15 de agosto de 2011

Elixir de vida o una droga de muerte.


Y lo conocerás hoy y lo interiorizarás en tu corazón, que el Eterno es Dios” (Dt 4:39)

“El Santo, bendito sea, quiso hacer meritorio al pueblo de Israel, por eso les dio la Torah y mitzvot en medida abundante; como está escrito, El Eterno quiso, en aras de su justicia, la de Israel, hacer la Torah grande y gloriosa”  Rabí Jananiá ben Akashia, Makót 23b. 


“Esta es la Torah que presentó Moshé ante los hijos de Israel. Si el hombre, a través de su estudio y práctica «logró refinarse» será para él un elixir de vida; de lo contrario será una droga de muerte”  Yomá 72b


¿Qué es lo que debemos refinar mediante la Torah y las mitzvot?

La idea central de la Creación es la de dar plenitud a las creaturas por lo que se incorporó en el alma el deseo de recibir ese placer. El deseo es el instrumento y recipiente para recibir, siendo que la intensidad del placer es proporcional al deseo de recibirlo. 

Cuando experimentamos plenitud no sentimos diferencia entre ésta y el deseo de recibirla, sino que los percibimos como una unidad. En cambio, cuando anhelamos la plenitud que no poseemos, los distinguimos claramente. 

Ambos aspectos surgen y emanan de El Santo bendito sea, sólo que «allí» se encuentran en estado de unidad, más allá de la dualidad transmisor-receptor, conocedor-conocido. 

El deseo de recibir no puede existir en El, pues Es completo en Sí mismo, ¿de quién habría de recibir?

El Santo bendito sea, es la Fuente Infinita del dar y nuestro deseo de recibir, la fuente receptora. 

La Creación, lo nuevo, es el deseo de recibir que surge como consecuencia del ocultamiento de Su plenitud. Por ello el vocablo hebreo que se utiliza para designar al mundo proviene del verbo lehialém que significa ocultar.

Cuando una persona comienza a ocuparse en la Torah y Mitzvot, incluso sin ninguna intención; es decir, sin amor ni miedo, como corresponde cuando se sirve al Rey, aunque sea en Lo Lishmá (no para Su Nombre), entonces el punto en su corazón comienza a crecer y a mostrar actividad. Puesto que una Mitzvá no requiere intención, a pesar de que las acciones sin intención son capaces de purificar su voluntad para recibir, solamente en la magnitud del primer grado en el cual ella se encuentra, el cual es denominado como “Inanimado”. Y en la medida en que purifica la parte del inanimado del deseo de recibir; en esa misma medida, la persona construye los 613 órganos del punto en el corazón, el cual es el inanimado de Néfesh de Kedushá (santidad)” Rabí Yehuda Ashlag. Introducción al Zohar 44.

Así vemos que al haber cumplido con Torah y Mitzvot aunque sea en Lo Lishmá, también así purifica el corazón, refinándolo, es decir, que es por medio de la observancia de Torah y Mitzvot, que nuestro deseo de Recibir (egoísta para mí mismo) será cambiado en deseo (recibir altruista) de Dar.

Tal como dijo RaMBaM en (Hiljot Tshuvá, Cap. 10): “los Sabios dijeron: Una persona siempre debería ocuparse en la Torah, aunque sea en Lo Lishmá, ya que de Lo Lishmá llega a Lishmá. Por lo tanto, cuando se les enseñe a niños y mujeres y, más que nada a los de mi pueblo, no se les enseñará a trabajar sino solamente por temor y, para recibir recompensa. Hasta que incrementen su conocimiento y adquieran más sabiduría, a fin de que revelen este secreto paulatinamente. Acostumbrándolos a esto con satisfacción, hasta que Lo alcancen y Le sirvan con amor”.

De este modo, vemos de las palabras de RaMBaM, que todos necesitamos alcanzar Lishmá, excepto que la diferencia está en el tiempo.

Un elixir de vida

Los objetivos espirituales pueden activar en el hombre una voluntad poderosísima puesto que inciden directamente sobre la energía más poderosa del mundo: el deseo.

Por ello debemos implementar una educación que desarrolle el discernimiento superior.

La energía nuclear puede dar luz a cientos de ciudades, «elixir de vida», o destruirlas, «droga de muerte». Depende de la forma e intención con que la aplicamos. 

El deseo de recibir es lo que debemos refinar a través del conocimiento interior de la Torah y las mitzvot, transformando nuestro egoísmo en altruismo. 

Sólo entonces la Torah será para el hombre un elixir de vida.

4 comentarios:

  1. muy buen post si los seres humanos todos en particular obedecieramos los preceptos dados por
    el Eterno " Al Baruj sea el" la historia seria otra para los hombres...excelete enseñanza.

    ResponderEliminar
  2. Excelente ensenanza, al principio puede que hagamos las cosas y cumplamos los preceptos solo porque nos esta dicho, sin embargo es mas profundo de lo que podamos comprender....

    ResponderEliminar
  3. EL deseo de recibir, cuan dificil es no desear tener, hacer, ser... Estar en plenitud es recibir la voluntad divina con satisfacción y aceptación verdadera sin expectativas ni cambios. Gracias por esta enseñanza

    ResponderEliminar
  4. Una misva lleva a otra nueva; y así se cumplen cadenas de misvot y se pasa de LO LISHMA a LISHMA ��.

    ResponderEliminar