Rabí Akiva andaba descalzo por Roma cuando lo encontró un eunuco.
Este le dijo: “Un noble anda a caballo, un hombre libre en un asno, un
plebeyo en sus propios zapatos; pero un hombre descalzo es como si
estuviera muerto.”
Rabí Akiva le contestó: “La belleza del hombre
es una barba de buen parecer. Una mujer es la alegría de su corazón, y
los hijos son la herencia que otorga el Eterno. ¡Ay del que carezca de
los tres!”
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