Kabalísta ¿Qué es un kabalísta? ¿A qué se parece un kabalísta?
En el mundo de hoy podríamos hacernos esa pregunta, cuando colocamos la palabra “Kabalah” en la barra de busqueda de google y presionamos la tecla “enter”, el buscador nos arroja millones de resultados (Aproximadamente 5.020.000 resultados (0.38 segundos) para ser exactos) por lo que el término lo usamos muy “deportivamente”.
¿Pero cómo es eso?
Cuando decimos que este término, jamás fue usado en ningún texto tradicional de la Sabiduria hebrea, y que fue acuñado por los profesores de la Universidad Hebrea de Jerusalén, como el Dr. Gershon Scholem, quien estudió la “Kabalah” desde el exterior y de forma académica, como una teoria, muchos tienden a sorprenderse e incluso se muestran incrédulos.
Algunos más suspicaces dicen “Sí kabalah, viene del verbo “recibir” Qibel, que palabra se usa para “los que reciben””, precisamente los que reciben, los “¿Kabalistas?” en los textos tradicionales se les dice “Mequbalim”
Entonces cabría hacerse la pregunta ¿Quiénes son estos mequbalim?
Si bien no entendemos lo que se significa la”Kabala” debemos conformarnos con entender que nuestra misión en esta vida es hacer lo que esté a nuestro alcance (y con conciencia) para corregirnos y elevarnos a niveles cada vez más elevados. ¿Cómo es esto? Con buenas acciones, con aplicación conciente de la Torah, con Oración, con Meditaciones y especialmente con apertura a los demás.
Existen muy pocos mequbalim públicos en el mundo, los que son públicos viven en casas muy pequeñas, o en el tercer piso de algún edificio viejo en un apartamento modesto, en un barrio tranquilo, con las paredes forradas de libros, sin ni siquiera espacio para colgar un cuadro. Ofreciendo su ayuda a cualquiera, que llegue y toque a su puerta. De los pocos, muchos viven en el Estado de Israel, o en los grandes centros de vida Judía del mundo. Recordando también que no todos los Judíos son Mequbalim (siendo esto en extremo muy, pero muy contrario a como debería ser) y que no todos los Rabinos saben Kabalah, incluso algunos dicen tácitamente “Nada de Kabalah”.
Los discipulos de un determinado Mequbalim, saben que su maestro tiene una línea directa que los conecta con Moshe Rabeinu, y tienden a referirse a él como “Rabino y Sabio Kabalísta” como dando a entender que son dos cosas distintas, su titulo de Rabino otorgado por una institución acreditada para ordenarlo como tal, y su Magisterio Espiritual también trasmitido, por así decirlo.
Muchos de estos mequbalim, evitan ser entrevistados, fotografiados, y figurar en el mundo moderno, e incluso enseñan su ciencia a grupos reducidos, y viven de las donaciones de sus estudiantes, o de su trabajo estrictamente manual, comerciantes, encuadernadores de libros, albañiles. Los ocultos son comerciantes de día, y en las noches se reunen con sus discipulos secretamente, y cantan el Shema Israel, de una manera tal que son capaces de hacer que tu alma se eleve, a las alturas más elevadas y es por estos que el mundo se mantiene.
El tratado de avot, nos dice lo siguiente, en la mishnah más citada de este blog:
Moshé recibió la Torah desde el Sinaí y se la trasmitió a Yeoshú'a. Yeoshú'a la trasmitió a los Ancianos, y los Ancianos a los Profetas, y los Profetas la trasmitieron los Sabios de la Gran Asamblea. Avot 1:1.
De allí viene “Kabala”, de “recibir”. La Kabala es el conocimiento que nos enseña cómo recibir los diferentes grados de la Sabiduría que nos transmite la Torah. Cuando estudiamos, dicho estudio nos prepara para recibir todos los grados y planos de la vida como una realidad única. Este estudio y el desarrollo de nuestra vida de acuerdo a la Torah y la Kabalá no son independientes ni tampoco algo externo a nosotros. Conforman nuestro SABER y fundamentalmente nuestro SER. (Rav Zukerwar)
Esta Mishnah trae oculto un secreto, nos da una lista, Rabí Yanki Tauber, es un prolífico escritor sobre enseñanzas jasídicas que vive con su familia en Jerusalén, y autor de ""Más allá de la letra de la ley" no las plantea de la siguiente manera:
Moshé, Yehoshúa, Los ancianos, los profetas y los miembros de la gran asamblea, todos ellos Receptores y trasmisores de la Dimensión interior de la Torah, La Kabalah. Cada uno de ellos representa un nivel dentro de nosotros, nos revela un requisito y cualidad primaria crucial para quienquiera se acerca al estudio de la Torah, sin la cual no podemos ser receptores.
La Humildad. Moshé.
La Torah testifica que, "El hombre Moshé era extremadamente humilde, más que cualquier otra persona sobre la tierra" (Números 11:3).
El era bajo en sus propios ojos, y era el más paciente de los hombres. Moshé era aún más humilde que los ancestros. Su humildad no era debida a ninguna debilidad, falta, o inferioridad de la cual él era consciente.
La anchura y profundidad de su conocimiento no fue equiparada por ningún mortal. Tuvo acceso a todos excepto uno de los cincuenta portales de sabiduría, y así logró discernimientos no concedidos a ningún otro hombre. Todo lo que él decretó fue ratificado por Hashem.
Más profundo el conocimiento de una persona de Hashem, más claramente comprende que lo que logra es totalmente insignificante en comparación con todos los beneficios que constantemente recibe de El. Ve a sus obsequios o talentos no como una fuente de orgullo sino más bien como una responsabilidad para ser utilizada en el Servicio de Hashem.
La inigualada humildad de Moshé fue una de las virtudes que le causaron merecer la experimentación de la Shejiná (Divinidad) más que cualquier otro hombre y ser escogido como el transmisor de la Divina Torah.
Para estudiar Torah, la persona debe comprometer su mente y esforzarse mucho, lo que usualmente infla el ego e incrementa la Importancia personal. En la cadena el representa el paso crucial, su cualidad la Humildad. La Prepotencia es contraria a todas las enseñanzas de la kabalah.
La humildad, lejos de significar la negación de sí mismo, se refiere a la experiencia que tiene la persona al percibirse existencialmente alejado de Hashem, lo que la convierte en la máxima fuente de motivación del alma para volver en teshuvá a Hashem.
Es un estado espiritual positivo, producto de comprender que uno ocupa demasiado lugar y deja muy poco para Hashem; que mi propio orgullo y autoconciencia impiden que Hashem se revele en Su mundo.
La Torah enseña que Hashem prefiere al individuo humilde que se cuestiona y duda siempre acerca de su proximidad a Hashem, a aquél que siente que ya ha logrado traerLo a su mundo. La humildad es entonces la fuente constante de motivación del alma por retornar al Creador, de crecer cerca de Él y construirLe un hogar en la tierra.
De modo que se cita el ejemplo de Moshé como un requisito previo al estudio apropiado de la sabiduría de Di-s: aplica tus dones intelectuales hasta más no poder, pero recuerda que estos son de hecho regalos, y el propósito para el que te han sido otorgados.
La Devoción. Yehoshúa.
Durante cuarenta años Moshé guió al pueblo y les enseñó la Torah del Eterno. Esto fue así hasta el mediodía del Sábado 7 de Adar de 2488, cuando Moshé subió al monte, y de allí no descendió. (Deuteronomio 34: 1-5)
Tras el deceso de Moshé, Yehoshúa lo sucedió en el cargo, tal como el mismo Moshé lo había dispuesto por orden expresa del Eterno:
"Dijo El Eterno a Moshé: toma para ti a Yehoshúa, el hijo de Nun, varón que hay espíritu en él; y apoyarás tu mano sobre él y lo pondrás delante de Elazar el sacerdote y delante de toda la congregación, y lo ordenarás ante sus ojos, y darás de tu esplendor sobre él para que escuche toda la congregación de Israel" (Números 27: 18)
El Eterno le dijo: “Mi siervo Moshé murió, y ahora, levántate, cruza el Jordán, tú y todo el pueblo este, a la tierra que Yo doy a los hijos de Israel”. (Yehoshúa 1: 2) Yehoshúa obedeció la orden divina e ingresó con el pueblo a la tierra prometida.
Yehoshua Bin Nun, el mediador, fue definido como un “varón en el que hay espíritu” (Bamidbar, 27:18), expresión que Rashí explica diciendo: “que pueda conducirte ante el espíritu de cada uno”. Durante toda su vida, trató de unificar a los rivales, a pesar del desprecio y el recelo. No recibió palabras de agradecimiento de quienes ayudó. Se sacrificó plenamente para lograr el renacimiento del pueblo. Aceptó esta carga con amor y cubrió todos los pecados de la gente con amor ( Dr. Azriel Karlibaj).
Fidelidad, diligencia y perseverancia eran los rasgos que caracterizaron a Yehoshúa; estos rasgos lo vuelven digno de asumir el manto del liderazgo tras la desaparición de Moshé y servir como el segundo eslabón en la cadena de transmisión de la Torah de maestro a alumno.
La mente más grande, el más piadoso de los corazones, no puede esperar dominar la Torah sin años de días dedicados y noches desveladas; "la estudiarás día y noche" pues sólo entonces tus esfuerzos obtendrán éxito, y quien te diga que la Torah es fácil y que la puedes aprender en pocos días te está mintiendo.
Tiene que Costarte. Los Ancianos.
Yehoshúa transmitió la Ley Oral a los Sabios (Zekenim) del período de los jueces (Shoftim) que le sucedieron y de maestro a discípulo fue transmitida la Ley Oral a Shemuel primero de los profetas. Durante las generaciones de profetas que sucedieron a Shemuel Hanavi, éstos fueron los depositarios de la Ley Oral. Los últimos profetas pasaron la Ley a Ezrá el Escriba.
La palabra hebrea para "anciano", zakén, se relaciona con la palabra kaná, comprar; así, el Talmud define un "anciano" como "aquel que ha adquirido sabiduría". "Si alguien te dice: `No me he esforzado, pero he logrado´, no le creas", aconsejan nuestros Sabios, quienes también declararon: "La Torah la obtiene únicamente quien se mata sobre ella".
Por lo que se dijo en el tratado de avot: “Este es el camino de la Torah: Pan con sal comerás, agua con mesura beberás, sobre la tierra dormirás, vida de privación vivirás y en la Torah te esforzarás. Y si así haces, "feliz eres y te irá bien"; feliz eres en este mundo y te irá bien en el Mundo por Venir”
No puedes hacerlo por tus propios medios. Profetas.
La Torah es la sabiduría y voluntad de Di-s.
Anoki de la primera palabra de los Diez Mandamientos, resumen de toda la Torah, fue interpretada como un acrónimo (Tratado de Shabat 105:1, Guemará) “Ana Nafshi Ketavit Yehavit” “Yo Mismo me he escrito y entregado Mi esencia” (Traducción Libre) precisamente e increiblemente en lenguaje egipcio, lo cuál nos viene a enseñar que el camino hacia Él pasa específicamente por servirlo a través de las cosas inferiores y bajas, a su Gloria y Esencia, se llega sólo a través del “habeís bajado a Egipto” (tratado de Shabat 88,b) a través de elevarse con la conducta indicada por la Torah, los elementos materiales y bajos a la dimensión de la santidad.
Comprender Torah es conocer la mente infinita del Creador que por definición es inconocible. Por lo que la Torah debe sernos otorgada, como decimos en la bendición recitada con anterioridad a su estudio: "...bendito eres Tú, Di-s, Quien nos da la Torah".
Es sólo porque Di-s desea que la mente humana Lo comprenda, sólo porque El escoge trascender la línea que ha trazado en la Creación entre lo finito y lo infinito, que somos capaces de comprender una única palabra de Torah.
Así, el estudio de la Torah es diferente de cualquier otra ciencia. Mientras el éxito en cualquier campo del conocimiento es estrictamente cuestión de capacidad intelectual, los requisitos espirituales y morales de la persona son extremos formidables cuando se trata del estudio de la Torah.
Pues, en última instancia, cada uno que domina la sabiduría de la Torah es un "profeta", uno a quien Di-s ha elegido para permitirle contemplar un fulgor de Su verdad.
Hazlo real. La Gran Asamblea.
Los "Hombres de la Gran Asamblea" eran un consejo de 120 sabios que lideraron al pueblo judío en la época de su regreso a Tierra Santa en el siglo IV antes de la era común tras tres generaciones de exilio en Babilonia. Muchos desafíos enfrentó la frágil nación en recuperación, desolada por 70 años de distanciamiento y asimilación.
Los Hombres de la Magna Asamblea aplicaron su conocimiento de Torah para encarar las necesidades de su época, instituyendo un texto unificado para la plegaria cotidiana y muchos otros estatutos y ordenanzas.
Este es el último de los cinco principios sobre los que debe basarse el acercamiento de la persona a la Torah: La Torah nunca debe ser estudiada como una teoría. El más excelso de sus conceptos debe traducirse en las arenas de la vida cotidiana, hay que aplicarla aquí y ahora.
Es nuestro deber alcanzar el nivel del mandato de “Conócelo en todos tus caminos” (Proverbios 3,6) es decir, santificar la vida cotidiana, que también en ella se revele santidad.
Saca tus propias conclusiones.
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