14 de octubre de 2011

¿Quién Bailaba?

Se cuenta que cierto Lag Baomer, El Ari y sus discípulos bailaban con gran entusiasmo junto a las multitudes que se habían reunido para celebrar la fecha, Grupos de gente danzando llenaban el patio. 

Todos los Mekubalim de Tzfat estaban allí bailando con un entusiasmo de otro mundo, sus almas parecian desprenderse de sus cuerpos. 

Todo un espectáculo, los colores de las ropas peculiares de los sefardíes y de los Judíos de Damasco, todos ellos movían los pies con fuerza y energía junto a unos judíos de Egipto, hacían circulos. 

En medio de uno de los círculos, bailaba un anciano que destacaba de los demás por su estatura, ¡Se veía Altísimo! pues sobrepasaba a todos por una cabeza y llevaba una túnica blanca. Bailaba en un éxtasis etéreo, con los ojos cerrados y sus pies apenas tocaban el suelo. Sus pensamientos parecían vagar por las altas esferas. Atraía la mirada de todos los presentes y no tardaron en rodearlo, batiendo palmas mientras él bailaba solo. 

“¿Quién es?” Se preguntaba la gente 

“Sin duda, una persona de gran santidad” decian.

El Ari, que estaba totalmente absorto en la danza y la alegría, alzó un momento los ojos. Su mirada se posó directamente en esa figura singular y se emocionó mucho. De inmediato dejó el círculo de sus discípulos y se abrió camino entre los celebrantes hasta llegar donde estaba el anciano. Le tendió las dos manos y empezó a bailar con él. 

Los discípulos del Arizal no tardaron en seguirle y se unieron al círculo de los espectadores. 

El Hombre paró un momento para buscar al shamash del Bet Midrash de Tzefat y hacerlo participar en la danza. Los tres giraron y dieron vueltas extasiados durante mucho tiempo y cuando el extranjero se retiró, los dos que quedaban siguieron bailando, tomados de los hombros. 

Los talmidim miraban y se preguntaban qué estaría haciendo el maestro y por qué pasaría tanto tiempo bailando con el sencillo shamash, Rab Elazar Azcari, con tal devoción.

Cuando el día llegó a su fin y volvían todos a Tzefat, uno de los discípulos se dirigió a su maestro. Un poco disgustado, preguntó: 

“Por favor, maestro, no se ofenda. ¿Podría explicarme su extraña danza con el misterioso extranjero y el shamash? El primero daba la impresión de ser un hombre piadoso y sabio. Pero, ¿era digno de un hombre de su importancia, nuestro gran maestro, bailar con el shamash Rab Elazar? ¿No habrá sido faltar el debido respeto a la Torá”?

El Arizal sonrió y dijo: 

“Quizás podrías decirme qué es lo que debería haber hecho. El santo taná Rab Shimón bar Yojai en persona lo invitó a bailar con nosotros. ¿Tendría que haber protestado yo que soy más joven?”

Los que escuchaban se sintieron sobrecogidos al oír esta revelación. Todos se habían preguntado quién podría ser el extranjero. Había sido el propio Rab Shimón bar Yojai que había ido a participar en la celebración de Merón. Ahora miraban al “sencillo” shamash de forma totalmente distinta. “¿Te das cuenta de lo grande que debe ser Rab Elazar...? Y nosotros creíamos que era una persona normal y corriente”, se decían unos a otros.

A partir de ese día, los discípulos del Arizal se mostraron particularmente respetuosos con Rab Elazar Azcari, el shamash de su Bet Midrash, que más tarde se convirtió en uno de los más grandes Rabinos y sabios judíos de su tiempo, autor del Sefer Jaredim, de diversos comentarios y poemas liturgicos, entre ellos Yedid Nefesh, que cantamos en Shabat.

En sus escritos destaca la importancia de Jerusalén y la tierra de Israel. El tiempo para Jerusalén y reza por su reconstrucción. Di-s prometió redimir a Sión con la condición de Israel a cambio demuestra que su amor a Di-s.

En su introducción al libro Sefer Jaredim, Rabí Azcari establece 17 condiciones necesarias para que un precepto que se realizan en la forma ideal, entre los que debe llevarse a cabo con la intención correcta de hacer la voluntad de Di-s, que no debe ser a medio hacer o en un manera a medias, pero con alegría en el servicio de Di-s, que debe llevarse a cabo por el propio creyente y no delegada a otros, y que, siempre que sea posible, debe llevarse a cabo en compañía de otros fieles.



1 comentario:

  1. excelente historia...este post esta muy bien..que bueno seria que las personas se dieran cuenta de estas enseñanzas aprenderian muchas cosas que les ayudaran en sus vidas espirituales shalom...

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