22 de agosto de 2011

El Bien y el mal.

Discutía con un amigo, sobre diversos temas… Si hablamos sobre el no asumir, somos campeones, en encontrar las excusas… incluso somos expertos en  buscar razones exteriores que nos libre de toda responsabilidad. 

En la "pseudoespiritualidad sincrética occidental moderna" todo es válido, para encontrar las excusas. Si algo aprendemos al leer la Torah, de manera poco superficial, es que TODO en nuestra vida es el resultado de la forma en que nos relacionamos con la realidad.

Cuando el ser humano cambia su actitud, paulatinamente cambia su vida.

El mal no posee existencia propia sino que es el resultado de nuestro comportamiento. Como el ejemplo de la electricidad: si en vez de conectar correctamente los aparatos pongo el dedo directamente sobre la corriente, en lugar de disfrutar de los beneficios de esa energía sufriré las consecuencias de mi ignorancia.

La Creación es perfecta en su totalidad, más no en sus partes aisladas. La conciencia de lo completo sólo surge cuando percibimos lo que tenemos en común, lo que nos une. Este objetivo es el único capaz de revelarnos a cada uno en particular la armonía que existe por sobre el aparente caos y a la humanidad en general la forma de cómo alcanzar su completitud.


El bien y el mal

Hasta no definir nuestro objetivo el bien y el mal son relativos y todo queda aparentemente abierto ante nosotros. En cuanto definimos conciente o inconcientemente nuestro objetivo, el bien y el mal adquieren definición.

El bien es todo aquello que nos acerca al objetivo mientras el mal es lo que nos aleja de él. Sin embargo, aún estamos dentro del ámbito de lo relativo, ya que si el objetivo que nos propusimos no es real estaremos invirtiendo nuestro esfuerzo en vano. Asimismo, si el objetivo de un malvado es hacer daño, todo lo que lo ayude a lograrlo para él será "el bien" ya que lo acerca a "su" objetivo.

Los diferentes estratos de comprensión de la Torá, como la Halajá, el Midrásh y principalmente la Kabalá -que incluye todos los niveles de la Torá- nos revelan la Sabiduría interior de la vida a través de la cual el hombre puede tomar conciencia de los verdaderos objetivos y de cómo alcanzarlos. 


Así superamos el ámbito caótico y de cambio constante que resulta al vivir reaccionando a nuestro sentir momentáneo. Esto sucede cuando logramos definir objetivamente dónde reside el bien y dónde el mal. De este modo surge la comprensión del objetivo del bien por el cual el Kadósh Barúj Hú manifestó la Creación, y así comenzamos a definir qué es realmente el bien y qué es el mal. Entonces el bien será "verdadero" y podrá acercarnos al objetivo.

Cuando deseo algo ¿cómo sé si es bueno o malo?

La Torá nos brinda mitzvót, parámetros objetivos (no asesinarás, no robarás, etc.) a través de los cuales podemos discernir entre el bien y el mal y de esa forma prever las consecuencias de nuestros actos a corto y largo plazo. El bien y el mal no pueden ser definidos en sí mismos, bueno y malo, como fue explicado antes,dependen del objetivo. En la Creación algo es bueno o malo con respecto a una realidad más allá del sujeto que la experimenta. Somos buenos padres, buenos esposos, etc., o sea el bien y el mal se evalúan de acuerdo a lo que proyectamos a nuestro entorno. El Kadósh Barúj Hú todo lo hizo para bien y queda en nosotros, aprehendiendo las leyes de la Torá, desvelar la forma y el momento para extraer el bien oculto existente en cada ser y aspecto de la realidad. La misma energía que destruye puede construir cuando la aplicamos en la forma adecuada.


Tomado de Halel.org

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