Sepa, querido lector, de OrEinSof que la mayoría de las veces en las que nos parece
que el culpable de nuestro dolor es un tercero, en realidad estamos
mirándonos en un espejo…
Al no tener la voluntad de corregir su situación, buscando la falencia
en mi mismo, salgó a la búsqueda de un “culpable”. ¡Y quién podía ser
más culpable que aquel que pone de manifiesto la debilidad
propia!
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