Atascado en la cola de la carretera panamericana, y reflexionando, sobre las oportunidades, pues una de nuestras pruebas especiales es utilizar correctamente las oportunidades.
Si bien no podemos perder el momento. Pero tampoco podemos "forzar la hora". El demasiado pronto es tan inútil como demasiado tarde.
Hay una historia que cuenta que cuando el profeta Elisha (Elíseo) era todavía un joven que araba el campo de su padre, cierto día Eliahu (Elías), el más grande profeta y líder de esa generación, pasó cerca de él, y al pasar, arrojó su manto sobre Elisha. Eso fue suficiente.
Elisha se despidió de sus padres y siguió al hombre que justo en ese instante se había convertido en su maestro, y finalmente se convirtió él mismo en un profeta y en uno de los más grandes hombres que han existido.
El manto de Eliahu fue suficiente. Elisha sabía que una mera alusión o un gesto de un gran hombre debe ser tomado en serio. Tales actos están cargados de significado.
No puedo ignorar la llamada.
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