Articulo de Rabí Baruj Ashlag.
Cuando se construye un edificio en la corporalidad, vemos que cualquiera que quiera construir un edificio primero debe hacer una excavación para los cimientos, y sobre los cimientos, construye el edificio. Al excavar para los cimientos, debemos discernir si él quiere construir un edificio de un piso, es decir, si quiere construir una planta baja, o un edificio de varios pisos. Por lo tanto, la excavación para los cimientos en el suelo deberá corresponder a la altura del edificio. La excavación no se lleva a cabo de una sola vez, sino que cada día se preparan los cimientos para que sean profundos y para que luego él pueda construir un edificio más alto.
El mismo proceso se aplica también en la espiritualidad. Cuando una persona desea edificar una construcción de un sólo piso, no necesita excavar tan profundamente. Sólo excava un poco y ya puede iniciar la edificación para cumplir con la Torá y las Mitzvot (mandamientos). ¿Y qué es excavar en la espiritualidad? Es una deficiencia, cuando se excava una deficiencia en el corazón, pues el corazón se llama “deseo”; un corazón se llama Maljut, y un corazón se denomina “tierra” o “suelo”.
Como en la corporalidad, se excava una deficiencia en el terreno. En otras palabras, antes de proceder a la construcción de un edificio, primero debemos excavar el terreno, esto es, extraer todo de lo que haya en el sitio de la excavación. Una vez que el terreno en donde queremos construir se encuentra vacío, iniciamos la construcción. Si el sitio está lleno de tierra, no debemos construir sobre ella porque el edificio se desplomaría.
De la misma forma, en la espiritualidad debemos excavar el suelo, es decir, en el corazón y extraer el polvo del corazón desde ahí, y luego el corazón queda vacío, sin ningún llenado. Entonces, llega el momento de la construcción. Se deduce que cuando el corazón está lleno de asuntos corporales, es imposible construir un edificio en ese terreno porque todo el edificio se derrumbará, pues no debe existir nada que no sea necesario.
En cambio, solamente cuando existe una necesidad y él siente una carencia por no tener aquello que anhela, cuando lo obtiene, ese objeto tiene derecho a existir porque él lo necesita. Y entonces sabe que la medida de la importancia corresponde a la medida de la necesidad, y él sabe cómo cuidar del edificio para que sus enemigos no lo destruyan.
Aquí da comienzo el asunto de la excavación de los cimientos, es decir, la profundidad a la que se excavará en el suelo dependerá de la altura del edificio que la persona tiene la intención de construir. Algunas veces, la persona dice que se contenta con una construcción de un sólo piso al nivel del terreno. En otras palabras, desea observar la Torá y las Mitzvot mediante las que ser recompensado con un edificio que se encuentre al nivel del suelo, es decir, que no esté lejos de la tierra.
En otras palabras, desea permanecer en lo terrenal, lo cual se considera como vasijas de recepción, es decir, la recompensa en la que desea habitar. Al igual que cuando se construye una casa en donde vivir, la recompensa se considera la casa en la que vive. En otras palabras, se sabe que una persona sólo desea vivir por las recompensas, y la recompensa quiere decir que recibe deleite y placer a cambio de su trabajo y esta es la vida de la persona −que el hombre quiere vivir sólo para el deleite y el placer.
El orden del trabajo en la Torá y las Mitzvot comienza con Lo Lishmá (no en beneficio de Él), como está escrito en El Zóhar: “Hay algunos que guardan la Torá y las Mitzvot para ser recompensados en este mundo, y algunos trabajan en la Torá y las Mitzvot para conseguir el mundo por venir”. Pero su recompensa es tan sólo lo que recibirá en sus vasijas de recepción para sí mismo, lo cual se considera que está en el ámbito de lo terreno. A esta modalidad se le llama “las personas de la tierra”, es decir, que ellas no se mueven de la tierra, que es “el deseo de recibir”.
Es como dijo Maimónides (Hiljot Teshuvá [Leyes del Arrepentimiento], capítulo 10): “Cuando se enseña a los pequeños, las mujeres y las personas de la tierra, se les enseña sólo para trabajar a través del miedo y la recompensa”.
Esto no es así con el discípulo sabio, según lo que Baal Hasulam dijo, que un discípulo sabio es aquel que estudia las cualidades del Sabio, y el Creador es llamado “Sabio”. Por lo tanto, aquel que va por el camino del otorgamiento, se considera que esa persona aprende del sabio. Por lo tanto, se le llama “discípulo sabio”.
De esto resulta que aquellas personas que se dedican a la Torá y las Mitzvot para ser recompensadas con una edificación llamada “recompensa de este mundo o recompensa del mundo por venir para el beneficio propio”, se les definen como “personas de la tierra”. Esto se considera como que él sólo desea construir el primer piso. Así es que no necesita excavar cimientos profundos, es decir, cavar cada día para hacer la excavación profunda. En lugar de esto, cava una vez y esta excavación es suficiente para él.
En otras palabras, cuando entiende que tiene la necesidad y el deseo de observar la Torá y las Mitzvot a manera de recibir una recompensa, cuando entiende esa deficiencia esa razón, ya puede obtener la edificación de la recompensa. Esto es así porque en tanto que una persona no desee salir del amor propio, el cuerpo no resistirá la Torá y las Mitzvot. Por lo tanto, no necesita cavar cada día, es decir, él no necesita buscar una necesidad y deseo de esforzarse en la Torá y las Mitzvot porque el cuerpo no resiste su necesidad, ya que entiende que para él vale la pena trabajar en beneficio propio.
Se considera que su excavación no necesita ser tan profunda. En cambio, la necesidad de entender que es bueno ocuparse en la Torá y las Mitzvot es suficiente para motivarlo para el trabajo. De esto resulta que la excavación que hizo alguna vez permanece con él y puede continuar el trabajo. De esto se deduce que su excavación no necesita ser profunda.
Sin embargo, si él desea construir un edificio de varios pisos, es decir, ser recompensado con una Neshamá (alma) que conste de NaRaNJaY, puede ser recompensado específicamente si su intención es para otorgar, pues todos sus pensamientos y deseos son sólo para el Creador, y no en beneficio propio. De esta manera, cuando desea asentar los cimientos para la construcción de tal edificación, la excavación de los cimientos −es decir, la necesidad de ello− no se lleva a cabo de una sola vez.
Esto es así porque después de que una persona trabaja consigo misma y deja que su cuerpo entienda que vale la pena trabajar para otorgar, esta excavación no se hace fácil para él. Durante la excavación, encuentra rocas, que son cosas difíciles de horadar. Es difícil hacer incluso un pequeño orificio en una roca.
En otras palabras, cuando desea entender −cuando siente un gran deseo y ve que él no puede hacer nada para otorgar, y desea pedirle al Creador que le dé lo que quiere, es decir, darle la luz de la Torá que lo reforme, en mitad de la excavación encuentra una gran roca.
En otras palabras, le llega un pensamiento de que desea entender por qué necesita trabajar para el Creador y no para sí mismo. Después de todo, es bien sabido que “Tu vida y la vida de tus amigos: tu vida va primero”. Y él no tiene nada que responder a esa percepción. Entonces, hace una pausa en la excavación porque esa roca es muy dura para poder hacer un agujero en ella.
Por esta razón, necesita un valioso instrumento mediante el cual sea posible romper la roca. Ese instrumento se llama fe por encima de la razón, y es sólo este instrumento el que puede romper la roca, lo que se llama “razón externa”, es decir, que esta razón está fuera de la Kedushá (santidad) porque sólo sirve a la Kedushá como una corteza que precede a la fruta.
Por tanto, dado que sólo con la fe por encima de la razón es posible romper la piedra, aquí está el asunto de los ascensos y descensos, ya que uno no siempre es capaz de ir por encima de la razón. De ello se deduce que toda su excavación y hallazgo de alguna deficiencia para pedir al Creador que le dé fuerza para ir por el camino del otorgamiento ha sido cerrado herméticamente por la roca.
Como resultado, él debe cavar una vez más, y seguir haciéndolo repetidamente. Y cada vez que comienza a extraer la tierra, en mitad de la excavación, encuentra una roca de nuevo. Y vuelve a plantear preguntas dentro de la razón. Y lo supera otra vez y usa la fe por encima de la razón. Y una vez más, obtiene un lugar de carencia y comienza a rezar al Creador para que lo acerque a Su trabajo, es decir, hacer el trabajo del Creador por el Creador y no por su propio beneficio.
Y dado que toda su edificación está construida por encima de la razón, la excavación se vuelve a cerrar, es decir, que su necesidad desaparece otra vez y no tiene nada que pedir, es decir, no tiene necesidad de que el Creador lo acerque. Por lo que debe comenzar a cavar de nuevo, es decir, a trabajar para encontrar una deficiencia, de manera que tenga una base sobre la cual pedir al Creador, para construir su edificio.
En esta excavación, encontramos que cuando cavamos en el suelo, encontramos polvo y rocas. Al polvo se le llama “corazón”, es decir, la voluntad de recibir para uno mismo. Esto no es tan terrible porque con grandes esfuerzos uno puede quitar el polvo de la tierra. Pero cuando encuentra rocas en medio de la excavación, cuando la razón comienza a hacer preguntas, entonces necesita la misericordia de los cielos para que se le imparta fuerza para superar por encima de la razón.
Por lo tanto, hay un trabajo importante en la cimentación porque la excavación no acaba en un día. Es más, inmediatamente después de la excavación vienen las rocas y cae en su mente, es decir, él recibe pensamientos extraños. Esto es, después de que ya ha superado por encima de la razón, durante un tiempo, él no puede mantenerlo sino que sufre otro declive y tiene que comenzar de nuevo. Sin embargo, uno debe creer que ningún trabajo se pierde. Más bien, todo permanece pero hay una corrección de no ver lo que ya está hecho.
En consecuencia, se considera que cada día que la persona excava los cimientos, cava en la profundidad del suelo, y no vuelve a trabajar en lo que ya trabajó ayer. Pero el progreso se realiza al profundizar, y la medida de profundidad de la excavación es hasta que recibe una necesidad genuina de que el Creador le ayude a tener el deseo de trabajar para otorgar. “Cada céntimo se va acumulando en una gran cuenta”. Finalmente, de toda esa excavación, llega a tal profundidad que es posible construir un edificio sobre esto, ser digno de ser merecedor de NaRaNJaY de la Neshamá, con la cual uno debe ser recompensado.
Entendemos la construcción de Kedushá (santidad) de dos maneras: 1) Kli (vasija), y 2) Luz.
Un Kli significa que el Creador da un deseo y un anhelo de otorgar al Creador.
La Luz significa que una vez que él tiene un deseo de otorgar, que se denomina Dvekut (adhesión), recibe un grado de Neshamá, hasta que es merecedor de NaRaNJaY. Está escrito en la Introducción al Estudio de las Diez Sefirot (Artículo 133): “Así es también en el trabajo del que es justo por completo, que la elección que se aplica durante la ocultación del rostro ciertamente no se aplica una vez que se abre la puerta para el alcance de la Providencia abierta. En cambio, comienzan con la parte principal de Su trabajo −en la revelación del rostro. En ese momento, uno comienza a marchar por los muchos grados, como está escrito: ‘El justo va de fuerza en fuerza’. Esos trabajos los cualifican para la voluntad del Creador, para que Su pensamiento de la creación se realice en ellos: deleitar a Sus creaciones”.
Ahora podemos ver que hay un grado de ser recompensado con Dvekut con el Creador, es decir, obtener el grado de querer otorgar. Después de eso, existe el orden de ser recompensado con la luz, lo que se llama NaRaNJaY, que son grados en la revelación de la luz.
De acuerdo a lo dicho antes, podemos interpretar lo que está escrito (Gen 26:15): “Y todos los pozos que los sirvientes de su padre habían cavado en los días de Abraham, su padre, los filisteos los sellaron… E Isaac cavó nuevamente los pozos de agua que habían sido cavados en los días de su padre Abraham, y que los filisteos les habían detenido. Y los sirvientes de Isaac cavaron… y los pastores de Gerar se disputaron con los pastores de Isaac, diciendo: ‘¡El agua es nuestra!’… Y ellos cavaron otro pozo, y también se lo disputaron… y (él) cavó otro pozo, y ellos no se lo disputaron; y lo nombró Rejovot, porque ‘Al fin el Señor nos ha dado un espacio para nosotros, y seremos fructíferos en la tierra’. Y él fue desde allí hacia Beersheba”.
La excavación que hicieron fue para encontrar un déficit y una necesidad de la salvación del Creador; ellos fueron por el Kli, es decir, para pedir al Creador que les diera la necesidad de otorgar. Y ellos ven que no pueden porque el cuerpo se resiste a ello por naturaleza, porque nació sólo con un deseo de recibir.
Sin embargo, en eso también hay dos discernimientos que hacer: 1) Cuando él reza al Creador para que le dé fuerzas para superar la voluntad de recibir y trabajar para otorgar y él desea que el Creador le dé este poder. 2) Algunas veces, uno no puede pedir al Creador que le dé el deseo de otorgar porque el cuerpo también se resiste a la plegaria. El cuerpo está temeroso de que tal vez el Creador pueda ayudarlo y abandonará el deseo de recibir. De ello se deduce que debe rezar para que el Creador le dé fuerzas para superar el cuerpo y que tenga la voluntad de tener la fuerza para rezar al Creador que le ayude a superar la voluntad de recibir y trabajar para otorgar.
Se deduce que reza. ¿Y cuál es su petición? Es la de ser capaz de rezar. Esto se llama “una oración para una oración”. A esto se le denomina que el Creador debe ayudarle con el Kli, es decir, a entender que es la fuerza para otorgar lo que él necesita. Resulta que el Creador le ayuda y le da un deseo de querer entender que todo lo que el hombre necesita es el deseo de otorgar con su mente y su corazón.
Después, cuando él tiene la necesidad y desea trabajar para otorgar pero no puede, el Creador le entrega la Luz, es decir, la luz que proviene de la corrección del Kli, para ser capaz de trabajar para otorgar. Y esa Luz es llamada Kli, y es sabido que la luz se denomina a partir del acto. Y como la luz le da el deseo que se llama Kli, se dice que el Creador le dio la vasija de otorgamiento. A esto se le llama “los cimientos”, y sobre tales cimientos es posible construir un edificio de varios pisos. En otras palabras, una vez que ha obtenido los cimientos, que es la vasija de otorgamiento, comienza a ser merecedor de un nivel completo de NaRaNJaY en su alma.
Sin embargo, por lo que respecta a los filisteos que sellaron los pozos que los sirvientes de su padre cavaron en los días de Abraham, debemos interpretarlo en el trabajo. Abraham es el discernimiento de Jésed (misericordia, gracia). Los sirvientes de Abraham son aquellos que siguen el camino de Jésed, es decir, aquellos que desean ir por el camino del otorgamiento, que se llama Jésed. Ellos cavaron esta deficiencia para sí mismos, es decir, la necesidad de vasijas de otorgamiento. Pero, cuanto más cavaban para descubrir sus deficiencias, sus deficiencias iban siendo selladas, y siempre tenían que empezar a trabajar de nuevo, a cavar otra vez, repetidamente.
Ahora podemos interpretar la disputa entre los pastores de Gerar y los pastores de Isaac, como está escrito: “Y los sirvientes de Isaac cavaron… Y los pastores de Gerar se pelearon con los pastores de Isaac… Así que él nombró al pozo Oshek, porque ellos Hitashku (lucharon) con él. Y cavaron otro pozo, y también pelearon por este; y lo llamó Sitná (heb: enemistad). Y (él) cavó otro pozo, y no pelearon por este; y lo llamó Rejovot… Y él ascendió desde allí hasta Beersheba”.
Debemos entender el significado de “Pastores de” en la espiritualidad, y la diferencia entre “Los pastores de Gerar” y “Los pastores de Isaac” en el trabajo, así como también por qué hubo una disputa por la excavación de los primeros dos pozos y ninguna disputa por la excavación del tercero, como está escrito: “Y ellos no pelearon por este”.
Se sabe que uno no puede vivir sin provisiones. Provisión se considera lo que abastece a una persona, con lo que él se sustenta en la vida y dice: “Por esto vale la pena vivir”. Ciertamente, hay muchos grados en el aprovisionamiento de un hombre. Algunos se contentan con poco, es decir, que si una persona tiene comida, como la comida de un animal, es decir, con lo que los animales se conforman, él dice: “Esto es suficiente para mí y vale la pena vivir por este aprovisionamiento”. Comparado con el aprovisionamiento de otros, se considera que él se conforma con poco.
Y algunos dicen que ellos se conforman con alimentos tales que son suficientes para niños pequeños. Esto es un añadido a los animales, ya que ellos tienen intereses: juegan al escondite, con juguetes, etc., y se conforman con eso. Ellos dicen: “Lo que disfrutamos no tiene por qué ser real. Incluso si es mentira, de cualquier forma podemos encontrar nuestro aprovisionamiento allí”. Por el contrario, son las cosas reales las que encontramos por completo sin sentido.
Como una alegoría: he contado muchas veces que vemos que hay niñas pequeñas, a las que sus padres les compraron muñecas con las que jugar. Algunas veces, la madre está en la cocina, preparando una comida, ella tiene un bebé de un año en casa, y el bebé está llorando. La madre dice a la pequeña: “Ve a jugar con el bebé. Con eso, el bebé disfrutará, y yo disfrutaré porque podré preparar la comida”.
Pero vemos que en la realidad, la niña no irá. Si le preguntáramos a la niña: “¿Por qué no quieres jugar con el bebé? Sólo estás jugando con tu muñeca, besándola, pero, ¿por qué no juegas con un bebé real en lugar de con uno de juguete? Además, puedes ver que tu madre hace lo opuesto. Ella nunca besa a la muñeca, sino al bebé real”. La niña probablemente contestaría: “Mi madre no quiere disfrutar de la vida; por eso no puede jugar con una muñeca. Pero yo aun quiero disfrutar de la vida, por eso no puedo jugar con un bebé real”.
De mismo modo, en el trabajo, uno no puede disfrutar la verdad en el trabajo. Por el contrario, el hombre es impresionado específicamente por la mentira, y obtiene placer y energía de eso. Si se le dice: “Es impropio que disfrutes trabajar con cosas irreales”, él dice: “Todavía quiero disfrutar el mundo; por eso me conformo con poco en mi ocupación en la Torá y las Mitzvot”.
En gran parte, las masas que observan el trabajo sagrado y guardan la Torá y las Mitzvot, cada uno de ellos elige su propia medida de tiempo que debe dedicarle a la Torá y las Mitzvot. Cada uno mide para sí mismo lo que entiende como suficiente para él tanto en cantidad como en calidad, y dice que se conforma con poco. Él no tiene que estar entre los ricos, que tienen grandes posesiones. En vez de esto, cada uno entiende su medida en las Torá y las Mitzvot con buena razón.
Es como El Zóhar dice acerca del verso: “Su esposo es conocido en las puertas”, cada uno de acuerdo a lo que él mide en su corazón. Significa que de acuerdo a la grandeza del Creador, él sabe cuánto tiempo debe dedicarle a la Torá y las Mitzvot y cuánto debe esforzarse si es difícil para él guardar la Torá y las Mitzvot.
Sin embargo, hay algunos pocos elegidos que no se conforman con el aprovisionamiento de las masas. Según al ARÍ, la insatisfacción que sienten es un asunto de la raíz del alma. Ellos necesitan avanzar más que las masas, y comienzan a entender que el trabajo principal debe ser sostenerse con la comida del hombre, no con la comida de las bestias o con la comida que se les da a los pequeños. Como lo expresó Maimónides: “Cuando se enseña a los pequeños, se les enseña a trabajar por una recompensa, y no se les menciona el asunto de Lishmá (en beneficio de Él)”.
Sin embargo, aquí comienza el esfuerzo, cuando él desea ir por el camino del otorgamiento al Creador y no por su propio beneficio, y a eso, el cuerpo se resiste. Y entonces él comienza a recibir pensamientos que desean hacerle ver que “Tú no necesitas ser una excepción. Así como los demás se conforman con el aprovisionamiento de la recompensa por la labor en este mundo y en el próximo, esto debe ser suficiente para ti también. ¿Así pues, por qué el alboroto por querer trabajar específicamente en una manera de otorgamiento? ¿No ves que es difícil? Si no lo fuera, también otros trabajarían en otorgamiento”. Con esos argumentos, esos pensamientos sellan las excavaciones, es decir, que las deficiencias y la necesidad de obtener el deseo de otorgar.
Ahora podemos interpretar a qué se refiere con “los pastores de Gerar” y a qué se refiere con “los pastores de Isaac”, y cuál es la disputa entre ellos. “Pastores” significa proveedor. “Los pastores de Gerar” significa que su aprovisionamiento está en seguir a la multitud. En otras palabras, les vienen pensamientos que no necesitan trabajar en el trabajo de unos pocos, que desean llegar a la verdad, llamada Lishmá, es decir, para otorgar, sino que se conforman con ser trabajadores que cumplen la Torá y las Mitzvot para recibir recompensa en este mundo y en el próximo. Significa que también aquí, al cumplir la Torá y las Mitzvot, él puede seguir el camino de conformarse con poco.
“Los pastores de Isaac”, significa lo que sostiene a Isaac. A esto se le considera sostener el discernimiento de Isaac, el discernimiento de otorgar. Todo el tiempo que pueda otorgar al Creador, este es su aprovisionamiento y con esto se gana la vida.
Esa fue la disputa entre los pastores de Gerar, quienes le decían que cualquier excavación para encontrar deficiencia y necesidad de ocuparse sólo en el camino del otorgamiento no valía la pena el estar excavando para buscar tales deficiencias. Sellan la necesidad diciendo: “Debemos seguir a las masas y no ser excepciones”.
Los pastores de Isaac estaban cavando y buscando una necesidad y deficiencia de encontrar dolor y sufrimiento por no ser capaces de hacer cosas con el propósito de otorgar. Significa que entendían que lo más importante era trabajar en otorgamiento, pero ellos no sintieron el dolor y sufrimiento por esta deficiencia que encontraron. Así que cavaron y buscaron consejo con respecto a cómo sentir sufrimiento, y los pastores de Gerar vinieron y obstruyeron las deficiencias que habían encontrado. En otras palabras, ellos promueven la comprensión de que no es tan terrible; podemos seguir a las masas y todo lo que ellos digan, ya que nos conformamos con poco.
Esto causó sufrimiento a los pastores de Isaac, ya que hicieron grandes esfuerzos para encontrar que sus deficiencias no podían trabajar en otorgamiento y sentir dolor por ello. Y eran ya capaces de rezar desde el fondo del corazón, y ya tuvieron un lugar para la bendición, es decir, para dar gracias al Creador por revelar un lugar de carencia en ellos, que es la parte principal del trabajo del Creador. En otras palabras, si ellos no pueden dirigir las acciones en beneficio del Creador, no son considerados sirvientes del Creador, sino sirvientes de ellos mismos. Y los pastores de Gerar, de repente vinieron y tiraron de ellos para que fueran a buscar el aprovisionamiento de las masas. Mediante eso, estaban sellando todo el pozo de los pastores de Isaac, y este es el problema con la pelea que tuvieron entre ellos por la excavación de los pozos.
Y ahora explicaremos lo que preguntamos sobre por qué los pastores de Gerar se pelearon por los primeros dos pozos y no se pelearon por el tercer pozo. Es sabido que el orden del trabajo se efectúa en tres líneas, derecha e izquierda, que se oponen la una a la otra, y luego viene la línea media y se hace la paz.
También es sabido que decimos que las masas pertenecen a una sola línea. Por lo tanto, no hay nadie que se le oponga, que dé argumentos contradictorios, ya que tiene sólo una línea. Por eso el asunto de los ascensos y descensos casi no es relevante para ellos. Pero con la línea derecha, la línea izquierda está opuesta a ella, que es por lo que en la línea derecha existe ya el asunto de los ascensos y los descensos.
Es sabido que la línea derecha es una línea de verdad. Con una sola línea, sin embargo, eso no es tan cierto. Además, se sabe que cualquier cosa que está lejos de la verdad es más fácil de observar. Por eso es por lo que el camino de las masas, a quienes se les enseña a seguir por una sola línea, significa que no han llegado a conocer y entender que hay más aparte de las acciones. Es más, cuando cumplen las 613 Mitzvot, esta es su aspiración, ya que el Creador nos ordenó cumplirlas, mediante lo cual recibiremos una recompensa y que con esto se es un justo completo.
La única distinción entre los trabajadores está en la cantidad, la cantidad de tiempo que cada uno entrega para su dedicación a la Torá y las Mitzvot. Por lo tanto, puesto que él no está tan cerca de la verdad, para estar en Lo Lishmá (no en beneficio de Él), no hay muchos ascensos y descensos en esos estados, que se llaman “el aprovisionamiento de las masas”. Esto es así porque si él sólo cree en la recompensa y el castigo, en el grado de su fe, el cuerpo conviene en trabajar y esforzarse en observar la Torá y las Mitzvot, ya que la recompensa que espera recibir en sus vasijas de recepción no está en contraste con el cuerpo, que se llama “voluntad de recibir para sí mismo”. De esta forma pueden trabajar con gran diligencia.
Y hay otra razón por la cual no hay muchos descensos en ellos: encuentran el éxito en el trabajo. En otras palabras, ven que cada día avanzan en la Torá y las Mitzvot porque es de la naturaleza humana el que cuando vemos que tenemos éxito en algún trabajo, hay motivación para el trabajo. Todo esto se considera una línea.
Esto no es así cuando una persona comienza a trabajar para otorgar, es decir, cuando la recompensa que él espera recibir a cambio de su trabajo es obtener Dvekut (adhesión) con el Creador, cuando su intención al cumplir la Torá y las Mitzvot es tener sólo el deseo de otorgar al Creador y no para sí mismo. Y por mucho que se esfuerza para ser recompensado con vasijas de otorgamiento, no se mueve ni un centímetro. Por el contrario, ve que no tiene éxito en el trabajo. Por consiguiente, ¿de dónde recibirá la vitalidad para poder continuar con el trabajo?
La corrección es conocer la verdad: él está aun inmerso en el amor propio y se encuentra aún lejano del Creador. Pero entonces debe decirse: “Aun cuando todavía no veo ningún progreso en el trabajo, tengo el gran privilegio de poder hacer algo con la Torá y las Mitzvot”.
Debe creer por encima de la razón que aun cuando todavía no siente Su grandeza, haciendo cosas pequeñas en la Torá y las Mitzvot −incluso por coacción– le hace feliz el tener alguna comprensión a la Torá y las Mitzvot. Y por eso está agradecido con el Creador. Esto se considera que la gratitud que le da al Creador la da en verdad.
En otras palabras, él conoce la verdad −que está alejado del Creador− y aun así es feliz por tener la fuerza de hacer algo en la Torá y las Mitzvot, aun cuando no lo hace de corazón. Pero, lo que es importante para él es que está sirviendo al Creador incluso cuando todavía no siente la grandeza del Creador. Sin embargo, se encuentra agradecido al Creador por permitirle hacer algo para Él.
Y esto es verdad. No se está engañando a sí mismo pensando que es considerado como un servidor del Creador porque él sabe la verdad, que todo lo que hace es completamente por coacción y no voluntariamente.
Pero aquellos que caminan en una sola línea, que dan gracias al Creador por recompensarlos con la ocupación en Torá y las Mitzvot, tienen allí dos inconvenientes: 1) Ellos se consideran sirvientes del Creador, y esto no es verdad, ya que están trabajando para sí mismos. 2) El Creador no es quien es importante a sus ojos, es decir, que valga la pena trabajar para el Creador. Más bien, toda la importancia del trabajo está en cuánta recompensa recibirá por su labor. En otras palabras, está buscando la recompensa −si recibirá un salario importante− y no si el que da el salario es el importante.
Pero aquellos que van por la línea derecha consideran cuán importante es Aquel que da el trabajo. Su deseo es siempre que el que otorga el trabajo sea importante para ellos, y esta es su recompensa. Esto se llama que ellos siempre anhelan ver la grandeza del Creador.
De esto resulta que ellos no buscan la recompensa que recibirán por su trabajo. Más bien, cuando cumplen Sus mandamientos, siempre buscan ver que el comandante, el Otorgante de los mandamientos, sea cada vez más importante a sus ojos, y esta es la recompensa en sus esfuerzos en la Torá y las Mitzvot. Por esta razón, ellos dicen que incluso una pequeña cosa que dominan de la Torá y las Mitzvot es una gran cosa, y se deleitan y reciben sustento.
Ahora podemos explicar la disputa sobre la primera excavación, ya que el asunto de las tres excavaciones que hubo ahí contiene el trabajo entero. En otras palabras, hay muchas excavaciones que pertenecen a la línea derecha, muchas excavaciones que pertenecen a la línea izquierda y muchas excavaciones que pertenecen a la línea media. La razón para ello es que no todas las excavaciones pueden ser hechas de una vez. Es más, en cada línea hay mucho que cavar hasta que las líneas se adquieren por completo.
Con respecto al primer pozo que cavaron, está escrito: “Y él nombró al pozo Oshek, porque ellos Hitashku (pelearon) con él”. Debemos explicar Oshek. Significa que con el primer pozo, que implica a la línea derecha, ellos se ocuparon en la Torá y las Mitzvot en esas excavaciones.
Esto es así porque la línea derecha se llama “perfección”, ya que la línea izquierda se llamad “deficiencia”. La derecha se llama “perfección”, es decir, que en la derecha, tienen la fuerza para ocuparse en la Torá y las Mitzvot con alegría por la razón mencionada arriba de que cualquier aferramiento que tienen en la Torá y las Mitzvot, ellos creen que les vino desde arriba, que el Creador les dio el deseo y el anhelo de ser capaces de ocuparse un poco en la Torá y las Mitzvot. Por eso los pastores de Isaac arguyeron: “Cualquier comprensión que tengamos es importante para nosotros y agradecemos al Creador por ello”.
A la inversa, los pastores de Gerar estaban siguiendo a las masas, es decir, lo que dicen las masas: “Observamos la Torá y las Mitzvot por nuestra propia fuerza, y por esta razón exigimos del Creador el pago por nuestra labor en la Torá y las Mitzvot”. Con ello, sellan el pozo que los sirvientes de Isaac han cavado, quienes dijeron: “Podemos recibir energía de aquí porque incluso una pequeña cosa es importante para nosotros, es decir, que el Creador nos dio el deseo y el anhelo de hacer cualquier cosa en el servicio del Creador. Pero vemos que hay personas que no tienen el deseo y el anhelo de hacer cualquier cosa en el trabajo, ya que el Creador no les dio este deseo”.
Por eso los pastores de Isaac estaban recibiendo vida de este pozo. Los pastores de Gerar vinieron y sellaron ese pozo para que no fueran capaces de recibir vida de ahí. Les decían: “Tu insistencia en este trabajo interior no vale la pena. No recibirás ninguna recompensa por ello porque no tiene ninguna importancia, ya que la mayoría de las personas lo consideran como inferior”.
Por eso, en el primer pozo, que ellos llamaron “Oshek” (contienda), dijeron: “No es una contienda de la que valga la pena regocijarse con este pequeño trabajo, por el cual estás armando alboroto. Después de todo, no hay nada que ver, pues vosotros mismos estáis diciendo que sólo es un trabajo muy pequeño. Y tu atención en el Otorgante, no la comprendemos”.
Más adelante, los pastores de los sirvientes de Isaac se pasaron a trabajar en la línea izquierda, es decir, a criticar la situación en la que se encuentran, sobre que están inmersos en el amor propio. Ven que son incapaces de trabajar para el Creador por sí mismos, así que cavan en el fondo de sus corazones para encontrar deficiencias y dolor. En otras palabras, buscan consejo para acabar con el tormento por estar alejados del camino del otorgamiento. Y ciertamente, cuando tengan sufrimiento, recibirán ayuda del Creador como fue durante el éxodo de Egipto, como está escrito: “Y los hijos de Israel suspiraron a causa del yugo… y Dios escuchó su queja”.
Así, al cavar en el fondo de sus corazones encontraron un pozo, es decir, un lugar donde podían rezar. “Y ellos se pelearon por esto también, y él lo llamó Sitná (enemistad)”. Significa que los pastores de Gerar se volvieron sus calumniadores, no dejándolos rezar para que el Creador realizara su deseo, es decir, que el Creador les concediera la fuerza para superar las vasijas de recepción de manera que pudiesen trabajar para beneficiar al Creador y no para sí mismos.
De esto sigue que a través de su pelea, ellos sellaron las excavaciones que habían cavado en la línea izquierda para que tuvieran una necesidad de que el Creador realizara sus deseos para mejorar. “Bueno” significa para otorgar, como está escrito: “Mi corazón se desborda con algo bueno. Yo digo: ‘Mis actos son para el Rey’”. El significado de “Mis actos son para el Rey” es que todo lo que haga será para el Rey, que su intención es otorgar al Rey.
Y los pastores de Gerar eran calumniadores hacia ellos para que no fueran capaces de rezar porque estaban siguiendo a la mayoría diciendo: “El acto es lo importante y la intención de hacerlo en Lishmá no es asunto nuestro. Más bien, es para personas que son puras de corazón y dotadas de nacimiento. Y el trabajo en otorgamiento no es para nosotros”. Por lo tanto, ellos sellaron la necesidad de una plegaria. Y por eso llamaron al segundo pozo Sitná, de la palabra Satán (que también significa “calumniar”).
Y también en esa línea, no hicieron el segundo pozo de una sola vez. Es más, cavaron muchas veces en cada línea. Sin embargo, todos ellos, es decir, todas las excavaciones se supeditan al nombre de los tres pozos.
Pero más tarde, una vez que completaron el proceso de trabajo en dos líneas, fueron recompensados con la línea media. Es como dijimos en el artículo previo, que la línea de la derecha es llamada “su padre”, la izquierda es “su madre”, y la línea media es llamada “el Creador”, como está escrito: “Tres toman parte en el hombre: su padre, su madre, y el Creador”.
“Su padre imparte el blanco”. Significa que allí no hay deficiencia. Al contrario, todo es blanco, es decir, que está contento con su porción, con el pequeño puñado de espiritualidad que tiene.
“Su madre imparte el rojo”. Esto quiere decir que él no se encuentra en una buena situación, sino lleno de carencias y que entonces él tiene espacio para la plegaria.
Más adelante, “El Creador da el alma”. Cuando el Creador le ayuda, cuando Él le da el alma, entonces Satán ya no tiene lugar, es decir, no tiene nada sobre qué calumniar. Este es el significado de las palabras: “Y (él) cavó otro pozo, y no pelearon por ello; y lo llamó Rejovot, porque ‘Al fin el Señor ha hecho espacio para nosotros…’ Y él ascendió desde allí hasta Beersheba”.
Preguntamos: “¿Cuál es la razón de que los pastores de Gerar no se pelearon por el tercer pozo?” El asunto es que donde hay una deficiencia en Kedushá (santidad), hay espacio para Sitra Ajra. Por lo tanto, cuando una persona va por la línea derecha, sabe que está inmersa en amor propio y que todas sus acciones no son para el Creador, sino que desea ser un siervo del Creador y mientras tanto se sirve a sí mismo. Y a pesar de toda la corrupción en la que está, él desea agradecer al Creador por darle algún contacto con el trabajo del Creador, incluso si es en Lo Lishmá.
Y él cree por encima de la razón que el Creador le dio el pensamiento y el deseo de involucrarse un poco en el trabajo. Y como él cree tanto como puede en la grandeza e importancia del Creador, por encima de la razón, aun cuando no ha sido recompensado con la sensación de la importancia dentro de la razón, él aún tiene el privilegio de hacer cosas simples. Él está agradecido y alaba al Creador, y se encuentra complacido y desea dar las gracias al Creador al igual que aquellas personas que están en la forma de una sola línea, es decir, aquellas que sienten que el trabajo que hacen es de verdad en plenitud y todo lo que necesitan añadir es en cuanto a la cantidad.
En calidad, sin embargo, sienten que están tan completos que necesitan trabajar en la humildad, como nuestros sabios dijeron: “Sé muy, muy humilde”. Invierten mucho esfuerzo en eso, en encontrar alguna bajeza en ellos, y esto es porque no saben que están en una sola línea. Este es el trabajo de la mayoría.
Pero aquel que desea ir por la línea derecha, es decir, que sabe que hay una línea izquierda también, que debilita a la línea derecha, debe ejercer grandes esfuerzos para creer por encima de la razón que incluso un pequeño trabajo en la espiritualidad −incluso si es incompleto, como sienten por sí mismos− es importante. Y además, dar gracias al Creador y ser feliz, y sentir que ahora él tiene una vida y que una vida así vale la pena vivirla.
Significa que al creer por encima de la razón que la grandeza del Creador no tiene fin, y que es muy importante que él pueda servir al Rey, esto se llama “línea derecha”. Y esto representa mucho trabajo. Pero una persona debe sentir que el trabajo en la línea derecha es importante; debe esforzarse para tener el mismo grado de energía como cuando estaba trabajando en una sola línea o, por lo menos, no menos que cuando estaba trabajando en una sola línea, antes de que llegara a trabajar en la línea derecha.
Sin embargo, aquí en la línea derecha, hay mucho trabajo, y no es tan fácil como cuando trabajaba en una sola línea. Esto es porque allí sabía que los actos que estaba haciendo eran grandes e importantes, así que era más fácil para él trabajar. Pero en la línea derecha, ve por sí mismo que sus actos no tienen valor en y por sí mismos, porque no está trabajado con todo el corazón. Por lo tanto, no puede decir que está haciendo grandes cosas y que el Creador ciertamente le entregará gran recompensa a cambio de su trabajo.
Sin embargo, en una sola línea, no hay resistencia por parte del cuerpo, así que él puede trabajar fácilmente, sin obstrucciones. Pero en la línea derecha, tiene mucho trabajo porque dice que quiere trabajar para el Creador y no para el cuerpo, así que el cuerpo naturalmente se resiste y debe constantemente luchar con el cuerpo. Por lo tanto, siempre debe trabajar con este y vencerlo.
Y hay otro asunto. Si desea caminar continuamente en la línea derecha y tiene fuerza para el trabajo, debe hacer que el Creador sea constantemente más grande y hacer grandes esfuerzos buscando consejo sobre cómo obtener la grandeza e importancia del Creador. Si él aprecia las acciones, es decir, que dice: “Mis acciones son muy importantes en lo alto”, si él dice eso, será ciertamente una mentira porque no están en Lishmá, ya que el amor propio, en lugar del amor del Creador, está involucrado en todo lo que hace.
Sin embargo, en la línea única, ellos sí aprecian los actos porque en una sola línea hablan solo de acciones y no acerca de la intención, esto es, si su intención es para otorgar o no. Allí, el orden del trabajo es no ser meticuloso con respecto a las acciones. Sino que al comenzar a trabajar con el propósito de otorgar, que se llama la “línea derecha”, no puede decirse que las acciones están bien, que se siente feliz con el trabajo que hace.
Sin embargo, si él ensalza al Creador tanto como puede, por encima de la razón, él nunca enfatizará de más su fe en la grandeza del Creador, ya que debemos ciertamente decir que el Creador es más grande de lo que el hombre lo puede ensalzar. Por tanto, decir que el Creador es importante resulta ser cierto y, de este modo, va por el camino de la verdad.
Y entonces una persona puede decir, como en la corporalidad, que vemos que con respecto a una persona importante, incluso si uno puede hacerle un pequeño servicio, esto le hace feliz y le da buen ánimo. Significa que no es el acto lo más importante, es decir, el servicio que da, sino aquel al que sirve. Así, cuando una persona camina en la línea derecha, es una línea de verdad.
Sin embargo, como la línea derecha es una línea de verdad, hay gran resistencia por parte de la Sitra Ajra, que no permite caminar sobre el sendero de la verdad, que lleva a la corrección del mundo. Esto es porque la construcción de las Klipot (cáscaras) viene del mundo de la fragmentación y la corrupción. Por eso todas las cosas en el mundo que pertenecen a la destrucción y corrupción tienen la fuerza para cometer sus actos. Lo vemos claramente con los niños pequeños, que pueden trabajar en romper y corromper, pero no pueden trabajar en cosas que aporten corrección, como en la alegoría de la niña pequeña.
Esto es así por el rompimiento que ocurrió en los mundos superiores. Por tanto, las ramas corporales siguen las mismas rutas. Por eso hay energía para trabajar en corrupción y rompimiento pero, para la corrección, es difícil trabajar en cosas que aporten corrección del mundo en las ramas corporales porque la corrección de arriba no ha sido completada.
Por eso es muy difícil caminar por la línea derecha. En otras palabras, uno debe ver cómo las personas se esfuerzan en el camino de una línea, mientras deberían tener al menos tanta energía y buen ánimo como cuando caminan en la línea derecha.
Y cuando una persona desea apreciar la línea derecha, los pastores de Gerar vienen y pelean. En otras palabras, le hacen entender que “Esta es la manera equivocada. ¿Cómo quieres agradecer al Creador por un trabajo tan mínimo? Le estás dando las gracias al Creador por algo sin valor. A la inversa, aquellos que caminan en una sola línea saben que lo que hacen es importante, y que pueden dar las gracias al Creador por ello. Pero, ¿por bagatelas? Después de todo, tú mismo estás diciendo que tus acciones no tienen valor, ya que no son del corazón, ya que estás diciendo que no estás trabajando para el Creador. Entonces, tu gratitud es como adulación, ¿y cómo obtienes alegría y buen ánimo de una mentira?”
Los pastores de Gerar Gorerim le (arrastran) a la vista de la mayoría, quienes pueden dar las gracias al Creador sólo por cosas importantes. Y esto es cierto: “Mientras caminas en una mentira”.
Esta Klipá (cáscara) es una gran Klipá, y no le permite a una persona ser feliz y recibir energía de la verdad. En cambio, desea llevar al hombre a la tristeza y depresión. Algunas veces lo conduce hasta un punto en el que su vida se vuelve sin sentido, y lo único que le da alegría a la persona es dormir, ya que cuando está dormido disfruta de no estar en un estado de desesperación y sin sentido en la vida.
Esto es similar a una persona que debe someterse a cirugía en un hospital. Hay un doctor especialista que es llamado “anestesiólogo”. Este es el doctor que uno desea ver para que le dé un consejo sobre cómo puede dormir durante al menos tres meses. Esta Klipá arruina completamente la Kedushá porque es imposible para uno ser capaz de decir que el Creador es benevolente. Una persona define ese estado como un descenso, pero ahí queda una cuestión: “¿Hacia dónde está descendiendo?”
La respuesta es que está descendiendo al inframundo. Si una persona se vuelve más fuerte en ese estado, dice (en una canción de Januká): “Señor, Tú has elevado mi alma desde el inframundo”. Por lo tanto, este es el deber de uno, cuando los pastores de Gerar vienen a una persona y desean arrastrarlo al dominio de la mayoría, es decir, cómo se refieren a una persona que está haciendo algo pequeño, cuando saben que es pequeño y no aprecian tal acto.
“Así que, ¿cómo haces dos cosas opuestas? Por una parte, tú admites que al hacer tal acto mientras eres consciente de hacerlo, es un acto lleno de fallas”, ya que durante la acción hay muchos pensamientos extraños, cada uno de acuerdo a su grado.
Por ejemplo, ellos hacen una bendición y dicen: “… quien nos santificó con Sus mandamientos”. Pero durante la bendición, ellos saben que no están sintiendo nada durante la realización del mandamiento, y le dan muchas gracias al Creador por ello. Por tanto, él dice que la bendición y la gratitud que da por ello no son porque esté haciendo algo importante.
Y más adelante, dices que uno debe recibir energía y alegría de ser recompensado con hacer una Mitzvá (buena obra, mandamiento), incluso si es trivial, y dar gracias al Creador por recompensarte, y dices: “Quien nos ha elegido”. Más aún, tú dices: “Un amor eterno, Tu pueblo, la casa de Israel, el amor de la Torá y las Mitzvot”.
Esto trae la pregunta: “¿Si no puedes ver nada en la Mitzvá que estás guardando, ¿por qué estás diciendo que el Creador nos dio cosas buenas porque Él nos ama? ¿Cuál es el sentido de esta Mitzvá que tú dices que Él te dio por amor? La mayoría de nosotros decimos que Él nos dio la Torá y las Mitzvot porque Él nos ama. Es como Rabí Ananías, hijo de Akashia, dice: “El Creador deseaba recompensar a Israel; por lo tanto, Él les dio la Torá y las Mitzvot en abundancia”.
En otras palabras, como Él deseaba recompensarnos con tener este mundo y el mundo por venir, con recibir gran recompensa sin sentir vergüenza, porque es sabido que cuando uno come el pan de la vergüenza, se siente avergonzado, Él, por lo tanto, nos da la Torá y las Mitzvot en abundancia. Así, seremos capaces de recibir una gran recompensa. Pero sabemos que con una obra pequeña e incompleta, esto sería el pan de la vergüenza.
Por lo tanto, cuando una persona camina sobre la línea derecha y desea recibir vida y buen ánimo por haber hecho algo pequeño, le da gracias al Creador por haberle recompensado con hacer algo por el Creador, y cree por encima de la razón que el Rey es un gran Rey, llamado “El Dios Grande, Poderoso y Temible”.
Está dicho que algo es importante a los ojos de uno según la importancia del Rey, incluso si le fuera permitido sólo un pequeño servicio al Rey, incluso uno que no es importante y con muchas fallas, con tal de que tenga algún contacto con el Rey. Esto es así porque no está buscando una recompensa.
La regla es que si uno trae algo a alguien y quiere una recompensa, entonces lo normal es que el asunto es inspeccionado para ver si la recompensa que se exige por el objeto lo vale o no. Pero, aquellos que caminan en la línea derecha no tienen deseo por ninguna recompensa. En cambio, lo que hacen porque el Rey es toda su recompensa. Entonces, creen por encima de la razón que están haciendo algún servicio para el Rey, y esto les da energía, alegría, y buen ánimo pues ellos fueron recompensados con hacer algún servicio al Rey.
Y es verdad que dicen que el Creador es muy importante pero no tenemos el poder de apreciar Su grandeza, y viceversa, que desde la perspectiva del acto, no puede haber un acto más pequeño y trivial que lo que están haciendo. Así pues, de esto se deduce que es verdad por las dos partes, y todo está construido sobre la base de la fe por encima de la razón. Baal HaSulam dijo: “Todo lo que está construido por encima de la razón entra a la Kedushá y es considerado interioridad, y dentro de la razón es considerado exterioridad”.
Por lo tanto, como la derecha está construida sobre la base de la verdad, los pastores de Gerar inmediatamente se despiertan y desean arrastrar a una persona al punto de vista de la mayoría. Entonces esta Klipá comienza a atacar a una persona y a hacerla entender el punto de vista de la mayoría y que lo que dicen es verdad. En ese momento, una persona comienza a creer esta Klipá, a pesar de que esta desea matarlo y extraer toda la energía de Kedushá de él y arrojarlo al inframundo. Esta Klipá se viste con ropas falsas y dice que todo lo que ella está diciéndote ahora es solo para que no te engañes a ti mismo en un camino de falsedad.
Entonces, todo lo que uno puede hacer es permanecer en guardia mientras los pensamientos de los pastores de Gerar vienen a su mente como flechas dentadas empapadas en veneno, que matan a una persona inmediatamente, dejándolo sin el espíritu de vida de la Kedushá.
Esta Klipá llega a una persona y le envía sus pensamientos e ideas, y no vienen, “Dios lo prohíba”, para que no sea un siervo del Creador. Por el contrario, le hacen a uno entender que: “Como ahora sabes claramente cuál es el trabajo de la verdad, que la intención debe de ser para el Creador, y sabes por ti mismo que no puedes aspirar al Creador, por lo tanto, tu plegaria es ciertamente inútil, así como lo es la Torá que estás aprendiendo. Estás desperdiciando tus esfuerzos en vano. Por lo tanto, es mejor para ti trabajar en el intento que debes hacer. En consecuencia, es mejor, en lugar de rezar o estudiar y hacer cosas triviales, todo Lishmá”.
Y como él está bajo la autoridad de ella, ciertamente no tiene la fuerza de hacer nada en Lishmá. Así es que ella lo mata. “Es mejor para ti pensar acerca del propósito del trabajo y no actuar. Por eso es mejor que te dediques al trabajo de las intenciones, que debes hacer todo en Lishmá”.
Y como él está en el dominio de ella, y él ciertamente no tiene fuerza para hacer nada en Lishmá, por eso, ella lo mata. “Por lo tanto, cuando rezas, no necesitas superarte si deseas hablar a alguien durante la oración, ya que tu oración y tu Torá no tienen sentido. Así, cuando no estás estudiando, si tienes a alguien a quien hablarle, o si tienes a alguien a quien hablar durante la oración, es un desperdicio tratar de contenerse de hablar, ya que no estás perdiendo nada de todas maneras, ya que tanto tu oración como tu Torá no tienen valor.
“Esto es así porque en la oración, ves que no tienes conexión con las palabras que estás expresando. Y en la Torá, ¿qué estás perdiendo al parar a mitad del estudio? Tú mismo estás diciendo que lo importante es aspirar al Creador. Entonces, ¿qué estás ganando si conoces algunas páginas de la Gemará u otras palabras de la Torá?
“Y de la misma manera en acciones; ¿por qué necesitas ser tan meticuloso acerca de las acciones? No estoy diciéndote que debas comer cosas prohibidas; más bien, estoy hablando del rigor de las costumbres, que tú quieres seguir este camino. Después de todo, sabes que lo más importante es aspirar al Creador. Entonces, deja esas acciones y haz lo que entiendas que debes hacer. Y el cumplimiento de las costumbres rigurosamente: esto no es para ti. Más bien, esas obras son para la gente sencilla, que no piensa y no sabe lo que es el verdadero trabajo. Por lo tanto, es mejor para ti pensar acerca del pensamiento de cómo otorgar al Creador”.
Y cuando una persona obedece a esta Klipá, llamada “los pastores de Gerar”, como hablan a favor del trabajo de la verdad, entonces una persona cree lo que dicen y comienza a dejar de lado la agenda de la oración y los estudios de la Torá, y comienza a escuchar la voz de esa Klipá. Y como ahora una persona no tiene ninguna vida, ya que no tiene acción mediante la cual recibir una vida de Kedushá, cuando él comienza a contemplar hacer algo por el Creador, el cuerpo se ríe de él y le muestra sólo imágenes oscuras del trabajo del Creador.
Entonces, una persona se queda sin vida, y ya no tiene la fuerza para decir por encima de la razón que el Creador es benevolente, y cae bajo el dominio de la herejía. En ese momento, no tiene ninguna fuerza para contemplar la espiritualidad, y llega a un estado en el que el mundo se oscurece para él. Este es el significado de lo que está escrito, que los pastores de Gerar se pelearon con los pastores de Isaac. En otras palabras, ellos estaban proporcionando a los sirvientes de Isaac sus puntos de vista hasta que los arrastraran a su propia autoridad, en cuyo momento los matarían y les quitarían toda su energía.
En otras palabras succionarían lo poco de fe que tuvieran, y ellos se quedarían desnudos y vacíos. Esto es llamado “la Klipá de la derecha”, que no les deja seguir el camino de la verdad, es decir, proclamar que aun cuando sus acciones son incompletas, creen por encima de la razón que el Creador es tan importante que hacer incluso el servicio más pequeño al Rey es aún considerado una gran cosa.
Y como ese pequeño acto es verdadero, y su creencia por encima de la razón de que el Creador es un Rey grande e importante también es cierta, se deduce que ellos también están apegados a la cualidad de la verdad. Y pueden regocijarse en hacer la voluntad de su Amo aunque sea un poco, dado que la verdad es algo grande en y por sí misma.
Por eso debemos tener cuidado con esta Klipá cuando comenzamos a caminar en la línea derecha. Sólo cuando una persona es fuerte en superar la Klipá de la derecha comienza el trabajo de la línea izquierda. Esto es considerado que la propia persona evoca su crítica sobre sí, y no la Klipá.
Entonces, cuando una persona no tiene energía y no puede tomar la línea derecha, no debe caminar en la línea derecha. Más bien, es específicamente una vez que está lleno de vida y alegría del trabajo de la derecha, cuando llega el momento de que se ocupe en la línea izquierda, es decir, de ver la bajeza de su estado y el porqué aún no ha sido recompensado con que el Creador lo admita en el palacio del Rey.
Baal HaSulam una vez dijo sobre lo que está escrito (Salmo 57): “Despierta, mi gloria… Despertaré al alba”. Nuestros sabios dijeron: “Yo despierto al alba, y el alba no me despierta a mí”. Él dijo: “El significado literal es que el Rey David dijo que no acepta el Shahar (alba) –de la palabra Shahor (negro), y oscuridad, que viene a él− y él se despierta de la oscuridad. Más bien, ‘Yo despierto al alba’, es decir, cuando él siente que está bien, entonces el mismo evoca la oscuridad”.
Debemos interpretar en sus palabras que una persona no acepta la crítica de que sus acciones no están en orden y que todo lo que hace es inútil mientras la Klipá llega a él y se viste en una cubierta de justicia, y ostensiblemente desea que una persona no se engañe a sí misma en el trabajo, sino trabajar para el Creador.
Pero cuando tales pensamientos vienen y él no los evoca, debe saber que no vienen del lado de la Kedushá. Más bien, que la Klipá de Gerar ve que una persona recibe energía de cosas pequeñas, que se conforma con poco y dice que él cree por encima de la razón que no hay límite para la importancia del Creador, y dice que considera un gran privilegio haber sido recompensado con que el Creador le haya dado incluso un pequeño deseo y pensamiento de servirle a Él, y ve que hay muchas personas en el mundo que no tienen este privilegio. Por lo tanto, está agradecido y alaba, y está muy agradecido al Rey. Y está complacido y recibe un gran ánimo de ese estado.
En ese momento, la antes mencionada Klipá llega y desea matarlo, extraer todo el aire de Kedushá que hay en él. Esta no le deja alabar al Creador, sino que lo arroja al inframundo y le quita cualquier cantidad de fe que tenga. Y entonces la persona es considerada muerta porque no tiene vida de Kedushá. ¿Y quién fue la causa de eso? Sólo la Klipá, que llega a una persona con falsa apariencia y habla sólo a favor de la Kedushá. Esto es llamado “El alba no me despierta”, es decir, que no deseaba recibir oscuridad y negrura de las Klipot.
Más bien: “Yo despierto el alba” significará: “Cuando quiera, yo despierto al alba”. En otras palabras, yo mismo despierto la oscuridad y la negrura dentro de mí pues aún estoy inmerso en el amor propio y aún no siento amor por el Creador, y aún estoy sin la gloria de la Torá y aún no tengo la importancia de la Torá: saber que vale la pena hacer todo para obtener la luz de la Torá, así como apreciar la importancia de cumplir las Mitzvot que el Creador ordenó para nosotros.
Y mientras necesito llevar a cabo una Mitzvá e intentar que sea para otorgar, la resistencia en el cuerpo muy pronto se despierta con toda su fuerza. Y él sostiene una gran lucha para hacer cualquier cosa y ve los ascensos y descensos cada vez. Y entonces él tiene lugar para la plegaria. Esto es así porque una persona se despierta en el momento correcto, es decir, que siente que será capaz de rezar instantáneamente, y no que el negro le traerá tristeza y depresión, por lo que no tendrá la habilidad de rezar debido a la oscuridad.
Uno puede ver por sí mismo si le viene del lado de la Klipá o no. La señal para ello que algo que llega de la Kedushá siempre tiene la forma de “incrementar la santidad y no reducir”. En otras palabras, uno siempre pide al Creador que lo eleve a un nivel más alto del que está. Pero cuando la negrura viene del lado de la Klipá, una persona es incapaz de pedir al Creador que lo eleve por encima de su estado.
“Más bien, ellas descienden”, es decir, lo descienden hasta el inframundo, y pierde la pequeña parte de fe que tenía y permanece aparentemente muerto, sin el espíritu de la vida. Entonces, sólo tiene energía si puede dormir, es decir, escapar y olvidar su estado de depresión.
De acuerdo a lo anterior, debemos interpretar las palabras de El Zóhar cuando dice: “Está prohibido elevar las manos sin oración ni letanía”. Debemos entender lo que significa que nuestros sabios prohibieran levantar las manos en vano, y que sólo si puedes rezar y hacer una petición no hay prohibición, ya que sólo hay prohibición en el vacío.
De acuerdo a lo dicho antes, debemos interpretar que “manos” se deriva de las palabras “Si una mano… obtiene”. Significa que cuando una persona levanta sus manos para ver lo que ha obtenido en el trabajo del Creador, si tiene Torá y temor del cielo y buena obras, si él cree con fe completa que el Creador es benevolente, si está listo y tiene la fuerza para superarse, entonces si él ve que no tiene ninguna de las cosas que pensó que obtendría a través de su labor en la Torá y las Mitzvot, no se desesperará. Por el contrario, tendrá la fuerza para rezar para que el Creador que lo ayude.
Y él tendrá la fuerza para decirse: “Mi visión de que no tengo nada bueno en mis manos es porque el Creador me ha permitido ahora ver la verdad, que verdaderamente soy una vasija vacía, y que no hay ni Torá ni miedo del cielo y ninguna buena obra en mí. Es más, todo lo que hago es sólo para mi propio beneficio, y ahora tengo un Kli (vasija) y una necesidad real, desde el fondo del corazón, de que el Creador conceda mi deseo, ya que la ayuda que necesito −que Él me ayude− es por necesidad y no por lujo.
Hasta ahora, pensé que necesitaba la ayuda del Creador por redundancias, no por necesidades, porque sabía que no soy como otras personas, que no tienen aferramiento en la espiritualidad; pero ahora veo desde dentro de la razón que mi situación es peor que la del resto de las personas porque siento que no tengo nada. Por lo tanto, estoy sufriendo y siento dolor por mi situación. Pero para las masas, esto no es tan malo porque no sienten lo que siento yo. Por lo tanto, no puedo obtener satisfacción del hecho de que ellos tampoco tienen nada, de que esto es lo que pienso y de que esto es lo que mi razón me hace entender: que este es el estado de los demás”.
Significa que es posible que ellos tengan buenos estados, ya que uno no sabe lo que está en el corazón de su amigo. Pero una persona determina el estado de su amigo de acuerdo a lo que ve con sus ojos y, de eso, deduce cómo comportarse. Por ejemplo, si su amigo es un justo oculto, piensa de él que no es tan ortodoxo.
¿Y qué puede aprender uno del justo oculto? Sólo frivolidad. Por lo tanto, cuando una persona está buscando a la mayoría, sin importar el grado real de la mayoría, lo que es importante es lo que una persona piensa acerca de la mayoría. Por lo tanto, en ese momento, una persona ve que su estado es peor que el de los demás; entonces, dice que el Creador debe ayudarlo porque está sufriendo más que la mayoría.
De esto se deduce que si él puede asumir que mientras eleva sus manos verá lo que tiene en sus manos y será capaz de rezar, entonces sabrá que su cálculo vino del lado de la Kedushá. Y entonces se le permite pasar de la línea derecha a la línea izquierda. De otra manera, si no sabe en su corazón que tiene la fuerza para rezar, no debe pasar a la línea izquierda, ya que entonces se enfrentará a la Klipá llamada “los pastores de Gerar”.
Está escrito en El Zóhar (Vayikrá [El Señor Llamó], p. 131: Comentario Sulam, p. 401): “Rabí Yehuda comenzó y dijo: ‘O hazle conocer su pecado’. Él pregunta: ‘¿En nombre de quién? ¿Quién lo dio a conocer? Debió haber dicho: ‘O conoció su pecado’. ¿A qué se refiere ‘Hazle conocer su pecado’? Él responde que el Creador mandó a la asamblea de Israel hacer que el pecado que él cometió fuera conocido por el hombre”.
Está escrito en El Zóhar (Vayikrá [El Señor Llamó]; Comentario Sulam, Punto 404): “Aquí, también dijo el Creador: ‘Hazle conocer su pecado, en qué ha pecado’. Aquel que se levanta durante la noche para dedicarse a la Torá, la Torá hace que su pecado se le dé a conocer. Y no a modo de Din (juicio), sino más bien como una madre que se lo dice a su hijo con palabras suaves, y él se arrepiente ante su Señor”.
Debemos entender por qué cuando el Creador le advierte específicamente que ha pecado, se considera que ahora es consciente del pecado, pero si su amigo ve que él ha pecado y su amigo ve que aún no se arrepintió y le advierte de su pecado, esto no se considera que sabe. ¿Y cuál es la razón de que si el Creador le avisa específicamente sobre que ha pecado, él sabe que ha pecado y este es el momento de arrepentirse, pero que si el Creador no le avisa, aún no es el momento de arrepentirse por su pecado?
Y debemos además entender lo que El Zóhar dice, que uno que se levanta por la noche para dedicarse a la Torá, la Torá le avisa, y uno que estudia todo el día, la Torá no le da a conocer que ha pecado. Pero cuando estudia de noche, incluso cuando no estudia durante el día, la Torá se lo hace saber. Así, debemos entender la ventaja de estudiar de noche a hacerlo de día, y además debemos entender lo que está escrito, que la Torá le da a conocer su pecado: “No a modo de Din (juicio), sino más bien como una madre que se lo dice a su hijo con palabras suaves”.
Rashi interpreta el verso: “O hazle conocer su pecado”. “Cuando él pecó, pensó que estaba permitido. Más adelante, fue informado de que estaba prohibido”. Debemos entenderlo en el trabajo. ¿Qué es este pecado? Es sabido que todo el trabajo que fue entregado a los inferiores es en la forma de “Lo que Dios ha creado para hacer”.
Es sabido que la creación se llama así porque Él creó la existencia a partir de la ausencia, lo cual se llama “voluntad de recibir” y “anhelo de recibir placer”. Y a causa de la equivalencia de forma, llamada Dvekut (adhesión), debe formarse otro Kli (vasija), de manera que podamos recibir la luz del placer. En otras palabras, debemos añadir el objetivo de otorgar en él, de otro modo, está prohibido recibir la abundancia.
E incluso si queremos, aun así no es entregada. Sin embargo, si deseamos recibir con el fin de recibir, esto ya se llama un “pecado” en el trabajo. Esto es así porque a través de ese deseo, una persona se vuelve más lejana del Creador, y se vuelve más difícil para una persona ser capaz de arrepentirse, lo cual es llamado “regreso a la raíz”, es decir, al Otorgante.
Así, uno debe regresar a su fuente, ya que la disparidad de forma lo alejó de la raíz, que es acerca de otorgar. Por lo tanto, cuando una persona actúa pero no intenta que sea para otorgar sino que, en lugar de esto, su intención es sólo para recibir para sí mismo, se encuentra más lejos, y este es su pecado.
Pero en el orden del trabajo, cuando comenzamos a trabajar, comenzamos en Lo Lishmá. Por eso en ese momento lo entendemos de manera diferente, es decir, que lo que se manifiesta para un hombre en el orden de trabajo son sólo dos cosas: 1) Hacer, que son las 248 Mitzvot positivas (mandamientos para llevar a cabo ciertas acciones); 2) No hacer, que son las 365 Mitzvot negativas (mandamientos para evitar ciertas acciones).
En otras palabras, hay un pecado y hay una Mitzvá (buena obra). Entonces, cuando una persona cree en el Creador y en Su ley, una persona sabe muy bien qué es un pecado y qué no. Y si olvida o se equivoca en alguna acción, porque no sabía que estaba prohibida, si su amigo lo ve, su amigo puede advertirle que ha pecado. Así, él mismo no lo sabía, pero su amigo, que lo vio, puede decírselo, y entonces una persona se arrepiente del pecado que ha cometido.
Pero al hablar del trabajo en el camino de la verdad, que es con la intención de otorgar, la cual es sólo una intención, esto está oculto de mi amigo, ya que uno no puede saber lo que está en el corazón de su amigo. Por esta razón, su amigo no puede advertirle que ha pecado al no tener la intención de otorgar.
Ahora podemos interpretar lo que preguntamos, que esto implica que es específicamente el Creador quien puede advertirle que ha pecado, y su amigo no puede decirle que ha pecado, ya que su amigo no puede ver la intención de su amigo. Así, sólo el Creador conoce cuál es la intención que tiene al ocuparse de la Torá y las Mitzvot.
Sin embargo, aquí hay verdaderamente un asunto profundo, en la explicación de El Zóhar, de que el Creador le advierte que ha pecado. Y como uno ve en la Torá que lo que uno necesita observar son las Mitzvot positivas y negativas, y ya sabrá qué es un pecado y qué no lo es, así es al principio de sus estudios. Es cómo Maimónides dice: “Cuando se enseña a las mujeres y a los pequeños, se les enseña para que reciban una recompensa”. Sólo más adelante: “Cuando adquieren más conocimiento, se les dice”, que deben estudiar Lishmá, es decir, para otorgar.
De esto se deduce que uno no puede entender que si no se tiene la intención de otorgar, esto es considerado un pecado en el trabajo en el camino de la verdad, ya que la mayoría está aún en Lo Lishmá, y él desea ir a Lishmá. Por ejemplo, si no aspira a otorgar, esto se considera un pecado, pero una persona no puede sentirlo por sí mismo. Es similar a una persona que realiza un acto que está prohibido en la Torá, tal como desacralizar el Shabbat o comer comida prohibida, etc., es decir, tendrá la misma sensación al realizar alguna Mitzvá sin tener la intención de otorgar, como al cometer un grave pecado.
Esto plantea la pregunta: “¿Quién puede advertir a la persona que si no actúa para otorgar esto se considera un pecado y debe arrepentirse de ello, es decir, pedirle al Creador no volver a pecar nuevamente?” En otras palabras, aquí debemos entender: a) que si no hay intención de otorgar, es un pecado, y b) que debe tener el deseo de arrepentirse para no volver a pecar, como nuestros sabios dijeron: “El arrepentimiento se llama remordimiento por el pasado y aceptación del futuro”.
Este asunto de que una persona sienta que esto es un pecado −que sienta que esto es un pecado general, que es todo el mal que existe en el hombre− es algo que sólo el Creador puede entender. La Torá y las Mitzvot que fueron entregadas son para corregir ese mal, el cual se llama “deseo de recibir para uno mismo”, y no está dentro del poder de una persona entender que es todo el mal que separa a las criaturas del Creador.
Y esto es lo que El Zóhar dice acerca del verso: “Si el pecado que él ha cometido se le revela”. En otras palabras, si el Creador le revela su pecado significa que el Creador le advierte sobre el pecado que ha cometido, porque para la propia persona es difícil aceptarlo y decir que si está trabajando para su propio beneficio, en el trabajo sobre el camino de la verdad, esto se considera un pecado.
Solo cuando el Creador le da esta consciencia puede sentir que es un pecado. Por ejemplo, cuando una persona mata a otra persona, por supuesto que siente que ha cometido un grave pecado. Por ejemplo, si una persona tiene un chófer, y ese chófer golpea a alguien con su coche y lo mata. Sin embargo, era de noche y nadie lo sabe. No es necesariamente el chófer el que siente que ha matado a un hombre, sino hasta el dueño, que viajaba con él, siente también ese pecado.
En la espiritualidad, cuando el Creador le advierte de que ha pecado y que cada día está matando el aspecto de hombre, sólo el Creador puede dar tal sensación en la espiritualidad. Pero la persona misma no puede saberlo y entenderlo.
Ahora podemos entender lo que Rashi explica sobre el verso: “O hacer que el pecado sea conocido por él”. Esas son sus palabras: “Cuando él pecó, pensó que estaba permitido. Más adelante, descubrió que estaba prohibido”.
Para entender sus palabras en el trabajo, debemos interpretar “Cuando él pecó” como “Cuando estaba ocupándose de la Torá y las Mitzvot para recibir”. Todavía no sabía que estaba prohibido. Es más, si observaba la Torá y las Mitzvot, sólo con acciones, sentía que estaba permitido. Sólo más tarde supo que hay aquí una prohibición y que su aspiración era recibir una recompensa. Pero, ¿quién le informó que estaba prohibido, que usar las vasijas de recepción está prohibido? El Zóhar interpreta que es el Creador quien le advirtió, porque sin la ayuda del Creador es imposible sentirlo.
Por lo tanto, resulta que en el trabajo, el mal y el pecado principal es la voluntad de recibir, que es la única causa que evita que recibamos lo que el Creador desea dar a las criaturas, y el porqué no podemos ser recompensados con Dvekut. Nos damos cuenta de que la luz de Neshamá se divide en cinco discernimientos, llamados NaRaNJaY, que se visten sólo en las propias vasijas de otorgamiento.
Por lo tanto, para que una persona tenga la sensación del mal y de la oscuridad y de que todo proviene de este malhechor llamado “la voluntad de recibir para sí mismo”, sólo el Creador puede advertirle sobre eso, es decir, sobre que es un pecado. Esto es así por la razón de que una persona está acostumbrada a usar la voluntad de recibir incluso cuando comienza con el trabajo del Creador.
Es como nuestros sabios dijeron: “Uno debe estudiar siempre en Lo Lishmá”. De esta manera, él tiene ya permiso de nuestros sabios de que está permitido estudiar, ya que mediante eso, llegará a Lishmá. Por lo tanto, como existe el permiso de nuestros sabios sobre que debemos estudiar en Lo Lishmá, es difícil acercarse a una persona y decirle que está en pecado porque dirán que está permitido estudiar en Lo Lishmá. Por consiguiente, no hay razón para creer que este sea, realmente, el pecado más grande porque esto es todo lo que obstruye conseguir Dvekut con el Creador.
Con lo dicho anteriormente, podemos interpretar lo que preguntamos acerca de las palabras de El Zóhar, que escribe que a uno que se levanta de noche para dedicarse a la Torá, la Torá le anuncia su pecado. Preguntamos por qué específicamente aquellos que estudian por la noche, y que deba ser particularmente la Torá la que lo avise de su pecado.
La respuesta, como se dijo antes, es que específicamente a través de la Torá, uno puede llegar a sentir que recibir para sí mismo se denomina “un pecado”, es decir, que la voluntad de recibir para sí mismo se llama “un pecado”. Pero las personas ordinarias no pueden saber, como Maimónides dice, que el asunto de Lishmá no es revelado a mujeres o a pequeños, y a la población. Y el significado de “no revelarlo” es porque no pueden comprender. Sin embargo, específicamente a través de la Torá, significa que la Torá puede aportar tal sensación a una persona que lo hará ver que la recepción para sí misma se considera un pecado.
Pero, ¿por qué es específicamente la Torá la que se estudia de noche la que tiene la fuerza para advertirle de su pecado? En otras palabras, ¿cuál es la ventaja de la noche sobre el día, que implica que específicamente de noche, como está escrito que a uno que se levanta de noche para ocuparse en la Torá, la Torá le revela su pecado? Para entenderlo, primero debemos entender el significado de “día” y de “noche” en el trabajo.
“Noche” es como nuestros sabios dijeron (Pesajim 2b) sobre el verso: “El asesino se levanta al alba… y de noche es como un ladrón”. “¿Significa que la luz es día? El significado ahí es éste: Si el asunto está tan claro para ti como la luz, que llega a tomar vida, él es un asesino. Pero si tienes dudas sobre ello, como la noche, debes considerarlo como un ladrón”. Por lo tanto, vemos que nuestros sabios usan “día” y “noche” para “certeza” y para “duda”.
Podemos interpretar que “día”, en el trabajo significa cuando una persona se ocupa de la Torá y las Mitzvot, tiene la confianza de que recibirá recompensa por su labor. Entonces está conforme y no hay lugar para rezar para que el Creador lo ayude, ya que, ¿de qué carece? Sin embargo, es posible que uno vea que “Debo hacer más”, pero probablemente se pone excusas por no tener tiempo suficiente por alguna razón o por problemas de salud pero, en general, está bien porque cree que recibirá recompensa. Él cree en la recompensa y el castigo en este mundo y en el mundo por venir, y a esto se le llama “estudiar la Torá de día”.
“Estudiar Torá de noche” significa que tiene dudas, porque a la duda se le llama “noche”. Esto ocurre cuando una persona desea recorrer el camino de la verdad, es decir, con el objetivo de otorgar. Esto es, él desea trabajar en la Torá y las Mitzvot en un nivel de cualidad diferente a la manera en que trabajó en el camino de la mayoría, con la intención de recibir recompensa en este mundo y en el próximo. En cambio, desea ocuparse de la Torá y las Mitzvot, no para recibir recompensa. Pero el cuerpo se resiste a ese camino. Entonces, siempre le vienen pensamientos extraños, trayéndole dudas constantes en su trabajo.
¿Y qué son las dudas? Algunas veces piensa que debe recorrer el camino del otorgamiento, y entonces el cuerpo comienza a resistirse. Entonces le vienen pensamientos de que tal vez la mayoría tiene razón, es decir, que no tiene que trabajar en una manera de otorgamiento porque es difícil pelear contra el cuerpo. Por lo tanto, es mejor seguir la visión de la mayoría, ya que la mayoría son ciertamente más agradables a la vista y tienen un lugar más importante en el mundo. Y ellos eligen andar en el camino de dirigir sus acciones para que sean solamente para el Creador, y no con el objetivo de otorgar. Significa que observan la Torá y las Mitzvot porque el Creador nos ordenó cumplir sus mandamientos y observar Su ley, y no, Dios lo prohíba, por dinero u honor, es decir, que al ocuparse en la Torá y las Mitzvot él será respetado o será llamado “Rabí”. En cambio, ellos observan la Torá y las Mitzvot por el Creador, porque Él nos lo ordenó y, a cambio, recibiremos recompensa. Esta debe ser la mejor manera.
Y como esto no contradice al amor propio, no es tan difícil caminar en esta vía. Pero en el camino del otorgamiento uno siempre tiene dudas porque este modo no es aceptado por la mayoría y el cuerpo tiene inclinación natural hacia el punto de vista de las Klipot, que solo saben de recepción. Por eso él tiene trabajo constante en pelear contra esos pensamientos.
E incluso cuando una persona supera al cuerpo y lo hace entender: “Pero ves que, por naturaleza, uno desea servir al grande sin recompensa, sino solo en puro otorgamiento”. Entonces el cuerpo se le enfrenta y hace un argumento verdadero: “En la corporalidad, ves que tú eres ‘grande’, y ves que todos te respetan. Entonces, puedes ser influido por la mayoría, al apreciarte la mayoría como grande. Por lo tanto, vale la pena trabajar en otorgamiento. Pero aquí, estás en ocultación porque la grandeza e importancia del Creador no está revelada y solo quieres creer que es así, que el Creador es importante y vale la pena servir sin ninguna recompensa”.
Entonces, en ese momento una persona se vuelve débil contra el cuerpo y no tiene respuesta, porque en ese momento, solo hay una cosa que decir: que él está yendo por encima de la razón. En consecuencia, él no puede imponerse con su mente sobre el argumento del cuerpo, y entonces es la misericordia del cielo lo que necesita para prevenirlo de escapar de la campaña.
Esto se llama “noche”, cuando una persona tiene dudas por el argumento de cuerpo. Y entonces esta Torá le revela su pecado, es decir, que su pecado es primordial y de raíces profundas, ya que ve que le falta fe en el Creador. En otras palabras, él no puede creer que el Creador es grande y gobernante y que vale la pena dar y servirle a Él, y que Él tendrá satisfacción con ello.
En otras palabras, no hay satisfacción para una persona en servir a un gran rey. Como dice El Zóhar (Introducción al Libro del Zóhar, p. 185; Comentario Sulam, Punto 195): “El temor es lo más importante, es decir, que temerá al Creador porque Él es grande y señorea sobre todo, ya que Él es la raíz de la cual todos los mundos se expanden, y Su grandeza aparece en Sus obras”.
Sin la Torá, uno no puede sentir de lo que carece porque hay una regla que dice que la ausencia debe preceder a la presencia, y es imposible sentir ausencia, es decir, que uno sienta que carece de algo, a menos que sienta que hay algo bueno en el mundo, que es algo bueno, y que no lo tiene. Entonces puedes hablar de ausencia. En otras palabras, cuando hay alguien que siente la ausencia, puedes decir que debe tratar de saciar lo que le falta.
¿Quién creó la primera ausencia? El Creador lo hizo, en el mundo de Ein Sof (infinito). Aprendemos que Él es uno y Su nombre es Uno. La primera ausencia es el Tzimtzum (restricción), cuando la luz salió y dejo una carencia. La luz de la línea es con lo que debes llenar el déficit hecho por el Creador, quien es presencia, y Él creó algo nuevo −Él creó ausencia.
Entonces, cuando uno estudia la Torá, a través de la Torá, llega a sentir que hay un Creador y un líder, porque al estudiar la Torá él recibe la luz de la Torá que lo reforma. Entonces comienza a sentir a través de la Torá que hay un dador de la Torá, y aquí es donde comienza a entender que es un gran privilegio servirle a Él.
Y cuando comienza a conversar con el cuerpo a este respecto, la pequeña sensación que empieza a sentir −que vale la pena servir al Creador− se encuentra con la resistencia del cuerpo, que se opone vehementemente a la sensación de recibir de arriba en la forma de “La luz en ella”. En otras palabras, uno no recibe enseguida la luz de la Torá suficiente para reformar el cuerpo. Más bien, llega poco a poco. Por eso hay subidas y bajadas, y por cada ascenso que él recibe y comienza a comprender que debe trabajar en el camino del otorgamiento, la naturaleza del cuerpo inmediatamente se resiste.
Sin embargo, esto es así, deliberadamente por parte del Creador. La razón para esto es que “No hay luz sin un Kli (vasija)”. Lo que viene de arriba se llama “despertar desde arriba”. En otras palabras, la necesidad y la satisfacción vienen como una. En ese momento, él no tiene una razón para un despertar del deseo, de que valga la pena servir al Creador. Por eso, cuando la sensación que proviene de arriba sale, gradualmente se construye en su corazón una necesidad de trabajar en otorgamiento, y aquí es cuando comienza a pedir al Creador que le dé la fuerza para ello. Entonces este estado es llamado “luz y Kli”.
Y hay otra razón por la cual uno necesita despertar desde abajo: cuando el superior da sin preparación por parte del inferior, el receptor no lo puede sentir como importante. Y de acuerdo a la regla de que cualquier cosa que una persona desea disfrutar depende de la importancia del asunto, antes que el superior le deje sentir algo, no puede decirse que él quiere algo.
Más bien, después de que uno experimenta algún despertar por el trabajo del Creador, uno debe creer que el hecho de que una persona ha despertado a la necesidad de dedicarse al trabajo del Creador es porque el Creador le envió esos pensamientos, sin ningún mensajero. En otras palabras, cuando nadie le dice que debe ocuparse del trabajo, una persona dice ciertamente que le vino desde arriba.
Sin embargo, incluso si alguna persona viene y le hace comprender, y le explica que vale la pena comenzar con la servidumbre al Creador y él se despierta mediante esto, aun así no debe decir que tal o cual le mostró el mérito del trabajo del Creador. En cambio, esa persona, también era un mensajero del Creador para despertarle. Así, algunas veces uno debe decir que el Creador le dio el deseo sin mensajeros, y algunas veces debe decir que este deseo vino del Creador a través de un emisario.
Y como el deseo le llegó sin ninguna preparación propia, no puede apreciar la importancia del asunto. Así, una persona no está tan impresionada y no puede disfrutar de ello porque no conoce su valor. Es como si una persona enviara un obsequio a su amigo, pero su amigo no sabe como apreciarlo.
Digamos, por ejemplo, que el receptor del obsequio pensó que valía 100 dólares, pero el otorgador del obsequio pagó 10.000 dólares por éste. Además, el dador sabe que el receptor aprecia el valor del obsequio solo según su propio entendimiento. Así, entendemos que el otorgador del obsequio busca consejo y tácticas para hacer que el receptor del obsequio entienda el valor del obsequio, de manera que sea capaz de disfrutar el obsequio tanto como el otorgador quiere.
Esta es la causa para los ascensos y descensos en el trabajo, que son llamados “día” y “noche”. Cuando estudiamos la Torá durante la “noche”, en esa superación, uno ve cuán alejado se encuentra del Creador al no ser capaz de salir del amor propio, y la Torá le aporta la sensación de importancia. Y cuando está en un ascenso, debe decir que el Creador lo está acercando, es decir, que el Creador no se está ocultando de él, y por eso siente que vale la pena tener Dvekut con el Creador.
Es como aprendimos en El Estudio de las Diez Sefirot, donde se da una explicación acerca de las cuatro fases de la Luz Directa y dice: “¿Cuál es la diferencia entre Jojmá de Luz Directa y Maljut de Luz Directa? Si existe la misma luz en las Sefirot Jojmá y Maljut, entonces, ¿por qué una se llama Jojmá y la otra se llama Maljut?
La respuesta es que en la Sefirá de Jojmá aún no había preparación por parte del inferior, ya que el inferior todavía no existía, es decir, se sentía a sí mismo como inferior, con la necesidad de algo y teniendo que recibir del superior, de manera que complementara su deficiencia. Por lo tanto, el inferior no sentía ningún placer por recibir la abundancia del superior, ya que hay un deseo en el superior de que el inferior lo disfrute.
El deseo del superior es hacer el bien a Sus creaciones, es decir, que el inferior disfrute. Pero debido a la falta de preparación por parte del inferior, ya que cuando el inferior nació, nació todo el tiempo con la abundancia, no había tiempo para equiparse con una deficiencia, es decir, anhelar la abundancia.
Pero Maljut llega después de que la abundancia se ha apartado de las Sefirot que hay por encima de ella. Así, ella ya tenía la preparación, es decir, la necesidad de la luz que iluminó en la Sefirá de Jojmá. Así, solo la Maljut puede recibir placer de la abundancia que el otorgador desea que el inferior disfrute.
Con todo lo anterior, discernimos dos cosas con respecto al regalo del otorgador: 1) Uno debe saber qué querer, es decir, qué es lo que necesita, y 2) Él debe querer llenar esa deficiencia, es decir, hacer todas las preparaciones para ser capaz de recibir el regalo.
Así, ¿cómo puede uno comenzar a sentir una necesidad por el trabajo del Creador cuando él no conoce el trabajo del Creador en absoluto, es decir, que existe tal cosa? En otras palabras, si no lo conoce, ¿cómo puede desear que despierte en él?
La respuesta es que, como aprendimos acerca de la Sefirá de Jojmá , que el Creador, que es llamado “deseo de hacer bien”, creó la Luz y el Kli juntos, la sensación de lo espiritual llega a una persona desde arriba. Él recibe la luz y el deseo por la luz simultáneamente. Esto se considera que o bien el despertar le llega directamente del Creador, o el despertar para el trabajo le llega a través de un mensajero que el Creador envió para hacer comprender a una persona, e influye a la persona sobre que vale la pena ser un sirviente del Creador. Sin embargo, todo viene a él del lado del despertar, sin ninguna preparación de parte del inferior. Y como se mencionó aquí, es imposible para el inferior disfrutar verdaderamente del trabajo del Creador debido a la falta de preparación.
Sin embargo, sobre la Sefirá de Maljut dijimos que ella anhela la abundancia que estaba en la Sefirá de Jojmá. Entonces, cuando hay preparación por parte del inferior, ella recibe el placer que el dador desea dar. De manera similar, aquí, en el trabajo del hombre, le llega un descenso desde el despertar que tuvo y comienza a querer lo que tenía antes. Entonces el inferior puede llevar a cabo la preparación para recibir la abundancia.
Sin embargo, el deseo y el anhelo por la verdadera Dvekut, de ser realmente capaz de recibir, y considerarlo como importante como desea el Creador, esto no ocurre enseguida. Por eso hay muchas subidas y bajadas. Sin embargo, sin el primer despertar por parte del superior, nunca hubiera sido posible para el inferior querer algo que no sabía ni qué era.
Ahora explicaremos lo que preguntamos acerca del significado de la Torá revelándole a él su pecado, y no a manera de Din (juicio), sino como una madre que informa a su hijo con palabras suaves. Además, ¿qué significa Din y palabras suaves?
Como explicamos con respecto a la pelea entre los pastores de Gerar y los pastores de Isaac, algo que provee es llamado “pastores”. Los pastores de Isaac estaban diciendo: “Podemos recibir sustento solo de la verdad, y no de la falsedad”. Entonces, cuando deseaban trabajar sobre la línea derecha, ellos dirían: “Estamos contentos con poco, aunque en verdad, las obras que hacemos no tienen valor porque no son hechas con la intención real.
Aun así, si consideramos a quién deseamos otorgar −a un Rey grande y poderoso− cualquier trabajo es suficiente para nosotros y lo consideramos un gran privilegio porque estamos sirviendo a tan grande e importante Rey. En consecuencia, en la medida en que se nos permite servir al Rey, Le damos las gracias y Le alabamos incluso si se trata de un pequeño servicio.
Esto se llama “Los pastores de Isaac”, que desean servir al Creador con la dedicación de Isaac, pero el cuerpo no está de acuerdo. Pero cuando saben que deben servir como Isaac, ellos están conformes con ello y bendicen al Creador por ello.
Y cuando llega la Klipá de los pastores de Gerar, ve que son felices con el Creador, e inmediatamente comienzan a pelearse con los pastores de Isaac diciendo: “¿Por qué sois felices con el Creador? Podéis ver por vosotros mismos que el servicio que estáis haciendo no es como debe ser. Cuando se sirve a un Rey, lo apropiado es hacer todo lo posible de principio a fin”.
“Por lo tanto”, preguntan: “¿Por qué esta alegría? Nosotros, que seguimos a la mayoría, tenemos algo de que regocijarnos, ya que decimos que nos conformamos con cumplir la parte práctica porque el Creador nos lo ordenó. Y a cambio, creemos que recibiremos recompensa por cumplir la Torá y las Mitzvot, y somos felices. Pero vosotros, que decís que lo importante es Lishmá, y podéis ver por vosotros mismos que no podéis dedicaros a otorgar, veis que no estáis haciendo nada. Podéis ver por vosotros mismos cuánto esfuerzo habéis hecho ya, y aun así no habéis avanzado ni un centímetro. ¿Por qué estáis trabajando por nada? No sois dignos de acercaros al Creador porque estáis demasiado inmersos en el amor propio, así que es una lástima todo el tiempo que estáis perdiendo para nada”.
Así pues, ¿qué hizo esta Klipá? Ella extendió Midat ha Din (cualidad de Din) sobre esa persona y la mató. A esto se llama que la Klipá informa del pecado con Midat ha Din, y entonces no hay nada que él pueda hacer, cae en desesperación, y deja la campaña. Y tenga la fe que tenga, ella se la quita y se queda sin vida espiritual. Pero es además incapaz de recibir satisfacción corporal como antes de que entrara al trabajo. Así, permanece melancólico y triste, y todo porque esta Klipá llegó a él disfrazada de justicia y de preocupación sólo por su bienestar.
Este es el significado de lo que está escrito, que la Klipá le revela su pecado a manera de Din. Pero uno que se levanta para dedicarse a la Torá durante la noche, la Torá le revela su pecado como una madre que informa a su hijo con palabras suaves, y él se arrepiente ante su Maestro.
Debemos entender el significado de “palabras suaves”. El final del ensayo llega e interpreta: “El se arrepiente ante su Señor”. En otras palabras, ella le informa del pecado no porque ella desee eliminarlo del trabajo del Creador como la Klipá de Gerar, que le informa del pecado con Midat ha Din, esto es, que es imposible arrepentirse y trabajar para otorgar y, de ese modo, ella lo aleja.
En cambio, ella le informa como una “madre blanca”, que le hace entender con palabras suaves que no debe pensar que no puede arrepentirse y trabajar para otorgar. “Con palabras suaves” significa que no es tan duro como piensas, ya que el Creador desea ayudar a una persona cuando siente que es difícil para él.
Sin embargo, debemos entenderlo, ya que el propio Creador lo hace difícil, como está escrito: “Ven hacia Faraón, porque Yo he endurecido su corazón… que Yo pueda mostrar esas, Mis señales”. En otras palabras, la Torá le permite a uno entender que el hecho de que está sintiendo que es difícil trabajar en el camino del otorgamiento no es porque sea incompetente, sino porque “Yo he endurecido su corazón”. ¿Y por qué? “Que Yo pueda mostrar esas, Mis señales”.
Y Baal HaSulam interpretó que eso es para tener una necesidad por las letras de la Torá; en consecuencia, el Creador hizo el endurecimiento del corazón, así que mediante eso, uno estará necesitado de la Torá. De otra manera, él no tendrá necesidad por la Torá. Pero como una persona desea ir por la vía del otorgamiento y la Torá le alerta de que la voluntad de recibir para sí mismo es un pecado, que esta es la verdadera inclinación al mal, y uno que desea caminar en el sendero del otorgamiento, está escrito (Salmos 1): “Feliz es el hombre que no ha caminado en el consejo del malvado, ni ha permanecido en el camino de los pecadores”.
Debemos interpretar “Quien no ha transitado el consejo del malvado”, es decir, los pastores de Gerar −quienes le desean que los siga− ya que le hicieron entender que no vale la pena seguir el camino del otorgamiento. En cambio, desean escuchar a los pastores de Isaac, quienes dicen: “Uno que transita por el sendero de recibir recompensa, es llamado ‘un pecado’”. Y cuando entienden que esto es un pecado, inmediatamente lloran porque el Creador los saque de ese estado y desean cumplir lo que está escrito: “Ni permaneció en el camino de los pecadores”.
En otras palabras, ellos no desean permanecer en el estado de pecadores y piden la ayuda del Creador, que Él les dé la luz de la Torá porque “La luz en esta lo reforma”, y también él quiere servir al Rey y ser un verdadero sirviente del Creador.
El Zóhar dice que uno debe conocer las vías de la Torá porque: “Uno que no conoce el mandamiento del superior, ¿cómo Le servirá?” –de esto se deduce que al no ser capaz de salir de su voluntad de recibir para sí mismo, y al sentir que necesita la ayuda del Creador, la necesidad de la asistencia del Creador nace dentro de ellos.
Su ayuda es a través de la Torá, en la cual hay dos cosas: 1) “La luz en esta lo reforma”, es decir, él recibe vasijas de otorgamiento, y 2) Cuando él tiene vasijas de otorgamiento y desea otorgar al Creador pero no sabe lo que el Creador necesita que él Le dé. En El Zóhar esto se llama: “Uno que no conoce el mandamiento del superior, ¿cómo Le servirá?”
Y aquí debemos discernir entre a) la Klipá alertándolo de que es un pecador, en Midat ha Din, cuyo objetivo es sacar a una persona del trabajo, y b) la Torá, que alerta a una persona de que ha pecado: “Como una madre que le informa a su hijo con palabras suaves, y él se arrepiente ante su Señor.
La Torá advierte que él puede corregir este pecado a través de la Torá de las dos formas mencionadas antes: 1) a través de la luz en ella, que lo reforma; 2) al ser recompensado con razones para la Torá y razones para las Mitzvot, porque: “Uno que no conoce el mandamiento del superior, ¿cómo Le servirá?”
Por eso El Zóhar concluye: “Y se arrepiente ante su Señor”. Pero cuando la Klipá lo alerta de su pecado, él es incapaz de arrepentirse. En cambio, cae en la desesperación y el completo abandono del trabajo del Creador.
De esto se deduce que cuando una persona está caminando en la línea derecha, no debe escuchar los pensamientos de la Klipá de los pastores de Gerar, como nuestros sabios dijeron que David dijo: “El alba no me despierta”. En cambio, uno debe pasarse a la línea izquierda, y esto se llama: “Yo despierto el alba”.
El significado de que él despierte el alba es que una persona tiene una preparación especial, que él desea despertar la negrura. Significa que él la convoca, y no que los pensamientos de negrura que la Klipá le alertan de que está en lo equivocado. De esto se deduce que él convoca a la izquierda y examina cómo corregir sus actos - para ver la medida de su lejanía con la equivalencia de forma, y la medida del dolor y del sufrimiento - él siente todo eso cuando ve la bajeza de su estado. Él ve que en ocasiones no le importa estar lejos de Dvekut con el Creador. Este es el momento de hacer petición al Creador para que lo libere del exilio en el que se encuentra.
Aquí, también debemos distinguir dos cosas: 1) Él no siente que está en el exilio. En otras palabras, no siente ningún deseo de escapar del amor propio. Por el contrario, se encuentra en un estado que El Zóhar llama Hav, Hav (“dame, dame”, y también el sonido del ladrido de un perro), como un perro, refiriéndose a las palabras: “La sanguijuela tiene dos hijas que gritan como perros, Hav, Hav”. Interpreta “Hav (da) nos la riqueza de este mundo, y Hav nos la riqueza del mundo por venir.
Significa que desean cumplir la Torá y las Mitzvot, pero para recibir todo en la voluntad de recibir para sí mismos. Esto es considerado como que no siente ningún exilio, para que deba querer ser redimido del exilio.
Siente todo eso porque entró a la línea izquierda. Pero cuando camina en la línea derecha, no debe analizar si su trabajo es completo o no. En cambio, se siente agradecido al Creador por cualquier comprensión que tenga.
Este estado se llama “ocultación dentro de la ocultación”, como está escrito (Deuteronomio 31:18): “Y yo seguramente esconderé Mi rostro en ese día”. Debemos interpretar que cuando él está en ocultación, no siente que está en exilio. ¿Y qué es el exilio? Es como está escrito: “Es por nuestros pecados por lo que hemos sido exiliados de nuestra tierra y fuimos enviados lejos de nuestra tierra”.
Fue escrito: “Es por nuestros pecados”. Pecado se refiere a usar la voluntad de recibir para uno mismo. Esto es lo que causó la lejanía de “Nuestra tierra”. Es sabido que “deseo” y “tierra” son denominados Maljut (reino), es decir, el reino del cielo. El reino del cielo significa que esa persona lo toma sobre sí misma para esclavizarse al cielo, es decir, al Creador, quien es llamado “cielo”, como está escrito: “Eleva tus ojos hacia lo alto, y ve: ¿quién creó estos?”
Este es el significado de: “Hemos sido exiliados de nuestra tierra”, es decir, de nuestra tierra, que es llamada “el reino del cielo”, para servir y trabajar duro por la gloria del cielo; henos sido exiliados de esta voluntad. Pero, ¿en qué deseo entramos? En el deseo de “las naciones del mundo”, llamado “recibir para recibir”.
Está escrito: “(Nosotros) fuimos enviados lejos de nuestra tierra”. Adamá (tierra) se deriva de las palabras Adamé la Elyon (Yo seré como el Más Alto), lo que es equivalencia de forma. Y como nos dedicamos a nuestra propia voluntad de recibir, hemos terminado lejos de nuestra propia tierra, de estar en equivalencia de forma con el superior. Y cuando una persona no siente el exilio, que está bajo ocultación, el exilio, que es llamado “ocultación”, está oculto de él. Así, él está en un estado de ocultación dentro de la ocultación.
Sin embargo, ocultación dentro de la ocultación también significa una cierta medida de revelación. De hecho, hay ocultación dentro de la ocultación, pero debemos preguntar: “¿De dónde viene esta consciencia de que está en ocultación?” Debemos decir que también esta consciencia llegó del Creador, ya sea directamente o a través de un mensajero.
Por eso, debemos interpretar el verso: “Hacedor de luz y creador de oscuridad”. Esta oscuridad se refiere a la sensación de una persona de que está en ocultación, de que no siente que el Creador está oculto de él, y no tiene ningún deseo de buscar al Creador −dónde está Él− de manera que desde este lugar se rendirá ante Él y tendrá la gran recompensa de servirle.
Además, tampoco siente la ocultación en el sentido de que la Torá es la vestimenta del Creador, o que lo lamente. En cambio, él está en un mundo completamente diferente, es decir, el hecho de que hay un Creador y de que el Creador desea dar deleite y placer a las criaturas no le interesa para nada. Esta sensación, llamada “ocultación dentro de la ocultación”, es llamada “oscuridad”, y el Creador creó y le dio esta oscuridad.
Pero vemos que, por sí misma, una persona usualmente no ve lo negativo en sí mismo. El siempre sabe que está bien, ya sea religioso o no religioso. Es como está escrito: “Porque un soborno ciega a aquellos que ven”. Y dado que una persona está cerca de sí misma, nunca puede ver la verdad. Así, una persona que ve que no está bien debe decir que fue notificado desde arriba.
2) El está en una ocultación simple. En otras palabras, siente que está bajo ocultación. Significa que le duele estar alejado del Creador, es decir, que el Creador esté oculto de él y que él no sienta al Creador hasta el grado de desear anularse ante Él. Pero al mismo tiempo, le duele estar alejado. En ese momento, no tiene otro camino que el Creador le ayude, que le haga capaz de aproximarse al Creador, lo que se llama “Dvekut y equivalencia de forma”.
Y todo este escrutinio que hace, el cual se llama “línea izquierda”, debe ser en un cierto momento. En otras palabras, particularmente después de haber caminado en la línea derecha ese día, y de que alabó ampliamente al Creador por darle incluso un pequeño servicio, y él se regocijara en eso. Como dijimos antes, este es el camino de la verdad.
Más adelante, él puede pasar a la línea izquierda durante un corto rato, pero no por mucho tiempo. En otras palabras, cuando se dedica a la Torá y a la oración, debe ser cuidadoso con no salir hacia la línea izquierda, sino estar específicamente en la derecha, porque esto se llama: “El bendito se adhiere al bendito”.
Y este es el momento en el que uno puede ser recompensado con un nivel más alto, como está escrito: “La Divinidad está presente sólo desde la alegría”. Pero cuando está en la línea izquierda, que es un momento de crítica, ese momento es el lugar de ver solo faltas. Pero el trabajo de la izquierda debe darle la necesidad de rezar. La oración se relaciona específicamente con un lugar donde hay deficiencia, y un lugar de déficit se llama “maldito”, pero entonces “El maldito no se adhiere al bendito”. Por esta razón, no hay lugar para elevarse a un nivel más alto. Por el contrario, la línea derecha es el lugar para la ascensión, ya que entonces él se encuentra en un estado de plenitud.
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