Nos asombra que cuando la Guemará (Sanhedrin 98,b) pregunta sobre el Mashíaj: ¿cuál es su nombre? Y responde: "el leproso".
La razón que da la Guemará es que sobre el Mashíaj está escrito:
"Nuestra enfermedad cargó y nuestro dolor soportó" Ieshaiahu 53:4.
Sin embargo, aunque el Mashíaj soporta enfermedad y sufrimiento, ¿qué obliga a calificarlo específicamente como un leproso'?
Ciertamente es un tema complejo, porque no se puede responder desde el sentido llano de la Torah, y hay que apelar a métodos de propios de la más alta perspectiva de análisis desde la cual entendemos la Torah (como lo son permutaciones de las raíces de una palabra, por ejemplo) Y esto puede ser mal interpretado e incluso mal usado por parte de quienes aún no tengan el cuadro completo.
Pero aun así, podemos sacarle algo de provecho a la pregunta, manteniendo el “cerco”, de todas formas al final la Torah se reviste de “Ropajes” para que nosotros podamos acercarnos a ella gradualmente, haciéndola parte de nuestras vidas.
Cada Yehudí, tiene en su alma “un Punto”, el punto más profundo, el cual es la fuerza activadora que estimula el potencial de liderazgo, esto se denomina en la dimensión interior de la Torah “Neetzal HaMashiaj” (esta es quizás una de las más grandes enseñanzas del Jasidismo, transmitidas por el Baal Shem Tov) y hasta aquí llegamos con esto.
Lo importante es que cada Yehudi, tiene dentro de sí un potencial, un potencial mesiánico (es decir de liderazgo) que debe manifestar y que está en proporción con su nivel espiritual. Este tremendo potencial mesiánico (de liderazgo) de un Yehudi que ha alcanzado el nivel del tzadik permanece insatisfecho mientras el mundo no le permita manifestarlo. Esto lo puede llevar a una profunda frustración existencial, y es esta la enfermedad llamada Tzaarat, la cual es afección espiritual descrita equivocadamente como lepra; Rav Shimshon Rafael Hirsh prueba extensamente que tzaraat y lepra no son lo mismo. Está afección está relacionada con el Lashon Hara (hablar mal).
Los pensamientos de un Yehudi y la comprensión de su propia frustración existencial, en tanto el Mashíaj no esté aquí, son la rectificación de su estado de sufrimiento.
La curación completa y verdadera para su frustración y enfermedad (Tzaarat) es la manifestación del Mashíaj (en este caso de su propio potencial de Liderazgo) quien traerá redención al mundo entero. Cuando un Yehudi toma conciencia de su potencial, se hace mensajero de Di-s, trazando una luz futura de redención en el presente.
Di-s va a enviar al Mashíaj, cuando existan suficientes mensajeros que hayan preparado el camino para él. Hay que desarrollar ese potencial, Estudiando (Torah), Orando (Avodah) y haciendo actos de Bondad (Guemilut Jasadim) Dedicarnos con total abnegación a cumplir la voluntad Divina, prerrequisito para un verdadero liderazgo, dentro de nuestra propia realidad limitada, ciertamente, ayudamos a crear el clima espiritual adecuado para que Di-s sea el Rey y real gobernante del universo (objetivo de nuestra existencia) para revelarse completamente "como las aguas cubren el mar" ¡Que venga y que venga pronto!
La razón que da la Guemará es que sobre el Mashíaj está escrito:
"Nuestra enfermedad cargó y nuestro dolor soportó" Ieshaiahu 53:4.
Sin embargo, aunque el Mashíaj soporta enfermedad y sufrimiento, ¿qué obliga a calificarlo específicamente como un leproso'?
Ciertamente es un tema complejo, porque no se puede responder desde el sentido llano de la Torah, y hay que apelar a métodos de propios de la más alta perspectiva de análisis desde la cual entendemos la Torah (como lo son permutaciones de las raíces de una palabra, por ejemplo) Y esto puede ser mal interpretado e incluso mal usado por parte de quienes aún no tengan el cuadro completo.
Pero aun así, podemos sacarle algo de provecho a la pregunta, manteniendo el “cerco”, de todas formas al final la Torah se reviste de “Ropajes” para que nosotros podamos acercarnos a ella gradualmente, haciéndola parte de nuestras vidas.
Cada Yehudí, tiene en su alma “un Punto”, el punto más profundo, el cual es la fuerza activadora que estimula el potencial de liderazgo, esto se denomina en la dimensión interior de la Torah “Neetzal HaMashiaj” (esta es quizás una de las más grandes enseñanzas del Jasidismo, transmitidas por el Baal Shem Tov) y hasta aquí llegamos con esto.
Lo importante es que cada Yehudi, tiene dentro de sí un potencial, un potencial mesiánico (es decir de liderazgo) que debe manifestar y que está en proporción con su nivel espiritual. Este tremendo potencial mesiánico (de liderazgo) de un Yehudi que ha alcanzado el nivel del tzadik permanece insatisfecho mientras el mundo no le permita manifestarlo. Esto lo puede llevar a una profunda frustración existencial, y es esta la enfermedad llamada Tzaarat, la cual es afección espiritual descrita equivocadamente como lepra; Rav Shimshon Rafael Hirsh prueba extensamente que tzaraat y lepra no son lo mismo. Está afección está relacionada con el Lashon Hara (hablar mal).
Los pensamientos de un Yehudi y la comprensión de su propia frustración existencial, en tanto el Mashíaj no esté aquí, son la rectificación de su estado de sufrimiento.
La curación completa y verdadera para su frustración y enfermedad (Tzaarat) es la manifestación del Mashíaj (en este caso de su propio potencial de Liderazgo) quien traerá redención al mundo entero. Cuando un Yehudi toma conciencia de su potencial, se hace mensajero de Di-s, trazando una luz futura de redención en el presente.
Di-s va a enviar al Mashíaj, cuando existan suficientes mensajeros que hayan preparado el camino para él. Hay que desarrollar ese potencial, Estudiando (Torah), Orando (Avodah) y haciendo actos de Bondad (Guemilut Jasadim) Dedicarnos con total abnegación a cumplir la voluntad Divina, prerrequisito para un verdadero liderazgo, dentro de nuestra propia realidad limitada, ciertamente, ayudamos a crear el clima espiritual adecuado para que Di-s sea el Rey y real gobernante del universo (objetivo de nuestra existencia) para revelarse completamente "como las aguas cubren el mar" ¡Que venga y que venga pronto!
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