El día martes di clases, mientras retornaba a casa, y en el tráfico de la carretera panamericana, venía reflexionando.
Hace poquito escribí: Cuando el hombre descubre su propio egoísmo, es la señal de que existe, en él, una preparación para corregirlo. Esto basado en un escrito del Baal HaSulam.
En ese post añadimos: "La naturaleza del hombre es pensar en sí mismo y en su propio provecho, mientras que el Creador, actúa sólo por amor; para dar, otorgar. Entonces existe una "inversión de forma" entre el ser humano y el Creador"
Entonces por definición, dentro de la Kabbalah: un judío es ese alguien que anhela trascender este mundo y alcanzar un estado superior (es llamado superior ya que no opera de acuerdo al atributo de recepción, de acuerdo al egoísmo, sino de acuerdo al atributo de otorgamiento, de acuerdo al altruismo).
La raíz de trascender, Ever, en hebreo se deriva de la misma raíz de la palabra hebreo, ivrit.
La palabra judío Yehudí se deriva de la palabra unidad, Yijud.
La Kabbalah plantea, que si no alcanzamos "Equivalencia de forma" con el Creador, en esta vida, volveremos nuevamente a este mundo, habiendo vivido en vano en él, a pesar de que ante los ojos de todo el mundo hayamos pasado por "justo, o un Talmid Erudito" porque el sentido de toda la Torah, y los preceptos, es este: Adquirir el atributo de otorgamiento, y alcanzar la "equivalencia de forma".
La pregunta que debemos hacernos es:
¿Cuánto he trascendido?
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