19 de enero de 2016

Rabí Abba y Rabí Yossi

La Torah, es la fuente de plenitud. El estudio de la misma va mucho mas allá de un simple ejercicio intelectual. Tanto mejor es el hombre cuanto superiores son sus deseos, es decir que sus deseos generan el bien. Aquí vemos la transformación (apoyado en su maestro Rabí Abba) en la intensión en Rabí Yossi, desde una motivación egoísta hacia la búsqueda de la conexión con el Creador.

282) Cuando Rabí Abba llegó de allí de Babilonia, proclamaba, "Quien quiere riqueza y quien quiere una larga vida, que se esfuerce en la Torá".  Se reunió todo el mundo junto a él para esforzarse en la Torá. Un hombre soltero, que no tenía una esposa, estaba en su barrio. Un cierto día se presentó ante él y le dijo, "Yo quiero estudiar la Torá para tener riqueza." Le dijo Rabí Abba,  "Si te esfuerzas en el estudio de la Torá por cierto tendrás riqueza". Se sentó y estudió la Torá.

283) Tras cierto tiempo, le dijo, "Rabí, ¿dónde está la riqueza". Rabí Abba dijo, "Significa que tú no estudias por el Creador", e ingresó en su habitación para pensar acerca de qué hacer con él, Escuchó una voz que dijo: que no sea castigado, pues será un gran hombre. Regresó a él y le dijo, "Siéntate, hijo mío, siéntate, y yo te proporcionaré riqueza".

284) Mientras tanto, llegó una persona con un utensilio de oro en su mano. Lo sacó, para que pudiese ser visto, y su brillo recayó en la casa. Le dijo, "Rabí, yo quiero merecer la Torá. Y no he merecido la comprensión de la Torá. Y yo quiero una persona que se esfuerce en mi lugar. Poseo una gran riqueza que me dejó mi padre". Mientras él se sentaba en su mesa, ordenaba sobre .ella siete copas de oro. "Yo quiero merecer con la Mitzva (buena obra) de estudiar la Torá y a cambio yo le daré riqueza.

285) Él le dijo a ese hombre que no tenía esposa, "Tú esfuérzate en la Torá y este hombre te dará su riqueza". El hombre le entregó esa copa de oro. Rabí Abba dijo sobre él, "El oro o el cristal no pueden igualarlo, ni puede ser intercambiado por utensilios de oro". Él se sentó y se ocupó de la Torá y ese hombre le traía riquezas.  

286) Tras algún tiempo, la belleza de la Torá ingresó en su interior. Cierto día estaba sentado y llorando. Su Rabí lo encontró llorando y le preguntó, "¿Por qué lloras?" Le dijo, "Por lo que estoy descuidando por esta riqueza – ¡la vida en el mundo por venir! No quiero más estudiar por ese hombre, quiero hacerme merecedor de la Torá por mí mismo". Rabí Abba dijo, "Ahora significa que ya está trabajando para otorgar.

287) Llamó a ese hombre y le dijo,  "Toma tu riqueza y entrégasela a los huérfanos y a los necesitados y yo te daré una porción más grande en la Torá, todo lo que nosotros estudiamos". Él le devolvió la copa de oro.

Eso es así porque no hay mejor recompensa en el mundo que la de aquel que se esfuerza en la Torá. Y no necesitamos nada a cambio por ello, como está escrito, "El oro o el cristal no pueden igualarlo, ni puede ser intercambiado por utensilios de oro".

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