15 de diciembre de 2019

Poteaj et Yadeja, Abres tu mano


Diferencia entre Información, Conocimiento y Sabiduría

Se puede encontrar mucha información en la web, vivimos en la llamada sociedad de la información. La información es muy valiosa, pero debemos recordar que por sí sola, es simplemente datos. 

¿Cuándo se hace de la información algo útil y significativo? cuando se transforma  en conocimiento. El conocimiento se alcanza cuando la información y quien la posee, se hacen Uno, es decir, se unifican; dicho de otra manera: se adquiere conocimiento cuando  el individuo integra  a sí mismo la información que ha recopilado. Un individuo recopila información con su intelecto, e integra  y vincula a esa información a través de del plano emocional, esto es sólo aprendemos lo que nos apasiona.

El aprendizaje de la Torah, y su dimensión interior -la Kabbalah-, es efectivo cuando es llevado a la práctica y no cuando sólo queda en el plano ideal. Cuando no es integrada queda sólo al nivel de información, en el intelecto del hombre. Si el individuo ha recopilado mucha información, y la tiene medianamente ordenada, entonces es un erudito, es decir, una persona informadísima. 

No es posible integrar la Torah sin practicarla, conocido es el adagio: "la práctica hace al maestro". Cuando el conocimiento es aplicado a la vida de manera adecuada, este se transforma en Sabiduría. Es decir, información integrada y aplicada en la práctica (conocimiento), hace al hombre Sabio. Cada quien alcanza este grado de acuerdo a sus posibilidades.

El Judaísmo hace una diferencia radical entre un hombre informadísimo y un sabio; ser sabio es un estilo de vida. Un hombre sabio nunca llega a destino. Siempre quiere saber más (no solo estar más informado).  Es por eso que, en contra de lo que generalmente se cree, ser sabio no depende de cuánto se sepa en verdad.

¿Cómo se aplica todo lo anterior para tener prosperidad y sustento?

Encontramos numerosa información en la web sobre prosperidad, meditaciones de prosperidad,  y visualizaciones de palabras hebreas y Nombres Divinos para el sustento. Esto es debido a que la gente quiere ser prospera; tener dinero y los vendedores de información -tan valiosa- están allí prestos para vender datos a esta sociedad de la información, ávida de la misma. 

Casi siempre, esos datos están desvinculados de la práctica; y en muchos casos, esa desvinculación está planificada por el emisor y tiene como objetivo hacer más atractiva la información, para quien busca recopilarla,  con la excusa de hacerla "mas accesible y menos exigente". Pero en el momento en que desaparece la exigencia, la tensión que obliga al hombre a superarse, sucumbe de inmediato ante sus instintos y deseos, y el aprendizaje deja de ser efectivo (es decir solo recopila y no la integra la información).  

¿Cómo me hago rico? es una pregunta que la Guemará responde: enumerando primero todos los requisitos para que un hombre se haga Sabio. La prioridad es hacerse sabio, y después la Guemará aclara que se debe alcanzar la honestidad, y luego pedir al Eterno por el sustento (Guemará Nidah 70b). Todo esto entendiendo que el concepto de riqueza para la Torah, va más allá de poseer mucho dinero -sin excluir el poder tener mucho dinero- teniendo claro que dinero sin sabiduría y honestidad, no es riqueza. 


El primer paso  hacerse Sabio y honesto, segundo paso hay que pedirle al Eterno, sustento, prosperidad y riqueza, pues Él es el absoluto dueño de toda la riqueza. Acá entran a la escena la oración y meditación.
  
Pidiendo al Eterno sustento en la Oración diaria 

Se conoce como  Pesukei dezimra, “versos de canto",  zemirot, como se los llama en la tradición sefardí a un grupo de alabanzas introductorias al servicio de oraciones, que se recitan diariamente durante los servicios matutinos, Shajarit.

La primera referencia a los zemirot la encontramos en el Talmud de Babilonia, donde se enseña: “Una persona debe primero contar la alabanza del Santo, bendito sea Él, y luego rezar” (Berajot 32b) por esta razón recitamos este conjunto de bendiciones, salmos y secuencias de versos como preparación introductoria antes de el Shemá y la Amidá (punto donde se hace la petición formal por sustento, al Creador, ver Novena Bendición de la Amidapara elevar al espíritu como preparación adecuada para la oración, una práctica especialmente piadosa.  

Forma parte de este conjunto, el salmo 145, el cual recitamos además otras dos veces por día, de acuerdo a lo dicho por el salmista: Tarde (1 vez) y mañana (2 vez) y al mediodía (3 vez) oraré y clamaré en voz alta: y él oirá mi voz (Salmos 55.17). No en balde los Sabios aclaran que aquel recite el Salmo 145 titulado "Alabanzas de David" tres veces por día, tendrá una parte en el mundo venidero. Profundicemos un poco esto.

Una de las razones por la cual este salmo es muy especial es porque posee la expresión (Berajot 4b): "Abres Tu mano y alimentas a cada criatura voluntariamente" (Salmos 145:16) “Poteaj et yadeja…” lo cual es una declaración de que la Divina Providencia se preocupa por cada forma de vida. 

En su Ben Ish Jai, Rabí Yosef Jaim tzl, cita que esta misma expresión fue incluida en la bendición para después de comer pan  (Birkat Hamazón), y luego explica uno de los secretos de esta frase:


Cuando el individuo recita la expresión "Poteaj Et Yadeja", debemos concentrarnos en las letras iniciales de esas palabras y en las letras finales de esas palabras.




Con las letras iniciales se ha formado la palabra, ahora se calculará el valor numérico de esta expresión:



El valor 91 contiene el Nombre del Eterno (ver Sobre los Nombres Divino) tal como se lo escribe y también como se lo pronuncia:


Esto tiene grandes implicaciones de acuerdo a la Kabbalah; esta es la idea de recibir o  la construcción de un recipiente para recibir. Explicar esto de forma seria sobrepasa los objetivos de este artículo. La guematria del Tetragramaton (Shem HaMeforash)  asociado a la sefira de Tiferet  es 26; la guematria del Nombre Divino asociado a Maljut al mundo físico, Amonai es 65. La unificación (suma) de ambos es 91, y representa entonces la unificación de los mundos físico y espiritual (Ver Yihudim)

Ahora en este punto del artículo, todo comienza a tomar forma. Muchos de los cibernautas que llegan acá tendrán varias horas acumuladas en vídeos, y algunos hasta pegatinas de letras hebreas en sus automóviles.  

Hasta ahora en los aspectos prácticos se trata de recitar las

Retomando la frase Poteaj et yadeja; las letras finales de estas tres palabras contienen un Nombre Divino relacionado con Parnasa o sustento.


En atbash (Se le denomina también método de espejo, pues consiste en sustituir la primera letra (alef) por la última (tav), la segunda (bet) por la penúltima (shin) y así sucesivamente); obteniéndose: 

Luego;


Ese nombre es Samej Alef Lamed  

La guematria del Nombre de los 72 Nombres de D-os relacionado con la prosperidad es también 91.  

Existe una práctica de acuerdo con la Kabbalah de entretejer este Nombre con el Tetragramaton mientras nuestras manos están abiertas para recibir y compartir.  

Mas allá de la kavanot o intenciones desde la Kabbalah, el simple gesto de abrir las manos mientras se recita este verso del Salmo 145, no se trata de  un costumbre  popular carente de fundamento halájico, sino que es una costumbre muy antigua.
 
¡Abrir las manos hacia el Cielo! 

Tenemos la costumbre de abrir las manos extendiéndolas hacia el cielo en el momento en que se recita este verso "Poteaj et yadeja". Esto es una costumbre sefaradí antigua citada por diversas autoridades como Rabí Jayim Palachi tzl (1788-1868), Rabí Yosef Hayim de Babel tzl (1835-1909). Incluso Rabi Eliezer Waldimberg tzl (1915-2006) en su obra Tzitz Eliezer cita esta costumbre y la confirma como poseedora de fundamentos pues simboliza la recepción de la prosperidad que envían de los cielos.  

Aprende de lo anterior Rabí Waldimberg tzl que la acción de elevar las manos conlleva un estímulo para la concentración necesaria en este versículo que según los sabios es el lugar más apropiado para pedir por el sustento y la prosperidad.

Por lo tanto es un gran mérito conservar nuestra costumbre y elevar las manos al cielo en el momento en que pronunciamos este versículo.

Tener en cuenta al prójimo

Con el verso Poteaj et yadeja, hay un paralelo en la Torah; cuando se menciona el tema de ayuda a los necesitados:

(v. 7) Cuando hubiere en medio de ti un menesteroso entre tus hermanos, en alguna de tus ciudades, en la tierra que el Eterno tu Dios te da, no endurecerás tu corazón ni cerrarás tu mano a tu hermano menesteroso;  (v. 8) sino que ciertamente le abrirás tu mano, y sin falta le prestarás lo suficiente para lo que le faltare. Devarim 15:7-8.

En verso 7 leemos velo tikpots et-yadeja; y en el verso 8 tiftaj et-yadeja. No cerraras tu mano, y abrirás tu mano a tu hermano... 

Con esto, se puede entender el verso Poteaj et yadeja, "Abre tu mano" como "abre TUS manos" (nuestras manos, las manos humanas, no SUS manos) y así provee a cada ser vivo de acuerdo a sus necesidades.

Pero ¿cómo es que el Eterno abre nuestras manos? ordenándonos a prácticar la Tzedakah. El verso que se refiere a  la Tzedakah lo dice explícitamente (y usa exactamente las mismas palabras) Poteaj "debes abrir TU manos... y ayudar al pobre".  Así , nuestras manos abiertas son el instrumento que El Eterno usa para que todos tengan lo que necesitan.

De acuerdo con la Kabbalah, la Tzedakah nos transforma en "socios activos del plan de la creación.  

Al ordenar la Mitzvah de Tzedakah, El Eterno nos invita a "redistribuir" la riqueza que Él concedió a la humanidad. El Eterno espera que cada persona que recibió de Él, le de al que tiene menos. En otras palabras, El Eterno asiste al que lo necesita ¡a través de nuestra tzedakah!

Es por esto que los Sabios insistieron que un hombre nunca se empobrecerá por dar tzedakah. Por el contrario, el sentido común -y nuestros Sabios- indican que aquel que abre sus manos al pobre será recompensado por El Eterno, Quien obviamente preferirá concederle más a quien se asocie con Él como re-distribuidor de Su bendición material.