Y le dijo el Eterno: Dos naciones hay en tu vientre, y dos reinos de tus entrañas se dividirán; una nación más que otra nación se volverá fuerte, y la mayor servirá a la menor.
Bereshit 25:23
Cada instante en nuestra vida implica un desafío, una decisión entre dos inclinaciones. Una lucha constante...
Los Gemelos no idénticos Yaakov y Esav, representan las fuerzas opuestas que existen dentro de nosotros.
Todos
poseemos un Yaakov interno, es decir nuestro Yetzer HaTov (nuestra inclinación de hacer el bien, El deseo de Dar) y su propensión al Altruismo, y también un Esav interno es decir nuestra Yetzer HaRa (nuestra inclinación de hacer el mal, El deseo de Recibir para mi mismo) la inclinación egoísta. Este concepto aparece en la Torah dos veces Bereshit 6:5 y 8:21.
Cuando nuestro Yetzer HaTov se afirma,
debilita las tendencias materialistas del Yetzer HaRa.
El Yetzer HaTov se sobrepone al Yetzer HaRa en la misma forma en que
la luz se sobrepone a la oscuridad. La luz no tiene que esforzarse
activamente para disipar la oscuridad, esta simplemente deja de existir
en presencia de la luz.
A lo largo de la porción de Toldot, vemos a los dos hermanos luchando por prevalecer. Del mismo modo que esta dualidad interior,
nosotros también siempre anhelamos revelar la Luz y la bondad que
llevamos por dentro.
Similarmente, en cuanto dejamos que la santidad y
la bondad de nuestro Yetzer HaTov brille estudiando Torah y
cumpliendo con los mandamientos, y ofrecemos compasión a los demás, encendemos nuestra Luz interior y
la oscuridad desaparece el egoísmo, el Yetzer HaRa desaparece. Este es el poder especial que tenemos como
seres humanos, es esto justamente el desafío que nos permite crecer día a día y superar los obstáculos que se nos presentan.
Shavua Tov
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