30 de abril de 2020

Como la palma del llano




Sobre este pasuk del Salmista he escrito en varias oportunidades. Hoy sin mucha motivación para meditar, busque el entusiasmarme a mi mismo repitiendo de memoria algunos versos, porque de acuerdo a Rabí Najman los salmos tienen el poder de avivar la llama incluso al mas lánguido. Y de repente me encontraba allí susurrando casi espontánea  y suavemente cantando: "Tzádik katamar yifrak keérez balevanón yisgé" El Justo (Tzadik) florecerá como la Palmera y crecerá como cedro del Lebanon

El Maguid de Mezritch explicó que se refiere a dos clases de Justos. Los que dedican el tiempo al hombre, le enseñan y se inquietan por él, y los que se preocupan sólo por aprender ellos. Los primeros producen frutos alimenticios, como los dátiles de las palmeras; y los segundos como el Cedro del Lebanon, altivo y estéril.

Hay todavía más que descifrar en este particular siguiendo el mismo hilo. Inspirado me atrevo a partir de una fuente no convencional; recordé de una pieza del folclore del llano de Colombia y Venezuela, un Pajarillo por mucho de los mejores, una joya que reúne la voz recia, inimitable, clara, nítida de Juan de los Santos Contreras conocido como el Carrao de Palmarito con la ejecución prodigiosa de la bandola de Don Anselmo López, ambos fallecidos.  Fragmentos de las estrofas de este pajarillo rezan así:

...me dijiste que era firme,
como la palma llanera
si la palma fuera firme,
no la quemara candela
no la tramoleara el viento,
como la soga al llanero...

 ...me dijiste que era firme,
como la palma del llano
si la palma fuera firme,
no la picara el gusano
no la tramoleara el viento,

ni la secara el verano... 


El pajarillo es uno de los golpes más populares, y es el que más se lo identifica como llanero. La Palma llanera a la que hace referencia es el Símbolo natural del estado Guárico (los llanos centrales de Venezuela, y en el corazón mismo del país) y tiene una característica muy peculiar, su extraordinaria resistencia. 

Si la palma fuera firme... no tendría tal resistencia. Esta cualidad se llama “flexibilidad”, la cual evita las rupturas y el estancamiento, pues la palma puede doblarse cuando lo que conviene es doblarse y estar erguido cuando hemos de estarlo. Ser flexible es saber crear, explorar, generar, imaginar, improvisar,  modificar, relacionar, transformar,  y adaptar. Su fortaleza y resistencia radica allí.

En Venezuela solo existen dos estaciones en el año: la estación seca y la estación lluviosa, y ambas son extremas. Un Pajarillo hace referencia dos veces a la Palma, la primera de cómo la candela "quema a la palma", esto es por los incendios producidos en la estación seca, y en la otra mención expresa "ni la comiera el gusano" en referencia al período de lluvias y humedad. 

Sólo el que ha vivido en el campo venezolano entiende de estos ciclos del tiempo. Cada una de ellos tiene una duración aproximada de seis meses, dependiendo del estado del tiempo el cual permite que la época de lluvias sea más corta o más larga, sin embargo el calor predomina tanto en una estación como en la otra. La Palma llanera se adapta a estos extremos.

¿Cómo puede esta planta soportar seis meses de sequía y seis sumergida en el agua? La respuesta es fácil: la palma tiene unas raíces muy abundantes que penetran profundamente en la tierra, hasta llegar a los depósitos de agua del subsuelo.

El agua es símbolo de la Torah, los actos del Tzadik Katamar, "El Justo como la palma" están  profundamente enraizados en la Torah y de ella extraen su vitalidad. El Tzadik Katamar se aferra a ella tanto en períodos de abundancia y en carestia. En apariencia parece que fuera abatido por el verano, y el fuego parece destruirlo y chamuscarlo, pero en su flexibilidad está su fortaleza.   

El justo como la palma llanera, no puede vivir a menos que esté rodeado de agua, esto es,  de la Torah y las mitzvot, como la palma llanera hunde sus raíces profundamente en busca de esta agua, para cuando esta falte en verano, el Justo como la palma llanera aún en el exilio, en la carencia, en la lejanía, tras las generaciones retorna  a  la Torah.  

El tratado de Rosh Hashaná, comienza en sus primeras páginas explicando dos (de las cuatro) cabezas de año del calendario hebreo. Los meses de Nisan, y Tishre, dos opuestos complementarios, que marcan el inicio de dos periodos de seis meses de duración cada uno, y  podemos hacer un paralelismo con estas dos estaciones y el comportamiento en ellas de la palma del llano.

Nisan marca el inicio de la estación seca, por eso es que después de Pesaj, el Tzadik Katamar comienza a decir  "Morid hatal"  Él hace descender el rocío. Y es en Tishre, en Shemini Atzeret, que comienza la estación húmeda trayendo las lluvias consigo, y el Tzadik Katamar cambia a la frase "Mashib harúaj umorid haguéshem" Él hace soplar el viento y descender la lluvia. Entendiendo la profundidad de acuerdo con la Kabbalah de agradecer, y ponerse en sintonia con los tiempos.  


En el Guárico,  le llaman palma de abanico, por la forma de sus hojas. En algunos lugares las palmas se agolpan formando bosquecillos llenos de vida silvestre, los cuales se conocen con el nombre de: el Palmar o los Palmares.  Estas magnificas plantas, tienen una gran importancia en la preservación de la fuente de agua que se acumula en los Esteros durante el invierno y el mantenimiento de esta reserva hasta el verano, asegurando así la supervivencia del ganado que abreva en su orillas, las diferentes aves, la garza blanca, los reptiles y demás animales de la fauna silvestre que encuentran allí, refugio bajo su sombra, alimento y protección de depredadores.

El Tzadik Katamar tiene como objetivo conducir al mundo hacia el bien. La Emuná del Tzadik Katamar es completa, trasciende todo límite y medida, lo cual conduce al altruismo. Tal como las palmas llaneras se agrupan en Guárico, los Jasidim Katamarim, los Piadosos como las palmeras, forman comunidades; así como la Garza blanca que solo puede vivir en su medio propicio, el agua, también Israel vive solo por medio de la Torah

Cuando se viaja por las carreteras del llano guariqueño, a veces el paisaje hermoso se vuelve monótono por mantener la misma visión panorámica: kilómetros y kilómetros de terreno árido, rojizo, de escasa vegetación, arboles delgados y casi sin  follaje, pero de pronto, como un oasis en el desierto, la visión de una elegante palmera erguida en alguna loma, o pequeños bosques de palmas llaneras recrean la vista y dan la sensación de seguridad, fortaleza, permanencia, que como una ráfaga de brisa fresca te hace respirar profundo dejando una extraña paz en todo tu ser. Me hace pensar en aquel verso de la Torah:


"Llegaron a Elim, donde había doce manantiales de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas."

 Shemot / Éxodo 15:27 



 

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