8 de noviembre de 2013

Gracias


En conversaciones de pasillos, de cafeterías, tomando una limonada con menta o frente a un sandwich de queso emmenthal y tomates confitados, escuche las siguientes enseñanzas:

"Cuando criticas a alguien, es porque tu no estas haciendo nada. Si tienes tiempo para criticar, es porque te sobra, y no encuentras algo productivo en que invertirlo".

Has un esfuerzo por no criticar a otros, has un esfuerzo por no sentir envidia de otro, porque de por si eres un ser único, y nadie en este mundo va a hacer la tarea que te toca hacer a ti.

Has un esfuerzo por contener tu lengua, porque "No debe ser dicho todo lo que se piensa. No debe ser escrito todo lo que se dice. No debe ser publicado todo lo que se escribe. Y no debe ser leído todo lo que se publica". Rav Menajem Mendel de Kotzk.

En post anteriores habíamos hablado de la Gratitud, y la acción misma del agradecimiento. Y hoy quiero agradecer abiertamente a todos mis estudiantes, por su apoyo y amor.

Todos como Uno, decimos:




Gracias, Eterno: por habernos permitido llegar hasta este momento, confiando y amándote. Fueron muchas veces que nos animaste, Siempre sentimos el calor de tu mano, aún en plena oscuridad, y sombras. Porque en Israel para ser realistas, hay que creer en milagros.


Gracias, también, por esta certeza que hemos adquirido en el tiempo y hemos conservado. Gracias también por las dudas, incertidumbres, penas, y dolores, porque ellos nos han dado el espacio para ejercitarnos en eso que llamamos Certeza en Ti HaShem, permitenos aprender de Tu Ley, desde la Vida, y no desde sufrimientos.

Gracias por las ayudas, la compañía y la alegría que me han brindado mis compañeros. 



Gracias por tantos ojos como me miraron y miraran con ternura…


Gracias por tantas manos como se adelantaron a estrechar la mía.

Gracias por tantos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron.

Gracias por tantos oídos que me escucharon.

Gracias, Eterno, por tanto como he recibido, que no fueron méritos míos, sino tuyos.

Gracias por el mérito que me estimuló, por la salud que me sostuvo, por el trabajo que desempeño, y por el descanso.


Gracias por aquel fracaso y aquella desilusión. De ellos aprendí que solo Tu Eres, HaShem, El Alufo Shel Olam.

Perdón, Eterno por la palabra que callé, por esa mano que no tendí, por la sonrisa que escatimé, por el saludo que negué,  por la mirada que desvié, por la disculpa que no pedí,  por esos oídos que no presté, por ese gozo que no compartí, por esa verdad que omití. 

¡Cuántas maravillas has hecho, OH Eterno, D-os mío…! 


Enviado desde mi dispositivo movil BlackBerry® de Digitel.











No hay comentarios:

Publicar un comentario