Recientemente publicaron en un grupo foro, una pregunta, sólo de ver las respuestas se nos quitan las ganas de participar.
La pregunta es simple ¿Quienes eran los perushim (fariseos)? me la traigo acá. Los Fariseos son un grupo de Receptores de la Tradicion...
El termino "Fariseo" no se refiere generalmente a denominaciones de grupos definidos, sino de fracciones de corte político, sociales e ideológicas. En este post sólo nos dedicaremos a trabajar el aspecto ideologico, y espiritual de este grupo.
Los "Fariseos" son un grupo muy vilipendiado, sobretodo porque los cristianos, simplemente porque sólo tienen acceso a ellos teniendo como fuente "las escrituras cristianas". Por eso, si eres un cristiano evangélico, o de cualquier otra denominación y llegas a este blog, durante una investigación web que estes haciendo, lee bien este post, ya que tus "Evangelios" no son suficiente (lee escribí "suficiente") fuente para conocer sobre los Fariseos. Claro sin obviar las serias acusaciones y sin dejar a un lado que existieron fariseos extremistas y ascéticos que llevaban sus prácticas piadosas a excesos deformantes. Aqui vamos a tratar de contestar esta pregunta desde las fuentes judias, y los textos de la Sabiduria de Israel, textos sin dudas dejados por ellos mismos, y sus herederos. Y para hacerlo me sirvo de articulos de entendidos en el tema.
Sin lugar a dudas, el liderazgo "Fariseo" se produjo después de la destrucción del Templo. Las características de esta corriente se reflejan en gran medida las características del judaísmo ortodoxo aceptadas hoy en día que en realidad surgió de ella. El pensamiento y praxis de los fariseos se constituyeron en el pilar sobre el que se sostuvo el judaísmo tradicional, tras la destrucción del segundo Templo, y tras el exilio de nuestra tierra patria. Y definitivamente pensar en la supervivencia del judaísmo sin el aporte de los fariseos, es imposibles.
Hablemos de los Jasidim rishonim:
¿Jasidim rishonim? Primeramente (y personalmente, es decir mi opinión) para los "Fariseos", yo prefiero el término hebreo "Jasidim Rishonim" que podriamos traducir como "Piadosos de antaño". De hecho Rabinos como Aryeh Kaplan en sus libros como "Meditación y Cábala" y "Meditación y Biblia" usa "Jasidim Rishonim". Término utilizado en la literatura rabínica temprana para referirse a las personas que destacan por su piedad y escrupulosa observancia de los mandamientos. El termino Perushim, "Separados", para alguien no entendido contribuye principalmente al mal concepto que se tiene de ese grupo.
El Talmud y el Midrash contienen numerosas referencias a las personas que se describen como Jasidim.
La palabra Jasid deriva del hebreo Jesed, "Bondad", uno de los atributos de Dios que el hombre está mandado practicar (Ex. 34:6-7). Una vez lei a un cura (en un libro) que decia que la palabra jasid, era misógina, porque no tenia "femenino" y entonces "solo los hombres podian ser piadosos" y todas las tonterias que puedes llegar a tomar como conclusiones cuando desconoces ciertos aspectos del hebreo.
"Jasid" parece referirse al nivel más alto posible de la piedad personal. Un sabio de la Mishnah, declaró que la piedad de los Jasid conduce a la inspiración divina y finalmente a la redención (Sotah), y el Sifre comentando a Devarim 11:22, dice que así como Dios es un "Jasid", haciendo siempre más de lo necesario, por lo que es el hombre designado para que sea un "Jasid". Esto no es más que el concepto de Hishtavut Tzura הצורה השתוות “Equivalencia de Forma” con el Creador. Un "Jasid" buscaba encontrar, la "Equivalencia de forma" imitando al Creador, pues La separación total del Creador significa que no tenemos ni una sola cualidad o deseo en común. Es decir, el primero no es similar al segundo de ninguna manera y no alcanzamos ninguna forma de otorgamiento uno con el otro que nos permita estar uno dentro del otro. Así no encontramos la “Unidad”.
Las diversas definiciones de un "Jasid" y cuentas relativas a tales individuos indican que nunca hubo una definición universalmente celebrada del término para todos los períodos. Lo que si apuntan todos los pasajes, sin embargo, es a un comportamiento que va más allá de la letra de la ley en por lo menos un área de observación. Por lo cual, el grupo de los "fariseos" se mantuvo, con diferentes nombres, pero similar idea central:
Los Jasidim Rishonim:
Las diversas definiciones de un "Jasid" y cuentas relativas a tales individuos indican que nunca hubo una definición universalmente celebrada del término para todos los períodos. Lo que si apuntan todos los pasajes, sin embargo, es a un comportamiento que va más allá de la letra de la ley en por lo menos un área de observación. Por lo cual, el grupo de los "fariseos" se mantuvo, con diferentes nombres, pero similar idea central:
El amor a Dios y al prójimo, del único modo posible, cumpliendo cabalmente los preceptos y estudiando con empeño la Torah.
Solían cuidar el estado de pureza (tehorah).
Solían cuidar el estado de pureza (tehorah), en sus alimentos comunes.
Se abstenían de toda impureza durante todas sus vidas
No se sabe con precisión qué se entiende por Rishonim "generaciones anteriores" cuando se refiere a Jasidim, aunque el período parece haber terminado por el momento de Hillel. El termino "Jasidim Rishonim" crean una imagen de completa dedicación a la observancia de los mandamientos sin tener en cuenta el peligro o gasto; la evitación de todos los actos, incluso aquellos permitido, que posiblemente podría resultar en el pecado de alli el término Perushim, "Separados"; y la preocupación extrema por el bienestar de sus semejantes.
Por lo tanto, la Mishná dice que los hombres piadosos de las generaciones anteriores siempre tardó una hora en la preparación para la oración ( Berajot 5:1) . También dieron a la caridad más allá de sus medios; algunos podrían cohabitar con sus mujeres sólo en los días que impedirían a sus mujeres de dar a luz en el sábado (a pesar de que se permite a profanar el día de reposo para una mujer en trabajo de parto). Los hombres piadosos eran conocidos para enterrar espinas y vidrios rotos profundo en sus campos por miedo a que se verían expuestos por el arado y constituyen un peligro para los transeúntes ( Tosefta a Bama Kama 32b).
Por lo tanto, la Mishná dice que los hombres piadosos de las generaciones anteriores siempre tardó una hora en la preparación para la oración ( Berajot 5:1) . También dieron a la caridad más allá de sus medios; algunos podrían cohabitar con sus mujeres sólo en los días que impedirían a sus mujeres de dar a luz en el sábado (a pesar de que se permite a profanar el día de reposo para una mujer en trabajo de parto). Los hombres piadosos eran conocidos para enterrar espinas y vidrios rotos profundo en sus campos por miedo a que se verían expuestos por el arado y constituyen un peligro para los transeúntes ( Tosefta a Bama Kama 32b).
Literatura rabínica temprana también se refiere a "Jasidim ve- Anshe ma'aseh" "hombres piadosos y hombres de acción". El término hasid se siguió utilizando durante todo el período talmúdico para describir a individuos que mostraron un comportamiento ejemplar en una o más áreas de la vida.
Contrariamente a los esenios (otro subgrupo) los perushim sostenían que no todo estaba predestinado: aunque la divina providencia gobierna todas las cosas, el hombre tiene libertad de elección, en lo cual también puede verse un decreto divino. Esta es la opinión que el Rabí Akiba, el heredero de los fariseos, que asentó posteriormente: "Todo está previsto, pero tú elijes".
Los perushim desarrollaron y preservaron la tradición de los Padres, y con ella como base, le dieron a la nación reglas que no se encuentran en la Torah de Moshe. Seguían las más estrictas interpretaciones de la Torah, pero adoptaron criterios más indulgentes en lo referente a los castigos.
Eran notables también por su alto nivel ético y por su alejamiento de los placeres de la vida; por tal razón, Josefo los asimila a los estoicos griegos.
Creían en la supervivencia del alma, en las recompensas y castigos post mortem, en la transmigración a otros cuerpos de las almas de los justos, y en la perpetua tortura (en la Gehinom) de las almas de los perversos.
Esto es todo lo que nos dice Josefo (fariseo él mismo) sobre las creencias de los perushim; pocas como lo son, estas palabras contienen todas las opiniones de los perushim que encontramos en el Sha”s (Mishnah) y en las más antiguas baraitot del Talmud. Los tanaim y amoraím, y los judíos en general:
“no son más que generaciones sucesivas de discípulos de los fariseos, quienes perpetuaron la obra de los "escribas", y sentaron las bases del Talmud y de la literatura judía posterior.”
Mucho de lo que Josefo y el Talmud nos dicen de los fariseos, lo encontramos también en el Nuevo Testamento. Pero los Evangelios constituyen asimismo un severo ataque a este partido. Yesh”u los agrupa con los escribas, y los condena por predicar el bien pero no practicarlo, por jactarse de cumplir los mandamientos, por aumentar sus filacterias y vestir largas borlas, por buscar los lugares de honor, los puestos principales en la mesa y en las sinagogas; por el gusto con que se escuchaban llamar "Rabí".
Los acusó asimismo de hipócritas, de diezmar la menta, el anís y el comino, y de purificar la copa y la fuente, mientras asolaban la casa de la viuda y no cumplían los más importantes mandamientos de la Ley: justicia, compasión y fe. Los describió como "ciegos conductores de ciegos", como hombres que "filtran el mosquito y dejan pasar el camello", como "sepulcros blanqueados", limpios por fuera, pero llenos de podredumbre e impureza por dentro. Aunque engalanaban las tumbas de los profetas muertos, apedrearían a profetas semejantes vivos.
No vale la pena negar estos cargos y afirmar, como la mayor parte de los eruditos judíos de tendencia apologética, que son meras invenciones.
Uno de los principales pasajes de Josefo dice de los perushim que:
"ellos se enorgullecen de la observancia escrupulosa de la religión de los Padres, y piensan para sí que Dios los ama más que a otros".
Pero no debemos olvidar que estas acusaciones pueden hacerse a las mejores y más honestas sectas de todo el mundo. Nunca han existido todavía partidos y doctrinas o sistemas que, con el correr del tiempo, no se deterioren y sean corrompidos por ciertos adherentes que no conocen móviles más altos que el honor, el poder y el lucro.
En todo sistema, a medida que pasa el tiempo, lo secundario comienza a ser visto como lo primario, y a la recíproca; la idea más excelsa arrastra discípulos que la distorsionan y transforman, suscitándose así la indignación de los mejores. La disputa no afecta el sistema ni la doctrina, sino a los adherentes que dañan grandemente el sistema con el que se solidarizan. Esto ocurrió con la Torah de Mosheh en la época de Yirmiyah”u. Lo mismo sucedió seguramente con las enseñanzas de los perushim. La Mishnáh y las baraitot dicen muchas cosas duras sobre los diversos tipos de perushim hipócritas o extremistas.
"Un jasid estúpido, un bribón astuto, una mujer santurrona, y la plaga de los fariseos", en opinión de los tanaim (ellos mismos herederos de los perushim), son los seres que "destruyen el mundo". Mishná Sota, III, 4; véase también J. Peáh, VIII, 8.
Cuando uno de los discípulos del R. Yehudah ha-Nasí fue víctima de un estafador, el Rabí, desconsoladamente, dijo:
Además, en una antigua baraita, tan antigua que se han perdido las interpretaciones de la mayor parte de sus calificativos, el Talmud enumera siete tipos de perushim, de los cuales sólo dos (tal vez sólo uno) merecen la opinión favorable de los tanaím:
"Hay siete clases de perushim: el parush shijmi (jorobado), el parush kizzai (teneduría de libros), el parush nikpi (golpeador o prestatario), el parush medojia (semejante a la peste), el parush "haré lo que es mi obligación', el parush por temor, y el parush por amor.”
Es difícil descubrir el sentido exacto de términos populares antiguos como shijmi, nikpi, kizzai y medojia, desde que ya existe una marcada diferencia entre las interpretaciones que a su respecto hacen el Talmud Bavli y el Talmud Yerushalmi. Pero es obvio que se referían a fariseos extremistas y ascéticos que llevaban sus prácticas piadosas a excesos deformantes.
Contrariamente a los esenios (otro subgrupo) los perushim sostenían que no todo estaba predestinado: aunque la divina providencia gobierna todas las cosas, el hombre tiene libertad de elección, en lo cual también puede verse un decreto divino. Esta es la opinión que el Rabí Akiba, el heredero de los fariseos, que asentó posteriormente: "Todo está previsto, pero tú elijes".
Los perushim desarrollaron y preservaron la tradición de los Padres, y con ella como base, le dieron a la nación reglas que no se encuentran en la Torah de Moshe. Seguían las más estrictas interpretaciones de la Torah, pero adoptaron criterios más indulgentes en lo referente a los castigos.
Eran notables también por su alto nivel ético y por su alejamiento de los placeres de la vida; por tal razón, Josefo los asimila a los estoicos griegos.
Creían en la supervivencia del alma, en las recompensas y castigos post mortem, en la transmigración a otros cuerpos de las almas de los justos, y en la perpetua tortura (en la Gehinom) de las almas de los perversos.
Esto es todo lo que nos dice Josefo (fariseo él mismo) sobre las creencias de los perushim; pocas como lo son, estas palabras contienen todas las opiniones de los perushim que encontramos en el Sha”s (Mishnah) y en las más antiguas baraitot del Talmud. Los tanaim y amoraím, y los judíos en general:
“no son más que generaciones sucesivas de discípulos de los fariseos, quienes perpetuaron la obra de los "escribas", y sentaron las bases del Talmud y de la literatura judía posterior.”
Mucho de lo que Josefo y el Talmud nos dicen de los fariseos, lo encontramos también en el Nuevo Testamento. Pero los Evangelios constituyen asimismo un severo ataque a este partido. Yesh”u los agrupa con los escribas, y los condena por predicar el bien pero no practicarlo, por jactarse de cumplir los mandamientos, por aumentar sus filacterias y vestir largas borlas, por buscar los lugares de honor, los puestos principales en la mesa y en las sinagogas; por el gusto con que se escuchaban llamar "Rabí".
Los acusó asimismo de hipócritas, de diezmar la menta, el anís y el comino, y de purificar la copa y la fuente, mientras asolaban la casa de la viuda y no cumplían los más importantes mandamientos de la Ley: justicia, compasión y fe. Los describió como "ciegos conductores de ciegos", como hombres que "filtran el mosquito y dejan pasar el camello", como "sepulcros blanqueados", limpios por fuera, pero llenos de podredumbre e impureza por dentro. Aunque engalanaban las tumbas de los profetas muertos, apedrearían a profetas semejantes vivos.
No vale la pena negar estos cargos y afirmar, como la mayor parte de los eruditos judíos de tendencia apologética, que son meras invenciones.
Uno de los principales pasajes de Josefo dice de los perushim que:
"ellos se enorgullecen de la observancia escrupulosa de la religión de los Padres, y piensan para sí que Dios los ama más que a otros".
Pero no debemos olvidar que estas acusaciones pueden hacerse a las mejores y más honestas sectas de todo el mundo. Nunca han existido todavía partidos y doctrinas o sistemas que, con el correr del tiempo, no se deterioren y sean corrompidos por ciertos adherentes que no conocen móviles más altos que el honor, el poder y el lucro.
En todo sistema, a medida que pasa el tiempo, lo secundario comienza a ser visto como lo primario, y a la recíproca; la idea más excelsa arrastra discípulos que la distorsionan y transforman, suscitándose así la indignación de los mejores. La disputa no afecta el sistema ni la doctrina, sino a los adherentes que dañan grandemente el sistema con el que se solidarizan. Esto ocurrió con la Torah de Mosheh en la época de Yirmiyah”u. Lo mismo sucedió seguramente con las enseñanzas de los perushim. La Mishnáh y las baraitot dicen muchas cosas duras sobre los diversos tipos de perushim hipócritas o extremistas.
"Un jasid estúpido, un bribón astuto, una mujer santurrona, y la plaga de los fariseos", en opinión de los tanaim (ellos mismos herederos de los perushim), son los seres que "destruyen el mundo". Mishná Sota, III, 4; véase también J. Peáh, VIII, 8.
Cuando uno de los discípulos del R. Yehudah ha-Nasí fue víctima de un estafador, el Rabí, desconsoladamente, dijo:
"En lo que respecta a este hombre, lo aflige la plaga farisaica"
Además, en una antigua baraita, tan antigua que se han perdido las interpretaciones de la mayor parte de sus calificativos, el Talmud enumera siete tipos de perushim, de los cuales sólo dos (tal vez sólo uno) merecen la opinión favorable de los tanaím:
"Hay siete clases de perushim: el parush shijmi (jorobado), el parush kizzai (teneduría de libros), el parush nikpi (golpeador o prestatario), el parush medojia (semejante a la peste), el parush "haré lo que es mi obligación', el parush por temor, y el parush por amor.”
Es difícil descubrir el sentido exacto de términos populares antiguos como shijmi, nikpi, kizzai y medojia, desde que ya existe una marcada diferencia entre las interpretaciones que a su respecto hacen el Talmud Bavli y el Talmud Yerushalmi. Pero es obvio que se referían a fariseos extremistas y ascéticos que llevaban sus prácticas piadosas a excesos deformantes.
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