3 de mayo de 2020

Los cuatro reyes


De acuerdo con el Gaón de Vilna, en su comentario sobre Mishlé 22:19, la esencia de toda la Torah y la práctica de las Mitzvot, es que tengamos Bitajon en HaShem.

La palabra hebrea Bitajon, se traduce como "confianza". Bitajón es una poderosa sensación de seguridad y de confianza que no está basada en la razón ni tampoco en la experiencia, sino en la certeza total en HaShem, la emuná. 

Rabenu Bejayé ben Asher explica que la emuná está incluida en el bitajón, porque todo aquel que confía en HaShem también tiene certeza en él. Es decir, sabe que "Di-s es bueno y Él es el único que está a cargo de todo" y, por lo tanto, no tienes miedos ni incertidumbres.

De esto deducimos que el bitajón es un principio fundamental de entre todos los principios de la Torah, encontramos que la Torah está basada en él.



En términos de la Sabiduría de la Kabbalah, bitajon, es el estado espiritual asociado a Netzaj.

Casi siempre se habla de lograr la armonización y el equilibro entre Jesed y Gueburá. Sin ahondar mucho, esto puede entenderse con la enseñanza los sabios sobre las relaciones humanas, que parafraseada dice algo como: "debemos acercar a la gente con la mano derecha (jesed) y alejarla con la mano izquierda (gueburah)" Sotá 47.

Ahora quisiera acotar que de igual forma debemos lograr también el equilibrio en la tríada inferior: Netzaj y Hod, victoria y reconocimiento. Ambos relacionados con la confianza en HaShem. 

La confianza en HaShem, se ejercita, pero son dos tipos de confianza, la victoria es confianza activa, mientras que el reconocimiento es confianza pasiva.

Esto de forma práctica se entiende de la siguiente manera: A veces debemos tratar de "derrotar" el problema y manifestar todo el potencial que tenemos dentro para lograr nuestro objetivo, es decir accionar. Por otro lado, a veces debemos entregarle a HaShem y darle la misión, con plena confianza de que Él la completará como lo considere conveniente, esto es una estrategia pasiva.

El Yalkut Shimoni nos habla de la historia de cuatro reyes y de sus respectivos niveles de confianza en HaShem, estos son: David Rey de Israel, y sus descendientes Asá, Josafat (Yehoshafat) y Ezequías (Jizkiahu) Reyes de Judá.

Una horda de amalekitas saqueó y destruyó un pueblo al norte del Reino. El Rey David al enterarse dijo: “Voy a perseguir a mi enemigo y no retornaré hasta que no hayan sido todos destruidos” (Salmos 18:38); con pocos hombres persiguió a los amalekitas y los exterminó a todos.

Un ejército combinado de egipcios y etíopes estaban a punto de saquear a Judea durante el reinado del bisnieto del Rey David, el Rey Asa. Asa Le rezó a HaShem y Le dijo así: “HaShem, yo no tengo la fuerza de mi abuelo; yo no puedo aniquilar al enemigo. Los voy a perseguir y Tú mátalos!” El Eterno respondió a la plegaria de Asa. Y el ejército de Asa, que era más pequeño y aparentemente más débil, derrotó a los invasores.

El Reino se enfrentaba a la amenaza de tres ejércitos hostiles en su límite oriental -Amón, Moab y Edom-  que estaban listos para atacar a Judea. El Rey Yehoshafat, que era el hijo de Asa, se dirigió en plegaria a HaShem y Le dijo: “Eterno, yo no tengo el poder de mi padre ni de mi bisabuelo; no puedo matar ni perseguir al enemigo. Yo Te voy a cantar y Tú libra la batalla!”. Yehoshafat y sus hombres empezaron a entonar alabanzas a HaShem. Mientras tanto: los ejércitos amonita y moabita atacaron a los edomitas, aniquilando hasta el último hombre. Una vez que ellos aniquilaron a todos los edomitas, los amonitas y los moabitas se mataron los unos a los otros hasta el último hombre (si no lo crees ve Crónicas II, cap. 20).

Un tiempo después un enorme ejército asirio que amenazaba con conquistar a Jerusalén. El Rey Jizkiahu, descendiente de Yehoshafat, se enfrentó a la amenaza de la siguiente manera, sólo oro así: “HaShem, yo no tengo las fuerza de mis antepasados. Yo no puedo ni matar, ni perseguir, ni cantar! Yo me voy a dormir, HaShem, porque mañana tengo que madrugar y enseñar Torah. ¡Encárgate Tú del enemigo!”. A la mañana, no había quedado vivo ni un solo asirio, pues un ángel de HaShem los había aniquilado a todos (Reyes II, 18:17-19).

Pareciera y pudiéramos interpretar que Rey Jizkiahu se encontraba en el nivel espiritual más elevado de todos, porque con el mínimo esfuerzo logró la salvación, y fue el que "más confió". Y parecería que el Rey David es el que estaba a un nivel espiritual más bajo, porque era más activo y en apariencia confiaba menos en HaShem. Sin embargo, esta interpretación es errónea, porque le está faltando emuná.

El Rey Jizkiahu (reinó 716-687 a.e.c) sabía que cualquier acción de su parte lo iba a hacer desarrollar arrogancia. Por eso simplemente se fue a dormir y dejó todo en manos del Eterno

El Rey Yehoshafat (reinó 873-849 a.e.c) sabía que no tenía el nivel de su padre el Rey Asa. Él tenía miedo de sentirse arrogante, pero si  cantaba a HaShem mientras se destruía al enemigo, tenía confianza de que no iba a sentir que la "fortaleza de su diestra" era la que se merecía las alabanzas.

El Rey Asa (reinó 913-873 a.e.c) sabía que no estaba al nivel de su bisabuelo. Sabia que si él destruía al enemigo, se iba a volver soberbio. Pero podía perseguir al enemigo, y no desarrollar arrogancia, así que eso fue lo que hizo.

El Rey David (reinó 1040-966 a.e.c) era en realidad el que se encontraba  nivel espiritual más elevado. Él podía accionar sin sentir que “la fuerza de su propio brazo” le habían traído esas victorias, el sabía muy bien que del Eterno, provenía todo. Y a pesar de sus victorias, David era un hombre humilde.

La verdadera confianza en HaShem no significa que le dejemos todo en Sus manos, nosotros, tenemos que hacer lo nuestro, sin llegar a sentirnos soberbios, porque sabemos que no es nuestro poder, sino el poder de HaShem. Debemos esforzarnos en la plegaria, el estudio de la Torah y la observancia de los preceptos, porque eso es lo que vinimos a hacer en este plano.

Mientras más confiemos en HaShem más bendiciones recibiremos. Y esa es la lección que aprendemos de estos cuatro maravillosos.

Emuná y Bitajón - OrEinSof

Tomado de:

Enseñanzas del Rabino Itzjak Ginsburg.
Enseñanzas del Rabino Shalom Arush.

2 comentarios:

  1. Un corazón sincero es la mejor forma de oración y acción, porque solo con el corazón sincero se construye el templo. Gracias hermano, por los cuatro reyes y el Bitajon

    ResponderEliminar
  2. Que hermosa explicación, sobre Bitajon.

    ResponderEliminar