23 de septiembre de 2008

Rabi Akivá.

Cierta vez el Imperio Romano prohibió el estudio de la Torah.

Llegó de visita Papus ben Yehudá y encontró a Rabí Akiva que reunía a distintos grupos y les enseñaba Torah. Le dijo: Akiva, ¿es que tú no le temes a la Orden del Imperio? Este le contestó:

Te lo explicaré por medio de una fábula: Un zorro estaba caminando por la vera de un río y vio peces que corrían de un lado a otro. Les preguntó el zorro: ¿De qué estáis huyendo? Ellos le contestaron: Huimos de las redes que los hombres echan al agua. El les dijo: Por que no saltáis a la tierra de tal forma que ustedes y yo podamos vivir juntos así como han vivido nuestros antecesores. Ellos le contestaron:

¿Eres acaso tú el que llaman el más inteligente de los animales? ¡no eres más que un estúpido! Si nosotros tememos que nos pase algo en el elemento en que estamos acostumbrados, más peligroso aún será vivir en el elemento en el que hemos de morir.

Esta es nuestra situación cuando estamos sentados y estudiamos la Torah, que sobre ella está escrito: Porque ella es tu vida y la longitud de tus días (Devarim 30:20), si nosotros la hemos de negar será aun peor.

Se cuenta que después de un breve tiempo Rabí Akiva fue arrestado y echado a una prisión, y Papus ben Yehudá fue también arrestado y encarcelado junto a él.

Rabí Akiva le preguntó: ¿Papus quién te trajo aquí? Este le contestó: “Bienaventurado Rabí Akiva, que te preocupaste en el estudio” de la Torah ¡Ay de Papus que se ocupó sólo de cosas mundanas!

Cuando Rabí Akiva fue llevado a la ejecución, era la hora del “Shemá” y los romanos desgarraban su carne con pinzas de hierro este recitaba el “Shemá” recibiendo sobre si el reino de los cielos.

Le preguntaron sus alumnos: ¿Maestro hasta tal punto? Este les contestó: -urante toda mi vida siempre estuve preocupado por el versículo, “con toda tu alma”. Yo me preguntaba: ¿Cuándo tendré la oportunidad de cumplir con ese precepto? Ahora que tengo la oportunidad acaso no he de cumplirlo.

Y él prolongó la palabra "Ejad" (Único) hasta que expiró. Salió una bat kol y dijo: Bienaventurado Akiva que tu alma ha partido con la palabra “Ejad”.


Berajot 61b

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