17 de febrero de 2012

Ein Sof.




Los Kabalistas alcanzaron la espiritualidad y escribieron sobre ello en sus libros. 


Ellos percibieron que la raíz de toda la realidad es un poder supremo, al que llamaron "Su Esencia" Atzmutó, porque no podían alcanzar el poder en sí mismo. 


Sin embargo,percibieron que hay un pensamiento, un objetivo, para crear criaturas con el deleite, que proviene de Su Esencia. Llamaron aquel pensamiento y objetivo "El Pensamiento de la Creación", o "Luz Superior". 


Resulta que desde la perspectiva de la criatura, la Luz es el Creador, porque no puede alcanzar Su Esencia. Por lo tanto el contacto Creador-criatura se mantiene a través de esta Luz Superior.


En resumen, hay una luz que emana de Su Esencia. La Luz quiere crear una criatura y llenarla con placer. Es decir, el fin de la Luz es la creación de una criatura que siente la luz, como placer.


Los Kabalistas llamaron a la criatura "Vasija" y la luz de "Relleno". La luz que emana de Su Esencia con el fin de crear la criatura se llama Bejiná Shoresh (Fase de raíz), debido a que es la raíz de toda la realidad. Esa Luz luego, crea un deseo de obtener placer en la Luz. 


El deseo de placer también se llama "deseo de recibir".


La intensidad del placer sólo depende de la intensidad del deseo de recibir, al igual que en nuestro mundo uno puede tener un estómago vacío, pero no deseo de comer. Por lo tanto, el deseo es el recipiente para el relleno, y sin ella no hay placer. 


No hay coerción en la espiritualidad y el relleno es sólo igual a la voluntad.

Atzmút.

Atzmút es la esencia inmanifestable, la mismidad del Creador y su "lugar" está por encima de la palabra y toda articulación posible. Sobre ella no sabemos nada sobre la Esencia del Creador excepto Su voluntad para crearnos y darnos placer. Todo el vocabulario que maneja la Sabiduría de la Kabalá no tiene realidad en Atzmút, es decir en la Esencia del Creador, sino sólo en la Luz que se expande desde EL, en Su manifestación.

Se dice de la Esencia Absoluta de Di-s:


"Ningún pensamiento Te puede captar". 

Porque Atzmutó (Su Esencia) no es "algo", así como no es "nada", porque El es al mismo tiempo el "Algo Absoluto", y también la "Nada Absoluta".

Incluso cuando aludimos a este u otros fenómenos para referirnos a Di-s como "la Paradoja de las paradojas", no se considera que esta frase misma Lo define, sino que sólo describe la naturaleza de cómo el hombre Lo experimenta.

La frase "ningún pensamiento" de la declaración anterior, implica que incluso el pensamiento primordial Adam Kadmón (que concibe toda la Creación en un instante), no puede conocer la esencia de Di-s, el Creador.

En hebreo Atzmut significa "Sí mismo" (que deriva de la raíz etzem, que significa "hueso"). 


Ein Sof, el Infinito es donde se encuentra el "programa de la Creación", cuya finalidad y voluntad es beneficiar a las creaturas infinitamente. 

Ein Sof se refiere a la luz infinita de Di-s antes del comienzo del proceso creativo. Ein Sof se refiere a la luz infinita que es generada por maljut de Ejad.

Ein Sof es el "lugar" de encuentro entre la Esencia del Creador y la Neshamá, entendiendo este vínculo como la voluntad original de dar placer y completitud a todas las creaturas, 

Por lo tanto Ein Sof es el espacio de relación entre la Esencia del Creador El Atzmút y su Creación, la luz infinita que emana de la esencia misma de Di-s, tiene un principio (la esencia de Di-s), pero no un fin.

Por ende, la realidad en general se divide en tres discernimientos con respecto al logro es­piritual:

Nosotros de ninguna manera hablamos de Atzmutó. Esto se debe a que la raíz y el sitio de las criaturas comienzan en el Pensamiento de la Creación, donde ellas están incorporadas, tal como está escrito:

“La culminación de un acto se encuentra en el pensamiento inicial”.

Ein Sof está relacionado con el Pensamiento de la Creación, que es “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”. Esto es considerado Ein Sof, y es la conexión que existe entre Atzmutó y las almas. Nosotros percibimos esta conexión bajo la forma de “el deseo de deleitar a las criaturas”, como ya habíamos dicho.

Ein Sof es el comienzo. 

Se le llama “una Luz sin Kli (vasija)”. No obstante, en Él se encuentra la raíz de las criaturas, que es la conexión entre el Creador y las criaturas, y que llamamos “Su de­seo de hacer el bien a Sus criaturas”. Este deseo comienza en el mundo de Ein Sof y se extiende hasta el mundo de Asiá.

Las Neshamot (almas), que son las recepto­ras del bien que Él desea brindar.

Él recibe el nombre de Ein Sof, porque esta es la conexión entre Atzmutó y las almas, la cual percibimos como “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”.

No tenemos expresión alguna excepto para esta conexión del deseo de disfru­tar, y este es el comienzo de este vínculo llamado “Luz sin Kli”. Y ahí empieza la raíz de las cria­turas; o sea, la conexión entre el Creador y las criaturas, a la cual llamamos “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”. Este deseo nace en el mundo de Ein Sof y se extiende hasta el mundo de Asiyá.

Todos los mundos en sí son considerados Luz sin Kli. En ese sentido, no hay apelativo algu­no para ellos. Se disciernen como Atzmutó, y en ellos no hay alcance.

No pensemos que allí es posible captar mu­chos aspectos. Esto se debe a que estos discer­nimientos se encuentran en potencia. Luego, cuando llegan las almas, estos discernimientos se manifiestan en las almas que reciben las Luces Superiores de acuerdo con lo que hayan arregla­do y corregido. Así, las almas podrán recibirlas, cada una conforme con su capacidad y califica­ción. Y entonces, estos discernimientos se reve­lan de hecho. Sin embargo, mientras las almas no alcancen la Luz Superior, los mundos seguirán siendo considerados Atzmutó.

Los mundos son considerados Ein Sof, con respecto a las almas que reciben de los mundos. La razón de esto es que tal conexión entre los mundos y las almas, es decir, lo que los mundos dan a las almas, proviene del Pensamiento de la Creación, que viene a ser una correlación entre las almas y Atzmutó.

Esta conexión se llama Ein Sof. Cuando reza­mos al Creador, y Le solicitamos que nos ayude dándonos lo que deseamos, nos dirigimos al ni­vel de Ein Sof. Allí se encuentra la raíz de las criaturas, que busca impartirles placer y deleite, lo que llamamos “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”.

El rezo va dirigido al Creador que nos creó, y Su Nombre es “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”. Él es llamado Ein Sof porque se re­fiere a lo que antecede al Tzimtzum (restricción). Y aun después de la restricción no ocurre cambio alguno en Él, puesto que la Luz es inmutable y Él siempre conserva Su nombre.

La proliferación de nombres se da sólo con respecto a quienes reciben. Por eso, el primer nombre que se reveló -que para las criaturas representa la raíz-, fue Ein Sof. Y este nombre permanece inalterado. Todas las restricciones y los cambios suceden únicamente con respecto a quienes reciben, y Él siempre resplandece en elprimer nombre, que es Su deseo infinito de hacer el bien a Sus criaturas.

Por tal motivo rezamos al Creador, llamado Ein Sof, que ilumina sin restricción alguna ni fin. Y lo que después se convierte en el fin, estriba en las correcciones para los receptores, con el pro­pósito de que puedan recibir Su Luz.

La Luz Superior consiste en dos discernimien­tos: la persona del alcance y lo alcanzado. Todo lo que decimos respecto de la Luz Superior se re­fiere sólo a la forma en que la persona del alcan­ce se impresiona por lo alcanzado. Sin embargo, ni la persona ni lo alcanzado reciben por sí solos el nombre de Ein Sof. En cambio, lo alcanzado se denomina Atzmutó, y el sujeto se denomina “al­mas”, siendo este un nuevo discernimiento que es parte del todo. Es nuevo en cuanto a que el deseo de recibir está allí impreso. Y en ese senti­do, la creación recibe el nombre de “existencia a partir de la ausencia”.

Todos los mundos en sí son considerados una unidad sencilla, y no hay alteración en la Santi­dad. Este es el significado de “Yo, el Señor, no cambio”. No hay Sefirot ni Bejinot (discerni­mientos) de ninguna índole en la Santidad.

Ni siquiera los apelativos más puros se refie­ren a la Luz en sí, ya que esta es un discernimien­to de Atzmutó, donde no hay alcance. En cambio, todas las Sefirot y los discernimientos tratan sólo de aquello que la persona percibe en ellos. Esto es así porque el Creador quiso que alcanzáramos y comprendiéramos la abundancia como “Su de­seo de hacer el bien a Sus creaciones”.

Para que podamos alcanzar aquello que Él ha­bía deseado que alcanzáramos y que compren­diéramos cómo es “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”, Él nos creó y nos confirió estos sentidos, y estos sentidos obtienen sus impresio­nes de la Luz Superior.

Como consecuencia de esto, se nos han dado muchos discernimientos, puesto que el sentido general se llama “el deseo de recibir”, y se divide en muchos detalles según la medida que los re­ceptores sean capaces de recibir. De este modo, encontramos muchas divisiones y detalles llama­dos ascensos y descensos, expansión, partida, etc.

Debido a que el deseo de recibir se deno­mina “criatura” y un “nuevo discernimiento”, la palabra comienza precisamente en el lugar donde el deseo de recibir empieza a recibir las impresiones. El habla representa discernimien­tos, partes de las impresiones, pues aquí ya existe una correlación entre la Luz Superior y el deseo de recibir.

Esto se llama “Luz y Kli”. Sin embargo, no existe definición ni nombre respecto a la Luz sin Kli, ya que una Luz que no sea alcanzada por un receptor es considerada Atzmutó, sobre lo cual queda prohibida toda declaración, puesto que es inalcanzable. Y, ¿cómo podemos nombrar y defi­nir aquello que no logramos alcanzar?

De esto aprendemos que cuando oramos para que el Creador nos envíe salvación, cura, etc., hay dos cosas que debemos distinguir:

1) El Creador

2) Aquello que proviene de Él.

En el primer discernimiento, considerado Atz­mutó, queda prohibida toda declaración, como acabamos de mencionar. En el segundo discerni­miento, aquello que proviene de Él y que es con­siderado la Luz que se expande dentro de nues­tras vasijas, es decir, dentro de nuestro deseo de recibir, es lo que llamamos Ein Sof. Representa la conexión del Creador con las criaturas, lo que significa, “Su deseo de hacer el bien a Sus crea­ciones”. El deseo de recibir es considerado como la Luz en expansión que finalmente alcanza al deseo de recibir.

Cuando el deseo de recibir capta la Luz en ex­pansión, esta adopta el nombre de Ein Sof. Llega a los receptores a través de muchos velos, para que estos puedan ser recibidos por el inferior.

Resulta que todos los discernimientos y los cambios se llevan a cabo específicamente en el receptor, según el receptor se impresione con ellos. No obstante, debemos entender la materia de la que estamos hablando. Cuando hablamos de discernimientos en los mundos, nos referi­mos a discernimientos potenciales. Y cuando el receptor alcanza dichos discernimientos, estos pasan a ser discernimientos propiamente dichos.

El alcance espiritual se da cuando el sujeto del alcance y lo alcanzado se unen, ya que sin un sujeto no puede existir forma para lo logrado, debido a que no hay quien obtenga la forma de lo logrado. Por eso, este discernimiento es con­siderado Atzmutó, respecto al cual no es posible declaración alguna. Entonces, ¿cómo podemos decir que lo alcanzado tiene su propia forma?

Sólo podemos hablar si nuestros sentidos se impresionan de la Luz en expansión, que es “Su deseo de hacer el bien a Sus criaturas”, y que llega, de hecho, a manos de los receptores.

De forma similar, cuando examinamos una mesa, nuestro sentido del tacto la percibe como algo duro. También reconocemos su longitud y su anchura gracias a nuestros sentidos. Sin em­bargo, esto no implica que la mesa se manifieste de esta misma forma a alguien que posea senti­dos diferentes. Por ejemplo: desde el punto de vista de un ángel, si examinara la mesa, la vería de acuerdo a sus propios sentidos. Por lo tanto, no podemos determinar ninguna forma con res­pecto al ángel, ya que desconocemos los sentidos que este posee.

Así, puesto que no podemos alcanzar al Crea­dor, nos es imposible decir qué formas poseen los mundos desde Su perspectiva. Sólo podemos alcanzar los mundos de acuerdo a nuestros pro­pios sentidos y sensaciones, ya que esta fue Su voluntad, para que nosotros Lo alcanzáramos de esa manera.

Este es el sentido de “No existe alteración alguna en la Luz”. En cambio, todas las trans­formaciones ocurren en los Kelim, es decir, en nuestros sentidos, donde todo se mide según nuestra imaginación. Nosotros medimos todo de acuerdo con nuestra imaginación. De esto se desprende que si muchas personas examinaran un mismo objeto o entidad espiritual, cada uno lo comprendería según su propia imaginación y sus sentidos, percibiéndolo cada uno de un modo diferente.

Además, en una persona, la forma en sí cam­biará acorde con sus ascensos y descensos, como ya hemos explicado antes al decir que la Luz es Luz Simple, y que todos los cambios se llevan a cabo sólo dentro de quienes reciben.

Ojalá se nos conceda Su Luz y que podamos seguir los caminos del Creador, y servirle, ya no con el propósito de recibir una recompen­sa a cambio, sino con la finalidad de deleitarlo a Él, y así elevar y rescatar a la Divinidad del polvo. Ojalá se nos conceda esta adhesión con el Creador y la revelación de Su Santidad a Sus criaturas.


Desarrollo.



La voluntad del Creador de la creación es llamada Keter (corona), ya que rodea como una corona Su voluntad para darnos placer.  La creación de Keter puede ser imaginada como una vasija (Kli) lista para recibir el placer, o la Luz del Creador (Or). Este punto de la creación es llamado Jojmá (sabiduría) y el placer que llena el Kli es llamado Or Jojmá (Luz de sabiduría).

Ya que el deseo del placer es el único deseo humano, el Creador nos dirige usándolo. Así la Luz da a la criatura no sólo el placer en sí mismo, sino también la capacidad de dar placer a los demás. Pero la criatura (Kli) rechaza tener esta capacidad. El placer de la negación voluntaria  de recibir la Luz se llama Or Jassadim. Esta etapa del desarrollo de la criatura es llamada Biná. 

Pero la vida es imposible sin la Luz (Or Jojmá). La nueva forma de la criatura (Biná) comienza a recibir una mínima porción de la Luz y de ahí es transformada en una clase nueva llamada Zeir Anpin. El posterior desarrollo de la criatura trae un deseo nuevo de disfrutar de la Luz y llega a ser un objeto nuevo: Maljut (el Reino, es decir el reino del deseo). 

A continuación, se detallan las etapas siguientes de la Creación y del desarrollo de la criatura (Kli):


 l. Keter: La voluntad del Creador para crear Kli y darle placer.

 2. Jojmá: Deseo de placer resultante de la Luz.

 3. Biná:. El placer no de la Luz sino de su devolución al Creador.

 4. Zeir Anpin (Z"A): Recepción de alguna porción de Or Jojmá necesaria para la vida normal.

 5. Maljut: Sintiendo la importancia de Or Jojmá, Z"A desea recibir esta Luz y así se convierte en Maljut, siendo Maljut el único y verdadero Kli (la criatura), porque desea para sí mismo recibir el placer entero del Creador. Las formas anteriores no son Kli verdadero, sino solamente las etapas de su desarrollo. La voluntad del Creador es crear el Kli al que le gustaría disfrutar de Su Luz. 

Maljut lleno de la Luz se llama Olam Ein Sof (el mundo sin fin). El movimiento es el deseo dado al nacer a las criaturas (Kli) próximas. El tiempo es una cadena desde la causa (el deseo primario) al efecto (el deseo secundario). Olam Ein Sof significa una vasija llena de placer sin ningún límite, es decir, el deseo insatisfecho. Esto es la condición de Kli-Maljut. Por lo tanto, desde el punto de vista del Creador, Maljut es la terminación del programa de Creación. 



El objetivo de la Creación es crear una cosa nueva, la criatura, y llenarla con un placer inmenso y absoluto. De esta forma, el Creador ha dado a la criatura un gran deseo de recibir el placer. 

"El deseo de recibir", Ratzon Lekabel (R"K) puede ser imaginado como un vasija (Kli) que tiene una capacidad proporcional de la capacidad del deseo y al placer recibido, a la cantidad de Luz que llena la vasija. La Luz que viene del Creador había existido desde antes de la Creación. Esta Luz es una naturaleza integral del Creador. En cuanto al deseo de recibir el placer, el Creador mismo no tiene, sino que lo da a las criaturas. Todos los mundos no son nada más que diferentes formas de demostrar el deseo de recibir y disfrutar de la Luz del Creador.

Siendo todos nosotros partes de Kli-Maljut, deseamos recibir alimento, calor y otros placeres, así como pequeñas porciones de Luz en nuestro mundo. Somos perfectos desde el punto de vista del Creador, pero debemos ir a través de un camino largo de mejora para sentir los mundos espirituales. 

Cada criatura tiene el único deseo de disfrutar. Así, dando un programa al hombre, cambiando cosas necesarias durante su vida, el Creador evoca ciertas acciones; pero al hombre le parece como si actuara por sí mismo, bajo su voluntad y opción. Cuando el hombre comprende la dependencia de su comportamiento sobre los deseos de su cuerpo y comienza a luchar contra su cuerpo, puede liberarse de los deseos del cuerpo y pasar al mundo espiritual, para vivir conforme a las cosas necesarias de su alma. El placer es el resultado de llenar el Kli con la Luz. Es sólo una pequeña chispa de Luz espiritual en nuestro mundo. Esta chispa, llamada ner dakik, puede ser encontrada en cosas diferentes y es por eso que estas cosas nos atraen a los placeres ocultos allí. 

La posibilidad de placer o de liberación de sufrimiento, es el único motivo poderoso para todos nuestros pensamientos y emociones. No podemos pensar o actuar de manera diferente debido a nuestra naturaleza egoísta. En cuanto a los mundos espirituales, consisten en kelim (el plural de Kli) altruistas, capaces de actuar a pesar de su naturaleza. Si un hombre comprende su propio egoísmo como un mal que no le trae nada más que sufrimiento, él puede pedir al Creador cambiar su naturaleza, por ejemplo, para darle poder de ser en realidad libre.

Todos los deseos de las criaturas, son de hecho uno: 

El deseo de la Luz. 

El Creador nos gobierna gobernando nuestros deseos. Comprendiendo la carencia de algo, el Creador nos obliga a actuar y a esforzarnos por las cosas de las que carecemos en nuestra vida. Se dice que "el amor y el hambre gobiernan el mundo". Esto significa que todas las acciones humanas están determinadas. Si el Creador no diera a la madre el placer de la lactancia, los bebés pasarían hambre. Nadie debería moverse de su lugar, si no para buscar mejores condiciones. La evolución, el progreso, la búsqueda espiritual, todo esto refleja nuestra inclinación a encontrar la satisfacción de nuestros deseos.

En cuanto a los deseos mismos, nos son dados por el Creador sobre el programa de nuestro desarrollo, que tiene su objetivo en abandonarnos al placer absoluto. 

La Kabalah es necesaria para la humanidad, porque está relacionada con el objetivo y el plan de la Creación, con la recompensa humana para el rescate del egoísmo. Dos poderes de desarrollo humano obligan al hombre a buscar ese objetivo: el sufrimiento del momento y el placer esperado en el futuro. 

Sobre la voluntad del Creador, la humanidad finalmente llegará a la condición de la mejoría absoluta, esto significa que se desarrollará desde el egoísmo al altruismo. 

Será de provecho también las siguientes lecturas:


Bibliografia:

Histaklut Pnimi Rabí Yehuda Ashlag.
Shamatí, "Yo escuche" Rabí Baruj Ashlag.

Esencia, Infinito y el Alma Rabí Jaim Zukerwar.
Artículos, Rabí Feivel Okowita
Articulos, Dr. Michael Laitman.

Artículos, Rabí Itzjak Ginsburg.


1 comentario:

  1. Hace tiempo conocí a un niño que le decía a su papá que había un lugar llamado ein sof y el papá le dijo que si estaba aquí cerca , el niño lo nego , después le pregunto el padre y ese lugar es bonito o es feo? El niño contestó --es especial!! Porque ? Dijo el padre , --- niño dijo : porque ahí habitan las almas con Dios Padre.

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