11 de junio de 2014

Extracto de Matan Torah.

Aqui posteo sin añadidura un Extracto de "Matan Torah" de Rabbi Yehuda Leib HaLevi Ashlag (Baal HaSulam)

Antes que nada debemos entender porqué se le entregó la Torá al pueblo de Israel y no al resto del mundo, y Dios no lo quiera aquí no hay ninguna cuestión de nacionalismo; sólo aquel que no esté en sus cabales podría pensar esto. De hecho nuestros maestros ya han examinado esta cuestión y esta es la conclusión a la que llegaron (Avodá Zará, 2): "Dios les ofreció la Torá a todas las naciones y lenguas y no la recibieron".

Pero lo que encuentran desconcertante es por qué entonces se los llama el pueblo elegido, como está escrito "El Señor tu Dios te ha elegido", (Deuteronomio 7:6), ya que no había otra nación que la quisiera. Por otra parte, existe una cuestión fundamental. ¿Es posible que el Creador vino con Su Torá en las manos y se puso a negociar con los pueblos bárbaros? Tal cosa no es posible y es completamente inaceptable.

Sin embargo, cuando entendamos la esencia de la Torá, los preceptos que nos fueron dados, y el objetivo deseado acerca del cual nuestros maestros nos han instruido, que es el propósito de la gran creación que se presenta ante nuestros ojos, entonces entenderemos todo. El primer concepto que aprendemos es que, que no existe ningún acto que no se realice con un propósito determinado, y no hay excepción alguna al respecto, fuera de los seres más bajos de la humanidad o los lactantes. Por lo tanto, lo cierto es que el Creador, de cuya grandeza no hay ninguna duda, no actuaría ya sea en mayor como en menor grado sin un propósito determinado.

Nuestros maestros nos dicen que el mundo fue creado sólo para observar la Torá y cumplir con sus preceptos, esto significa que el objetivo del Creador al crear la creación, es la de revelar Su divinidad a los demás. Esto se debe a que la revelación de Su santidad enriquece a la criatura como una agradable recompensa, que va aumentando hasta llegar a la medida deseada.

Y por esto se elevan los más bajos, con reconocimiento completo de convertirse en un carruaje para Él y adherirse a Él, hasta llegar a la completa perfección:"Ningún ojo ha visto a un Dios fuera de ti". Y debido a la grandeza y a la gloria de esa perfección, tanto la Torá como la profecía se abstuvieron de pronunciar alguna palabra de esta maravilla, como lo sugieren los maestros (Brajot, 34) "Todos los profetas hicieron sus profecías sólo para los días del Mesías, pero para el otro mundo, ningún ojo ha visto a Dios fuera de ti".

La perfección  de la palabra de la Torá y de la profecía de nuestros maestros, se expresa en una simple palabra "Dvekut" (adhesión). Sin embargo el uso extendido por las masas de esta palabra ha hecho que casi se pierda su verdadero contenido, sin embargo, si te detienes a pensar en esta palabra durante un instante, quedarás impresionado por su elevado valor, pues imagina la altura del Creador y  la humildad de la criatura, entonces serás capaz de percibir la relación de la adhesión entre uno y otro, y entenderás porque atribuimos a esa palabra el propósito de toda esa gran creación.


De lo dicho se desprende que, el propósito de toda la creación es que las criaturas humildes puedan, observando la Torá y sus preceptos, elevarse a las alturas y evolucionar hasta que se les recompense con la Dvekut con su Creador.

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