Rabí Safrá era veraz aún respecto de los pensamientos de su corazón, y era propietario de una tienda.
Una vez,
mientras él estaba diciendo "Kriat shema" un hombre entró en la tienda
y, sin darse cuenta de que Rav Safra se postraba en el medio de sus
oraciones, ofreció un precio por la compra de un diamante, mas Rabí Safrá no respondió.
Tomando el silencio como un signo de descontento de su oferta, demasiado baja,
el hombre subió su oferta no una sino dos veces.
Rabí Safrá aún no replicó.
El comprador, incapaz de interpretar correctamente la causa de su silencio, nuevamente elevó el precio. El continuó elevando su postura.
Después de su oración,
fue un hecho que el Rabino Safra se volviera hacia y el hombre, y lo
sorprendiera diciéndole de que la oferta original sería la única que
aceptaba.
Safrá entonces le dijo, ¡Tomad el diamante por el precio que vos ofreciste originalmente!"
A lo que replicó el comprador:
"¿Por qué deberíais venderlo vos por ese precio?" inquirió el comprador "¡Desde entonces yo acrecenté grandemente mi oferta!"
"Cuando vos hicisteis vuestra primera postura," explicó Rabí Safra, "Yo accedí a ella en mi corazón. Por lo tanto consideraría deshonesto cambiar los términos."
"Cuando vos hicisteis vuestra primera postura," explicó Rabí Safra, "Yo accedí a ella en mi corazón. Por lo tanto consideraría deshonesto cambiar los términos."
A pesar de que fácilmente podría haber hecho más dinero en la
transacción, actuó y respondió con honestidad, al aceptar la primera
oferta diciéndole que no había respondido porque había estado orando.
Basado en Makot 24a
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