11 de agosto de 2025

Temor y Amor

No existe mayor alegría que recibir y aprender la Torah. Aquí en la porción de la semana pasada vemos algo muy interesante que me pareció propicio compartir con todos en la mesa del Shabat, hoy deseo ponerlo por escrito e ilustrar estos conceptos también.
 
En la porción Vaetjanan, que leímos en Shabat Najamú, Moshé Rabenu retoma la recepción de los Aseret hadrivot, los Diez Mandamientos. Y posteriormente nos entrega el primer párrafo del Shema Israel. Es interesante notar que los primeros dos versículos de estos textos contienen cada uno sesenta y cuatro letras. 

La Torah sirvió a El Eterno como el plano de la Creación. Este plano está codificado en la historia de nuestro pueblo, por lo que contiene estructuras con significado espiritual muy profundo de las cuales podemos aprender cosas muy hermosas y especiales.

La coincidencia de que estos versos contengan 64 letras es significativa, ya que se pueden copiar en matrices de 8x8. Y más significativo aún es que primero leamos el texto de las diez palabras, y luego la porción del Shema. 

No en vano en la Hakdama Zohar haKadosh, en su sección llamada los catorce preceptos, enumera primero el Temor reverencial a HaShem, y luego como segundo el Amor incondicional a HaShem, tal como lo vemos en el orden de la parashá Vaetjanan.

Y Rabí Janina dijo: Todo está en manos del Cielo, excepto el temor al Cielo. Berajot 33b. El origen de este drash estará unos capítulos mas adelante en la parasha Ekev que estamos leyendo esta semana, donde  continúa el asunto (Devarim 10:12): Y ahora, oh Israel, ¿qué te exige el SEÑOR tu Dios? Solo esto: que reverencias al SEÑOR tu Dios, que andes solo por sus caminos, que lo ames y que le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma.

En este versículo dice que HaShem le pide a Israel "solo que le tema". Si HaShem debe pedirle esto al pueblo, es evidente que no tiene control sobre el asunto. En segundo lugar, el hecho de que diga "solo" que le temamos implica que esto es lo único que HaShem nos exige, porque es lo único que tiene que exigir, ya que todo lo demás depende de Él. 

Sigamos adelante con el Zohar: 

Rabi Shimon comenzó su disertación sobre los preceptos de la Torá, destacando que todos se resumen en el primer capítulo de Bereshit. 

El temor a HaShem es el comienzo de la sabiduría y el conocimiento, y es la raíz de todos los preceptos. 

Hay tres tipos de temor, a saber: 

El temor por el bienestar propio o de los hijos (1),

el temor al castigo en el otro mundo (2),

y el temor genuino, que es el reconocimiento de la grandeza y poder de HaShem (3).

Rabí Shimón enfatizó que solo el temor genuino es válido, y que aquellos que temen a HaShem por miedo al castigo no tienen un temor real. 

El temor genuino es el que conduce a la vida, mientras que el temor malo es un látigo que castiga a los malvados.

El temor a Dios es el comienzo del conocimiento y la puerta de todos los preceptos. Aquel que estima el temor observa toda la Torá, mientras que aquel que no lo estima no observa los otros preceptos. La transgresión del temor a Dios implica la transgresión de todos los preceptos, y su castigo es severo.

El Zohar en boca de Rabi Shimón también destaca que Tohu veBohu, mencionada en el Bereshit se refiere a los castigos que esperan a los malvados, incluyendo el estrangulamiento (1), la lapidación (2), la hoguera (3) y la decapitación por la espada (4). 

Estos castigos son para aquellos que transgreden los preceptos de la Torá, y siguen inmediatamente a la mención del temor a Dios, que es el compendio de todos los preceptos. 

אנכ-י יי

Yo soy el Eterno

Si tomamos los dos primeros versos de los diez mandamientos y realizamos la matriz  8x8, encontramos que los extremos de la misma forman la palabra, יררה, Temor. 

El temor a Dios es la llave para todo lo que queramos lograr en este mundo. Porque si temes a HaShem serás libre de todos los otros temores del mundo. Lleva siempre ese temor contigo y úsalo como un motivador para lograr grandeza. Es una lucha constante, pero su recompensa es eterna.

El Zohar continúa luego, con el segundo precepto:

Rabí Shimón destacó que el segundo precepto es el amor a Dios, que debe ser perfecto y completo. 

El amor perfecto es aquel que se mantiene constante en ambas fases, ya sea en la prosperidad o en la aflicción. 

Un hombre que ama a Dios solo por los beneficios que recibe, como riquezas o éxito, no tiene un amor genuino, ya que su amor puede cambiar si su situación cambia.

Rabí Eleazar explicó que el amor perfecto es aquel que se mantiene firme en ambas fases, y que se logra a través de la unión de dos aspectos. 

Rabí Pinjas, que estaba presente, fue elogiado por practicar este tipo de amor. La enseñanza tradicional dice que amar a Dios es amar a Él "aun si Él te despoja de tu vida", lo que demuestra un amor perfecto que abarca dos fases.

Rabí Simeón y Rabí Pinjas coincidieron en que el temor no debe ser olvidado en el precepto del amor, y que el amor y el temor deben estar asociados. 

Si tomamos los dos primeros versos del Shema y realizamos la matriz  8x8, encontramos que los extremos de la misma forman la palabra אהבה, Amor.
שמע ישראל

El temor puede inspirarse en la posibilidad de castigo o reversión, lo que puede llevar a un hombre a tener un amor más profundo y verdadero por Dios. 

La "influencia adversa" que trae sufrimiento y castigo es necesaria en el mundo, ya que provoca temor en el hombre y lo lleva a tener un amor más completo y perfecto por Dios.

Y este es uno de los secretos de la Parashat Vaetjanan que se termina desarrollando en la parasha Ekev, que estudiamos está semana. 

 לימוד תורה עיר מקלט

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