Recientemente (hace unos meses) escuché una disertación en la cual se proponía un ejemplo metafórico; se hablaba de un vaso, que se llenaba con distintos contenidos (agua, leche, y vino) y en el que se intentaba comprender lo siguiente: no son los contenidos los que constituyen la "esencia" del vaso, sino el "vacío". A partir de esta conclusión; se continuaba reflexionando sobre dicho "vacío".
En Kabbalah, no son ajenas las metáforas que usan elementos como: vasos, vasijas y sus respectivos contenidos. Si bien la reflexión que escuché llegó a conclusiones muy importantes dentro del ámbito del crecimiento espiritual, no alcanzó ir más allá de los efectos (ramas), sin llegar a las causas (raíces), del asunto.
Ciertamente en Kabbalah, la esencia de un vaso es el vacío; por lo tanto; su propósito es precisamente llenar su vacío. Es decir: El vaso quiere llenar su propio vacío. Esto es lo que se denomina, el deseo de recibir, y su objeto es recibir placer.
El ser humano se siente vacío y desea cada vez más y más; cada uno de nosotros interioriza y limita este deseo, ya sea de manera intelectual o emocional Todos queremos disfrutar y recibir gratificaciones. Para algunos, la cima del placer en un jugoso churrasco de 350 gramos, o una cheese Berry; para otros no descasar hasta triunfar en un partido de ajedrez, o que su ver a su equipo de fútbol favorito ganar la copa mundial, ganar la lotería. Asimismo tu novia sería feliz cuando se desprenda de esos kilitos demás, etc , etc. Por no hacer una lista de cosas superficiales con las que muchos buscan llenar sus respectivos vacíos. Aunque somos distintos en la elección del placer, el común denominador es la necesidad de llenar, lo que sentimos que nos falta; pero sólo alcanzamos la verdadera plenitud.
Considerando lo anterior, el Deseo de recibir la plenitud de la Luz Divina, es la fuerza primigenia que mueve todos los procesos de la creación, es decir; es la materia prima de la realidad. En este sentido; todo ser creado posee indefectiblemente el Deseo de recibir, es algo común en todos los seres humanos, es parte de la naturaleza básica de la creación, y la fuerza que nos impulsa a crecer y desarrollarnos en todos los sentidos.
De acuerdo con la Kabbalah debemos educar nuestro deseo y darle la forma correcta: El Altruismo.
En Kabbalah Altruismo o Egoísmo son referencias a la Intención que una persona tiene sobre del propósito de ese Deseo.
Se denomina “Egoísmo” al Deseo de Recibir y gozar por y para mí mismo, aún a costa a los demás. Se define "Altruismo" al Deseo de Recibir, para otorgar, es el afán de procurar el bien del prójimo aun a costa del propio.
Debemos transformar nuestros deseos egoístas en altruismo, y la única forma viable de lograr esto, es a través de la educación, el estudio y la práctica de la Torah, sin imposición, puesto que toda imposición es contraria a la espiritualidad, y en todo esto radica la iniciación al cumplimiento de las mitzvot. Para comprender mejor, profundicemos un poco más en esto.
Muchas veces he escuchado a personas decir que el Ego (Deseo Egoísta de recibir Individualizado) debe ser
destruido; esto desde el punto de vista de la Kabbalah es un error, pues
el deseo de recibir no se puede anular, porque así fue creada la
naturaleza humana, como ya se dijo el deseo constituye, la energía básica que lo mueve y
motiva, es el lo que mueve a recibir placer. En
este sentido, el ego no debe anularse, sino corregirse o dirigirse a
objetivos que eleven el alma.
Fíjense que se habla de “Corrección”, pues en la medida en que adquirimos la cualidad de amar y de dar, nos equiparamos con el Creador, y comenzamos a percibirLo.
Fuimos creados como una unidad (Adam contenía todas las almas, fue la primera creación en llenar el vacío creado por la “contracción”) que posteriormente fue rota y ahora debemos volver a integrarnos (estoy escribiendo un artículo sobre este tema en particular, y será la segunda parte de este).
Fíjense que se habla de “Corrección”, pues en la medida en que adquirimos la cualidad de amar y de dar, nos equiparamos con el Creador, y comenzamos a percibirLo.
Fuimos creados como una unidad (Adam contenía todas las almas, fue la primera creación en llenar el vacío creado por la “contracción”) que posteriormente fue rota y ahora debemos volver a integrarnos (estoy escribiendo un artículo sobre este tema en particular, y será la segunda parte de este).
Para explicar mejor lo anterior, diré que somos como células de un cuerpo; cada célula es intrínsecamente egoísta, pero, para poder existir, debe despojarse de sus tendencias negativas, en favor del bienestar de todo el cuerpo, pues ella misma es parte de él.. Su recompensa no es sólo experimentar su propia existencia, sino también la vida del cuerpo entero. Es por ello, que nuestra labor espiritual, consiste en transformar nuestros deseos egoístas en deseos de recibir espiritualidad para dar, para compartir con los demás, no sólo lo material, sino también el conocimiento, la sabiduría, la alegría, el amor, y la felicidad que recibimos de lo alto y que nos conecta con la esencia de la vida, eso es lo que aquí intento explicar como altruismo.
La Sabiduría de la Torah expone un sistema que no evade ni anula las necesidades existentes en el ser humano, sino que las armoniza. En este sentido,el principio general y mitzvá de la Torah, es amar al prójimo como a sí mismo. Es por ello, que es deber de cada ser humano, ayudar a su semejante a encontrar su lugar y rol, liberándose de su dependencia del deseo egoísta de recibir sólo para sí mismo.
Es una realidad, nuestros deseos al ser accionados en forma egoísta, se convierten en una fuerza esclavizante que conduce a todas las formas de dependencia y sufrimiento tanto individual como colectiva.
Cuanto mayor es el desarrollo espiritual, menor será nuestra vulnerabilidad hacia el mal. En cambio, hasta no lograr dislocar el egoísmo éste continuará afectándonos en la medida en que estemos identificados con él.
La religión y la ética religiosa (en general) ven las manifestaciones de ego, como la acción del ángel del mal en el hombre, mientras que la Kabbalah considera que provienen del Creador, para mostrar así al hombre su auténtica naturaleza.. Por lo que la religión (en general) sugiere que el hombre debe reprimir todas sus cualidades negativas, pues parte de las relaciones humanas en nuestro mundo (buscar quedar bien ante los demás), mientras que Kabbalah se ocupa del desarrollo y la corrección del ego hasta el nivel del Creador, es decir, buscar servir al Eterno. De esta manera, de acuerdo a la religión, es mejor aquél cuyo ego no florece, quedándose toda su vida como un niño pequeño e inocente. Estas personas son las preferidas de la religión, los “justos fanáticos” sumisos y de cortos alcances.
Baal HaSulam escribe, que le satisface ver cuando el hombre descubre su ego, porque es la señal de que existe ya en él una preparación para corregirlo y poder transformarlo en altruismo y lograr el objetivo máximo de la creación Servir al Eterno el Hacedor de todo lo que existe…incluso con el ego.
Considerando todo lo expuesto, cabe reflexionar :
¿Con qué estas llenado tu vaso interior?
Para profundizar, en lo expuesto en este artículo: