Las letras hebreas de la palabra Elul forman un acróstico del versículo "Yo estoy consagrado a mi Amado (Di-s), y El está consagrado a mí" (Cantar de los Cantares 6:3).
La neshamá, el alma humana, está identificada con la Divinidad. Espiritualidad, hombre, y Di-s son uno. Son sólo las barreras erigidas cuando el hombre sucumbe a la tentación conduciéndolo lejos de Di-s las que separan al hombre de Di-s.
Al tiempo que intensificamos nuestra teshuvá en el mes de Elul, progresivamente removemos estas barreras, y podemos una vez más disfrutar el puro estado espiritual de ser uno con Di-s.
El judaísmo exige la intensificación de la plegaria, el estudio de Torá, la meditación, y los actos de benevolencia en el mes de Elul. Nosotros debemos vencer la inercia que se puede haber desarrollado durante el año, y hacer los esfuerzos necesarios para teshuvá.
La tarea puede ser difícil, pero la recompensa es más que adecuada.
Nosotros nos tornamos uno con Di-s
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