Un Erudito viajaba de una ciudad a otra. En el camino se encontró con un río que debería atravesar. Alquiló un bote y emprendió el viaje. Hablando con el botero, le preguntó: - "Buen hombre, ¿sabes leer?"
Y el botero le contestó: - "No. señor".
"¡Ay de tí, pobre hombre! ¿Qué pasará con tu alma en el otro mundo?"
Pasaron unos minutos y el Erudito le preguntó al botero: - "Buen hombre, ¿sabes escribir?"
"No señor" - le contestó el botero.
"¡Que será de tí en el otro mundo!" - le amenazó el Erudito.
De pronto comenzó un temporal muy fuerte y el viento y la lluvia ya amenazaban con dar vuelta el bote.
"¡Señor!" - gritó el botero - "¿Sabe usted nadar?" "¡No! - respondió el Erudito, lleno de espanto.
"Si es así, señor mío, ¡Ay de usted! y ¡ay de su alma ahora mismo!" - dijo el botero.
Moraleja: Todos sabemos algo importante; por eso no debemos menospreciar a nadie.
Cuentos Judíos para Disfrutar del Doctor Esteban Veghazi
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