La Historia nos cuenta que Moshé (Moisés) Rabenu, quien bajo inspiración divina escribió los cimientos de la Biblia (el Jumash) fue puesto en una cesta de papiro a la orilla del Nilo, por una chica llamada Myriam quien era su hermana, y fue encontrado por la hija del antiguo gobernante egipcio, el Faraón (Paro). Nos cuenta ademas que Moshé Fue criado en la casa del Faraón, y como príncipe y Sumo Arquitecto, tuvo acceso a todo lo que cualquiera pudiera desear.
Todo eso hasta que un día, decidió embarcarse en el viaje que lo llevó a descubrir el Mundo Superior, fíjate dice "Superior" y eso es lo mas importante, descubrió que ése no era un lugar físico sobre la tierra, sino, un mundo interno de sensaciones completamente nuevas y maravillosas, inalcanzables por nuestros 5 sentidos tradicionales (sobre eso ya hablamos en un post pasado titulado "La Vida Es un Sueño").
Este Mundo Superior solo es percibido por medio de la interioridad del ser humano, donde uno se conecta con las fuerzas que propulsan la realidad llamada “nuestro mundo”, a través de nuestros cinco sentidos. Y en el punto más alto del Mundo Superior, uno descubre que todas estas fuerzas están conectadas a una única y abarcadora Fuerza Superior llamada “Luz Superior”.
La Biblia es aún hoy en día el libro más famoso que jamás haya sido escrito, aunque fue concebido hace miles de años. Su verdadero contenido y propósito yace en el vocablo Torah (en hebreo: Or "Luz" y Horaá "instrucción") que nos indica que el libro es un manual para percibir esa Luz Superior que se encuentra en el Mundo Superior que Moshé Rabenu había descubierto.
Pero como ahí no existen palabras, la Torah utiliza términos terrenales para describirlo, la Torah habla en lenguaje de hombres. Como hemos dicho muchas veces La Kabalah explica que las fuerzas espirituales de ése mundo (el Superior) son las que gobiernan y dirigen todo en el nuestro. De modo que cada fuerza del Mundo Superior se manifiesta en nuestro mundo. Estas fuerzas se llaman “Raíces”, y sus manifestaciones en nuestro mundo se llaman “Ramas”. Por eso, el lenguaje utilizado en la Torah se denomina “El Lenguaje de Ramas”.
Es decir, cuando Moisés quiso describir algún fenómeno del Mundo Superior, lo llamó por su rama manifestada en nuestro mundo. Por ejemplo, usaba la palabra “piedra” para denominar la fuerza espiritual que se manifestaba en nuestro mundo como una piedra. Así que la palabra “piedra” no se refería a la piedra que nosotros vemos y sentimos, sino a su raíz espiritual.
Igualmente, cada palabra de la Biblia describe acontecimientos del Mundo Superior. Y cuando se lee con esto en mente, le damos al libro el uso que su autor pretendía: como guía para quien se embarca en el camino del descubrimiento espiritual.
Pero a medida que fue pasando el tiempo, el verdadero significado de la Biblia fue olvidándose. En vez de ser leído con el fin de penetrar el Mundo Superior y sentir la Luz Superior, mucha gente empezó a creer que el libro hablaba sobre nuestro mundo: relaciones entre personas, enseñanzas morales y consejos para resolver y organizar nuestros asuntos mundanos; o que era simplemente una narración histórica. Ambas son interpretaciones equivocadas del texto, ya que el mismo fue escrito en el Lenguaje de Ramas, y trata solamente del Mundo Superior.
No, pues existe evidencia arqueológica de que los acontecimientos históricos que se describen en la Biblia realmente sucedieron en nuestro mundo.
¿Acaso sostienen los Kabalistas que ninguno de estos hechos realmente hayan sucedido?
No, justamente lo contrario: Ellos nos ayudan a comprender por qué todos estos tenían que ocurrir también en nuestro mundo.
Cada objeto y cada acontecimiento de este mundo surge y es dirigido por su raíz en el mundo espiritual. Por eso, cada objeto espiritual debe manifestarse también en nuestro mundo. Es decir, a pesar de que la Biblia solamente describe el Mundo Superior, los eventos correspondientes también deben acontecer en el plano terrenal.
Leer correctamente la Torah
Los Kabalistas (Mekubalim) consideran los objetos y sucesos espirituales "las raíces".
Explican que un Kabalista con el excepcional alcance espiritual de Moshé, sería incapaz de escribir ni una sola palabra con el simple propósito de hablarnos de historia o de ética. Su única meta en la vida sería revelar a la humanidad el Mundo Superior, para ayudarnos a percibirlo como él lo hizo, alcanzando así la meta más elevada de nuestra existencia.
De ahí que la manera correcta de leer la Torah es comprendiendo que cada palabra se refiere a una fuerza espiritual que se encuentra en el Mundo Superior. Entonces, uno comienza gradualmente a conectarse con estas fuerzas y a percibirlas, tal como lo hizo Moshé. ¡ATENCIÓN! ES A ESTO A LO QUE SE LLAMA ESTUDIAR KABALAH.
Quienes ya han desarrollado la habilidad de percibir el Mundo Superior se llaman “Kabalistas”, y cuando leen la Torah no visualizan sucesos históricos ni enseñanzas morales. En cambio, perciben claramente cómo las fuerzas espirituales nos gobiernan a nosotros y a todo lo que nos rodea, y cómo todo se une finalmente en la infinita y perfecta Luz Superior.
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