: Las aguas perforan la roca?". (este versiculo esta en el Libro de Job).
Rabí Akiva, al escuchar eso comenzó a razonar. Tras unos instantes sentenció: "Si lo frágil penetró en lo duro, las palabras de Torah que son duras como el hierro, con más razón que podrán penetrar en mi corazón que es de carne y sangre".
Y Junto con su pequeño hijo comenzó a estudiar el alefato (en una escuela para niños) y así aprendió leer textos en hebreo; posteriormente procedió al estudio de la Torah en la Yeshivah de rabí Iosef ben Zakkai.
Como un picapiedrero... (así lo cito Rabí Shimón ben Eleazar)
Sus maestros, Eliezer ben Hyrkanos, Joshúa ben Hananiah y Nahum de Gimzo, se convirtieron en sus mejores amigos. Rav Akivá, se convirtió en un erudito y en un personaje modelo sin igual en los siguientes 2.000 años.
Quince años después, en plenitud mental y física, comenzó su obra monumental: la reconstrucción de la Ley y el establecimiento de una academia de estudios permanente. Akivá era ya reverenciado tanto por sus colegas como por las masas.
Los Sabios relatan que Rabí Akivá innovó la Torá aun de los puntos de las letras y derivó montañas de enseñanzas de ellas. Tenía la habilidad de tomar a cada judío pequeño y convertirlo en una montaña, en un nuevo mundo en sí mismo. Él era capaz de hacer esto por otros porque él lo hizo primero con la materia prima de su propio ser.
Visitó a estudiosos de la Torah con el objeto de reunir las tradiciones judías y procedió a ordenarlas en un código legal con divisiones lógicas. Una vez decidida la organización del material, Akivá reemplazó normas antiguas con otras que representaban sus opiniones propias. La efectiva combinación de brevedad y precisión sirvió de ejemplo a las generaciones futuras. En los siglos posteriores su Mishnah fue reconocida y estudiada por las autoridades rabínicas.
Más adelante Akivá fundó su academia privada en Bene Berak, al norte de Jerusalem. Por su carisma así como su habilidad pedagógica logró la admiración de sus discípulos.
Akivá vivió durante un período extraordinario, intelectual y espiritualmente productivo, signado por nuevas corrientes de pensamiento, amplios horizontes, atrevidas aventuras, mártires heroicos y enseñanzas memorables.
Finalmente se le atribuye a Akiva la triple división del material halájico:
1) La Halajáh codificada (Mishnah)
2) La Tosefta
3) La Halajáh Midrash, el último que contiene el siguiente compendio, basado en sus métodos de exégesis.
El principio guía del sistema de exégesis de Akiva es que la Torah, emanada de Dios, no contiene redundancias y que incluso hasta el mas pequeño punto tiene su propósito final.
Su pensamiento puede resumirse, a muy groso modo de la siguiente manera:
A pesar de las desigualdades encontremos en el mundo, no debemos permitir que éstas interfieran en nuestra devoción por D'os. Él estaba poseído por un gran optimismo “cualquier cosa que D'os hace es para lo mejor” por lo que era capaz de reconfortar a sus colegas, más de una vez, asegurando la restauración nacional a pesar del triste estado de cosas en ese tiempo. Él firmemente expuso la idea del libre albedrío y la omnisciencia de D'os, “todo está previsto y el libre albedrío es dado” (Avot 3:15)
Las leyes deben interpretarse de modo que no excluyan a los grupos débiles ni demanden un gran sacrificio por parte de éstos. La legislación debe favorecer a los oprimidos.
Es importante que los privilegios de los sacerdotes se limiten y que las enormes desigualdades entre éstos y el pueblo se minimicen.
Defendió los derechos de la mujer. Hasta ese momento se les prohibía a las mujeres por ejemplo cosas como usar cosméticos o cualquier otro tipo de ayuda para la belleza durante la menstruación. Akivá levantó estas restricciones, sobre la base que esto provocaría que las mujeres resultaran poco atractivas a sus maridos (Shab.64). En una situación similar le permitía al marido a divorciarse, si se encontraba atraído por una mujer más hermosa (Git. 90ª)
Estableció severas penas contra la infidelidad con el objeto de evitar la desintegración de la vida familiar y se opuso drásticamente a las uniones incestuosas y prohibidas.
En un intento de aminorar las condiciones infrahumanas de los esclavos, se deben tomar acciones para proteger su status y sus derechos básicos.
Los comerciantes piadosos deben ser protegidos por las desventajas que implica su observancia de la Ley judía.
En el judaísmo no existe lugar para la superstición.
Los ideales de paz e igualdad humana son principios fundamentales.
Akivá estaba determinado a otorgar la igualdad a todos los seres humanos libres.
Aqui algunas de sus sentencias:
Fuentes:
Encyclopaedia Judaica
Rabi Akiba. Personalidad y Epoca
Creators of the Jewish Experience
Era descendiente de conversos del origen más bajo, su padre era un humilde campesino que desconocía la literatura de su pueblo así como las tradiciones de los escribas.
Debido a las precarias condiciones económicas en las que vivía Akivá no recibió ningún tipo de enseñanza formal en su infancia, fue analfabeto hasta la edad de 40 años, solo sabia algunos versiculos del pentateuco (Abot de Rabí Natán 6: 2, Binián Ieoshúa).
Contrajo matrimonio con una gran mujer, Rajel, y gran ejemplo, quien dejo todo y convenció a su marido de abandonar su actividad de pastor y dedicarse a estudiar con uno de los grandes maestros rabínicos a quienes ella tanto admiraba.
Akivá enfrentó numerosas dificultades en su aprendizaje.
Se cuenta que cierta vez se hallaba frente a un manantial, y vio una roca, la cual pese a su aspecto imponente y compacto, estaba perforada. Ese detalle le llamó mucho la atención y por eso preguntó: "¿Quién perforó esta roca?".
Le respondieron: ·"Las aguas que caen sobre ella cada día". Y le dijeron: "¿Acaso no has leído el versículo: Las aguas perforan la roca?". (este versiculo esta en el Libro de Job).
Rabí Akiva, al escuchar eso comenzó a razonar. Tras unos instantes sentenció: "Si lo frágil penetró en lo duro, las palabras de Torah que son duras como el hierro, con más razón que podrán penetrar en mi corazón que es de carne y sangre".
Y Junto con su pequeño hijo comenzó a estudiar el alefato (en una escuela para niños) y así aprendió leer textos en hebreo; posteriormente procedió al estudio de la Torah en la Yeshivah de rabí Iosef ben Zakkai.
Como un picapiedrero... (así lo cito Rabí Shimón ben Eleazar)
Sus maestros, Eliezer ben Hyrkanos, Joshúa ben Hananiah y Nahum de Gimzo, se convirtieron en sus mejores amigos. Rav Akivá, se convirtió en un erudito y en un personaje modelo sin igual en los siguientes 2.000 años.
Quince años después, en plenitud mental y física, comenzó su obra monumental: la reconstrucción de la Ley y el establecimiento de una academia de estudios permanente. Akivá era ya reverenciado tanto por sus colegas como por las masas.
Los Sabios relatan que Rabí Akivá innovó la Torá aun de los puntos de las letras y derivó montañas de enseñanzas de ellas. Tenía la habilidad de tomar a cada judío pequeño y convertirlo en una montaña, en un nuevo mundo en sí mismo. Él era capaz de hacer esto por otros porque él lo hizo primero con la materia prima de su propio ser.
Visitó a estudiosos de la Torah con el objeto de reunir las tradiciones judías y procedió a ordenarlas en un código legal con divisiones lógicas. Una vez decidida la organización del material, Akivá reemplazó normas antiguas con otras que representaban sus opiniones propias. La efectiva combinación de brevedad y precisión sirvió de ejemplo a las generaciones futuras. En los siglos posteriores su Mishnah fue reconocida y estudiada por las autoridades rabínicas.
Más adelante Akivá fundó su academia privada en Bene Berak, al norte de Jerusalem. Por su carisma así como su habilidad pedagógica logró la admiración de sus discípulos.
Akivá vivió durante un período extraordinario, intelectual y espiritualmente productivo, signado por nuevas corrientes de pensamiento, amplios horizontes, atrevidas aventuras, mártires heroicos y enseñanzas memorables.
Finalmente se le atribuye a Akiva la triple división del material halájico:
1) La Halajáh codificada (Mishnah)
2) La Tosefta
3) La Halajáh Midrash, el último que contiene el siguiente compendio, basado en sus métodos de exégesis.
El principio guía del sistema de exégesis de Akiva es que la Torah, emanada de Dios, no contiene redundancias y que incluso hasta el mas pequeño punto tiene su propósito final.
Su pensamiento puede resumirse, a muy groso modo de la siguiente manera:
A pesar de las desigualdades encontremos en el mundo, no debemos permitir que éstas interfieran en nuestra devoción por D'os. Él estaba poseído por un gran optimismo “cualquier cosa que D'os hace es para lo mejor” por lo que era capaz de reconfortar a sus colegas, más de una vez, asegurando la restauración nacional a pesar del triste estado de cosas en ese tiempo. Él firmemente expuso la idea del libre albedrío y la omnisciencia de D'os, “todo está previsto y el libre albedrío es dado” (Avot 3:15)
Las leyes deben interpretarse de modo que no excluyan a los grupos débiles ni demanden un gran sacrificio por parte de éstos. La legislación debe favorecer a los oprimidos.
Es importante que los privilegios de los sacerdotes se limiten y que las enormes desigualdades entre éstos y el pueblo se minimicen.
Defendió los derechos de la mujer. Hasta ese momento se les prohibía a las mujeres por ejemplo cosas como usar cosméticos o cualquier otro tipo de ayuda para la belleza durante la menstruación. Akivá levantó estas restricciones, sobre la base que esto provocaría que las mujeres resultaran poco atractivas a sus maridos (Shab.64). En una situación similar le permitía al marido a divorciarse, si se encontraba atraído por una mujer más hermosa (Git. 90ª)
Estableció severas penas contra la infidelidad con el objeto de evitar la desintegración de la vida familiar y se opuso drásticamente a las uniones incestuosas y prohibidas.
En un intento de aminorar las condiciones infrahumanas de los esclavos, se deben tomar acciones para proteger su status y sus derechos básicos.
Los comerciantes piadosos deben ser protegidos por las desventajas que implica su observancia de la Ley judía.
En el judaísmo no existe lugar para la superstición.
Los ideales de paz e igualdad humana son principios fundamentales.
Akivá estaba determinado a otorgar la igualdad a todos los seres humanos libres.
Aqui algunas de sus sentencias:
Rabi Akivá dijo: “la risa y la frivolidad acostumbran al hombre a la inmoralidad sexual. la Tradición Oral (Masorah) es una cerca en torno de la Torah; los diezmos son una cerca para las riquezas; las promesas son una cerca para la abstinencia; una cerca para la Sabiduría es el silencio".
En cierta oportunidad, Rabí Tarfón dijo a Rabí Akiva: "Este versículo se refiere a ti: (Iob 28: 11) 'Las aguas de los ríos obturó, y (al secarse las aguas que por allí circulaban) lo oculto (que estaba debajo de las mismas) salió a la luz'. Así hizo Rabí Akiva, las cosas que estaban ocultas de las personas, él las sacó a la luz".
El Talmud cuenta cómo Rabi Akiva enseñó Torá en público cuando el gobierno romano, bajo el Emperador Adriano, había prohibido tal actividad. Otro Sabio, Papus ben Iehuda, le advirtió que estaba poniendo en peligro su vida. Rabi Akiva contestó con la siguiente parábola: Un zorro estaba caminando una vez por el banco de un río, y vio que los peces nadaban de un lado al otro. “¿De qué están huyendo?” preguntó a un pez. “Escapamos de las redes del pescador”. “En ese caso“ dijo el zorro, “vengan y quédense en la tierra seca junto a mí“. “¿Eres tú al que describen como el más inteligente de los animales?” los peces contestaron. “No eres astuto sino tonto. Si estamos en peligro aquí en el agua que es donde vivimos, cuánto más así lo estaremos en la tierra seca donde seguro moriremos”.
Cierta vez, Rabi Akiva estaba de viaje y llegó a cierto pueblo. Buscó un lugar donde estar pero fue rechazado en todos lados. Dijo entonces: "Todo lo que Di-s hace es para bien", y pasó la noche en el campo abierto. Llevaba con el un gallo para que lo despierte, un burro y una lámpara. Repentinamente el viento apagó la lámpara, vino una comadreja y se comió el gallo, y apareció un león y se comió el burro. Nuevamente dijo: "Todo lo que hace Di-s es para bien". Esa misma noche una banda de ladrones llegó y arrazó el pueblo, pero él quedó a salvo. Si la lámpara no hubiera sido apagada, los ladrones lo hubieran visto y caido también sobre él, similarmente si hubieran oido al gallo o al burro. Rabi Akiva dijo:"¿No les dije que todo lo que Di-s hace es para bien?"
Dijo Rabí Akiva: “Todas las escrituras son santas (Kodesh), pero Shir Hashirim, es santísimo (Kodesh Kodashim)” (Masejet Iadaim 3:5).
Dijo Rabí Akivá (Pirké Avot, 3:19): “Todo está previsto, pero el hombre es libre de escoger. El mundo es juzgado con misericordia, pero al final todo depende de nuestras acciones”.
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Vaikrá 19:18). Rabí Akiva dijo: "Esta es una gran norma de la Torá".
Hubo un hombre justo que era muy caritativo, ayudando a todos quienes lo necesitaban. En una ocasión se hallaba a bordo de un bote y éste se hundió ante los embates de una tormenta. Rabí Akiva presenció el acontecimiento y corrió a reportar las trágicas noticias; pero antes de que pudiera informarle a alguien, miró y he allí que el hombre accidentado estaba parado en su delante.
“¿No eres tú aquel que se hundió en las aguas?“, preguntó Rabí Akiva.
“Sí, el mismo“, replicó el hombre.
“¿Y quién te sacó del agua?“, preguntó Rabí Akiva.
“La caridad que he practicado me sacó del mar“, dijo el hombre.
“¿Y por qué sabes esto?“, indagó Rabí Akiva.
El hombre le dijo, “Cuando me hundí hasta lo profundo, escuché el gran rugir de las olas, cada ola diciéndoles a las demás, `Vamos! Saquemos a este hombre del mar porque practica la caridad todos los dias de su vida’.“.
Rabí Akiva sonrió y declaró, “Bendito sea Dios, el Dios de Israel, Quien ha escogido las palabras de la Torá y las palabras de los Sabios estableciéndolas para siempre y hasta la eternidad, porque está escrito, “Arroja tu pan al mar y lo encontrarás después de muchos dias” (Eclesiastes 11:1)”, y, “La caridad salva de la muerte” (Proverbios 10:2)”.
“¿No eres tú aquel que se hundió en las aguas?“, preguntó Rabí Akiva.
“Sí, el mismo“, replicó el hombre.
“¿Y quién te sacó del agua?“, preguntó Rabí Akiva.
“La caridad que he practicado me sacó del mar“, dijo el hombre.
“¿Y por qué sabes esto?“, indagó Rabí Akiva.
El hombre le dijo, “Cuando me hundí hasta lo profundo, escuché el gran rugir de las olas, cada ola diciéndoles a las demás, `Vamos! Saquemos a este hombre del mar porque practica la caridad todos los dias de su vida’.“.
Rabí Akiva sonrió y declaró, “Bendito sea Dios, el Dios de Israel, Quien ha escogido las palabras de la Torá y las palabras de los Sabios estableciéndolas para siempre y hasta la eternidad, porque está escrito, “Arroja tu pan al mar y lo encontrarás después de muchos dias” (Eclesiastes 11:1)”, y, “La caridad salva de la muerte” (Proverbios 10:2)”.
Fuentes:
Encyclopaedia Judaica
Rabi Akiba. Personalidad y Epoca
Creators of the Jewish Experience
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