15 de junio de 2015

Alcanzar

Cuando el hombre descubre su propio egoísmo, es la señal de que existe, en él, una preparación para corregirlo.

La naturaleza del hombre es pensar en sí mismo y en su propio provecho, mientras que el Creador, actúa sólo por amor; para dar, otorgar. Entonces existe una "inversión de forma" entre el ser humano y el Creador.

La Kabbalah plantea, que si no alcanzamos "Equivalencia de forma" con el Creador, en esta vida, volveremos nuevamente a este mundo, habiendo vivido en vano en él, a pesar de que ante los ojos de todo el mundo hayamos pasado por "justo, o un Talmid Erudito" porque el sentido de toda la Torah, y los preceptos, es este: Adquirir el atributo de otorgamiento, y alcanzar la "equivalencia de forma".

Esto lo dijeron nuestros Sabios de la siguiente forma: "Así como Él es misericordioso, también tú serás misericordioso; así como Él es piadoso, también tú serás piadoso".

Eso es el sentido del Estudio de la Kabbalah: el desarrollo hacia la semejanza (equivalencia de forma en intenciones) con el Creador; y que en cada acto de nuestra vida logremos la aplicación del verdadero significado, "Amor al prójimo, como principio universal de toda la Torah".




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