La religión asume que el Creador cambia Su actitud hacia una persona dependiendo de sus acciones. La ciencia de la Kabbalah sin embargo, establece que la Fuerza Superior es invariable y que las acciones de una persona no pueden afectarla de ninguna manera. En vez de esto, las acciones de la persona pueden cambiar.
La persona tendrá la habilidad de percibir el Gobierno Superior de una manera diferente, como si sus propios cambios tuvieran como finalidad asemejarse a Él. Podrá percibirlo como bueno y amable, mientras que si se incrementa la diferencia entre sus propiedades (recibir) y las del Creador (otorgar), sentirá que la actitud del Creador es negativa.
Hay muchas expresiones en los textos cabalistas indicando la firmeza en la actitud del Creador hacia los seres creados: "No cambio mi nombre" (del hebreo: Ani HaVaya lo Shiniti), "Él es bueno y otorga bondad a Sus criaturas, buenas y malas (Tov ve Metiv le Raim u le Tovim), la Luz Superior es absolutamente inamovible" (Or Elion Nimzta be Menuja Mujletet).
Por lo tanto, un rezo es llamado auto-juicio o auto-análisis. Esto ocurre cuando una persona no apela al Creador sino que se juzga a sí mismo, se analiza a sí mismo con respecto a la Fuerza Superior invariable.
Esta actitud hacia sí mismo y hacia el Creador constituye la diferencia entre la Kabbalah y la religión. A pesar de que la religión provoca ciertos cambios personales, ésta se basa en implorar al Creador. En este mundo, las religiones son similares a las creencias más antiguas, que en gran medida practican el soborno a las fuerzas superiores de la naturaleza.
La Kabbalah es rechazada por las religiones de masas, basándose en la convicción que una persona sólo necesita pedir al Creador y todo cambiará desde arriba para su ventaja, ya que el Creador dirigirá su mirada hacia ella. Un creyente está convencido que Él existe y que todo lo gobierna. A fin de mejorar cualquier cosa, sólo se necesita pedirle al Creador, en vez de cambiar uno mismo. Las masas religiosas interpretan los cambios religiosos como la siembra de buenas semillas, por ejemplo , ayudar a otros por compasión, pero sin cambiar la naturaleza de uno mismo y hacerlo de igual forma ante el Creador.
La convicción de cambio en la actitud del Creador hacia la persona es motivo de envidia: ¿Quién recibe un trato más amoroso por parte del Creador y quién es más "escogido por la Divinidad"? Esto causa antagonismo que surge no sólo dentro de la gente, sino también dentro de las religiones. Los representantes de varias denominaciones religiosas, tienen disputas sobre cuáles plegarias están inclinadas a ser más tomadas en cuenta por el Creador.
La Kabbalah establece que el Creador es invariable. En el proceso de corrección de una persona, esta merece ver una mejoría en la firmeza de la actitud del Creador. Por lo tanto, mientras más corregida esté una persona, más justificará las acciones del Creador. La Kabbalah define que en vez de rezar, uno debería empezar a cambiar. En consecuencia, la Kabbalah provoca odio por parte de grupos religiosos, ya que indirectamente ésta los acusa de hipocresía.
Para una mejor comprensión de la actitud de los cabalistas hacia el Creador, podemos tomar un libro de rezo cabalista. No contiene palabras ordinarias que expresen emociones humanas. Por el contrario, consiste en numerosos símbolos que designan acciones espirituales que la persona debe realizar mientras se corrige a sí misma para recibir, como consecuencia, la Luz del Supremo. Esta es la diferencia entre las nociones de un Dios religioso y de un Creador Kabbalista.
El estudio cabalista de la estructura del universo le da a una persona una idea clara del Creador, cuyas propiedades están en la cúspide de la escalera espiritual y las de sí mismo, que se encuentran en la parte más baja de la escalera. Los peldaños de la escalera representan los diversos mundos. El propósito de la creación es ascender de forma independiente y fusionar los deseos de uno mismo con los del Creador.
Este ascenso implica un cambio interno de las propiedades de la persona, que parte de una intención egoísta en todos sus pensamientos y deseos y llega a una intención altruista. El hombre asciende los peldaños de la escalera, donde cada uno de ellos representa un grado de similitud con el Creador.
Naturalmente, estudiar la estructura del universo de forma tan minuciosa, previene a la persona de imaginar que su relación con el Creador depende de los pedidos que haga. Imagine un padre de familia perfecto en nuestro mundo. Es obvio que un niño no puede evocar ningún amor adicional por sí mismo por ninguna de sus acciones, ya que el amor de padre o madre es eterno y perfecto. La proyección externa de este amor (la percepción del niño), depende únicamente de los estados por lo que la persona pasa a fin de llegar a conocer la Creación en su totalidad, para ganar experiencia y para igualarse al Creador en su mente y en su corazón.
De esto se deduce que aunque podamos hacer la transformación deseada dentro de nosotros mismos, y por consecuencia, sentir la invariable buena actitud del Creador hacia nosotros, de hecho, difícilmente puede ser llamada corrección. Esto es porque tenemos que transitar a través de todos los niveles, los estados extremos, los cambios y las sensaciones, a fin de obtener la experiencia y la habilidad necesarias para sentir el universo en su totalidad de principio a fin.
La corrección sólo significa nuestra actitud hacia cualquier cosa que nos ocurra. Cuando, a pesar de lo que suceda, evaluemos y aceptemos todo lo que pasa como algo absolutamente beneficioso, hará surgir la sensación de felicidad y placer. Esto lleva a una situación en la que la persona descubre que en realidad nada cambia, excepto su actitud hacia el estado constante en el que existe. La persona ha sido creada y ha existido siempre en dicho estado.
De más está decir que el estudio de la Kabbalah ofrece el concepto de la Creación y del lugar que la persona ocupa dentro de ésta, el que naturalmente lo disuade del rezo, lo cual es la parte más importante y el acto central en las prácticas religiosas, todo lo demás está organizado a su alrededor.
En el caso de la sabiduría de la Kabbalah ésta dirige a la persona de manera natural hacia una reflexión interna y a la transformación, la cual hace que evite los ritos o siga cualquier orden religiosa. Es por ello que todas las religiones se oponen a la Kabbalah.
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