Lo escuché a la noche de Shabat, 4 de septiembre de 1942.
Entiendan lo que está explicado en el Shulján Aruj (Código de Leyes judío): la regla establece que uno debe representar y reflejar repetidamente las plegarias de los Días Terribles (días entre la festividad de Rosh Hashaná y Yom Kipur), para que cuando llegue el tiempo de la plegaria, ya esté acostumbrado y habituado a rezar.
El hecho es que la plegaria debe realizarse en el corazón. Esto es lo que se quiere decir mediante “el trabajo en el corazón”: que el corazón acceda a lo que uno dice con la boca (de lo contrario, es una farsa; pues su boca y su corazón se contradicen). Por ende, en el mes de Elul (último mes del calendario hebreo) uno debe acostumbrarse al gran trabajo.
Y lo más importante es que uno puede decir “escríbenos a la vida”. Esto quiere decir que cuando uno dice así, el corazón también debe acceder (para que no sea meramente una adulación) a coincidir con lo que su boca dice, “porque el hombre se fija en la apariencia exterior, pero el Creador se fija en el corazón”.
De acuerdo con esto, cuando uno clama “escríbenos a la vida”, “vida” se refiere a la adhesión con la vida de las vidas; y es específicamente por medio de esto que uno comienza a desear trabajar enteramente con el atributo de otorgamiento, y todos sus pensamientos de gratificación propia sean revocados. Entonces, cuando comience a sentir lo que esté diciendo, su corazón podrá comenzar a temer que su oración sea aceptada; o sea, temer que su deseo esté dirigido hacia sí mismo.
Y en lo referente al beneficio propio, aparece un estado en el que parece que uno renunciara a todos los placeres del mundo, a todas las personas, amigos, familia y parientes, a todas sus posesiones, y que se retirara al desierto donde no hay nada salvo bestias salvajes, pero sin nadie que lo conozca y que sepa de su existencia. Le parece como si perdiera su mundo entero de golpe; y siente que está perdiendo un mundo lleno de vida, y que lo cambia por una muerte que viene de este mundo. Cuando percibe esta imagen, siente como si se estuviera suicidando.
A veces la Sitra Ajra le ayuda a representarse su propio estado con todos estos colores oscuros. Entonces, su cuerpo repele esta plegaria, y en tal estado su plegaria no puede ser aceptada, pues él mismo no lo desea.
Por esta razón debe haber una preparación para la oración, para sintonizarse con la misma y para que su boca y su corazón coincidan. Y el corazón puede llegar a acceder a esto mediante hábito, y así comprender que la recepción implica separación, y que lo más importante es la adhesión con la vida de vidas, que corresponde a la cualidad de otorgamiento.
Uno siempre debe esforzarse en el trabajo de Maljut, llamado “escritura”, considerado “tinta” y Shajarit (heb: Negrura). Esto significa que uno debe querer que su trabajo sea “Livní (heb: Blancura) y Shiméi”; es decir, que sólo en el tiempo de blancura se adhiere con la Torá y las Mitzvot incondicionalmente. Ya sea en blanco o en negro, siempre será lo mismo para él; y pase lo que pase siempre se adherirá a los mandamientos de la Torá y de las Mitzvot.
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