19 de enero de 2020

Hishtadlut y Hashgajá

La parashat que acabamos de leer me recordó un principio muy importante de la Torah. Mucho se puede decir de la porción Shemot, pero quisiera reflexionar sobre este aspecto en particular.

Después de que el Faraón esclavizara a los descendientes de Yaakov, en ese momento ya convertidos en un pueblo; sus astrólogos y adivinos, le advirtieron que nacería un niño que liberaría a los hijos de Israel de la fuerte esclavitud a la que habian sido sometidos.

Esta revelación hizo que el Faraón realizara grandes esfuerzos para evitar que tal cosa ocurriera, pero todo lo que hizo para alterar los eventos falló, al punto de que la salvación de Moshé vino a causa del mismísimo decreto de arrojar a los niños al Nilo.

Ahora el recordatorio que me dejó la lectura este año de esta porción, es que: 

Si HaShem establece que un evento ocurra, es imposible cambiar sus planes independientemente de lo que hagamos, esto es: puede una persona haga una gran hishtadlut (palabra para definir todos los esfuerzos que hacemos en relación a nuestro bienestar material) en un cierto emprendimiento, pero sólo tendrá éxito porque la hashgajá (Divina providencia o supervisión Divina individual) lo decreta, independientemente del esfuerzo mismo, y que incluso de que lo haga bien. Si no estuviese destinada a lograrlo, entonces ningún esfuerzo cambiaría esa realidad [ya lo menciona el Rabino Yaakov Yisrael Kanievsky tzl, en su Birkat Péretz, sobre la Parashat Shemot] ¿En qué momento se decreta la suerte de un hombre? Hemos aprendido que en Rosh HaShaná los seres humanos son juzgados, y es alli donde se decreta que será de la vida de un hombre.

La parasha Shemot me enseñó con la infructifera acción del faraón, que el esfuerzo y el trabajo ardúo no es el factor que produce los resultados; hay un chiste que dice: si el trabajo ardúo enriqueciera,  los burros tendrían chequera. Y me recordó que cualquier beneficio positivo que resulte de un proyecto o emprendimiento se debe a que previamente fue Divinamente ordenado y no tiene una relación de causa y efecto con el esfuerzo invertido. 

Por añadidura también me hizo recordar que sólo los esfuerzos en el ámbito espiritual pueden cambiar tales decretos. Pero ¿cuales son estas acciones en el ámbito espiritual que debemos acometer?

(1) La Tzedaká (algunos traducen como caridad, yo humildemente prefiero traducir: la justicia social), 
(2) Tzaaká (la plegaria), 
(3) Shinui HaShem (el cambio del nombre/reputación) 
y (4) Shinui Maase (el cambio de las acciones). 

TB Rosh HaShaná 16

La Guemará nos dice que la plegaria puede cambiar un decreto "Es buena la plegaria del hombre tanto antes como después de haberse decretado su sentencia" la parashat también nos hace alusion a esto cuando nos dice: "he escuchado su clamor a causa de sus capataces" (Shemot 3,7) y el Talmud lo recuerda citando el verso de los Salmos: Entonces ellos clamaron al Eterno..." (107:28) y se dijo alli que el arrepentimiento y el cambio de una mala acción puede hacer que aparezca un decreto positivo que reduzca el daño del negativo (TB Rosh HaShaná 16, cita Jonás 3:10)

Conclusión: Si se está pasando por una dificultad económica la mejor acción que podemos realizar es involucrárnos más en espiritualidad y en la Torah.