Dos cuentos de dinero, oración y desapego...
El Rabino de Kotz.
Un adepto vino a quejarse ante el Rabino de Kotzk, respecto a su situación económica, y el rabino le dijo:
-Reza.
-No sé rezar -exclamó el adepto.
-Si no sabes rezar -dijo el Rabí- Tienes ahora un problema más grave que tu situación económica.
El Jafetz Jaim.
En el siglo pasado, un turista de los Estados Unidos visitó al Jafet Jaim.
Y se quedó asombrado al ver que la casa del rabino consistía sencillamente en una habitación atestada de libros. El único mobiliario lo constituían una mesa y una banqueta.
—Rabino, ¿dónde están tus muebles? —preguntó el turista.
—¿Dónde están los tuyos? — replicó el jafetz.
—¿Los míos? Pero si yo sólo soy un visitante... Estoy aquí de paso... —dijo el americano.
—Lo mismo que yo—dijo el rabino.
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