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El espacio entre Rosh haShaná y Yom
Kipur (inclusive) se denomina Aséret Yeméi Teshuvá - diez días de retorno. Este
lapso abarca diez etapas de reflexión, diez perspectivas espirituales para que
el hombre retorne a su verdadera forma de ser, a su Esencia, el altruismo.
En Rosh haShaná tomamos decisiones
para el nuevo año. Cuando reconocemos los errores cometidos y nos comprometemos
en no repetirlos, llegamos a Yom Kipur preparados para implementar lo que
asumimos. Este proceso genera la energía que nos acompañará durante todo el
año.
Diez sefirót - diez días de retorno
Las diez sefirót representan diez
formas espirituales a través de las cuales se revela la energía de la vida.
Cuando las recreamos concientemente comenzamos a actuar en base al Modelo
Original, nuestra Esencia.
Kéter
La Kabalá nos enseña que el primer
día de los Aséret Ieméi Teshuvá - diez días de retorno a nuestra Esencia, el
altruismo- representa a la sefirá Kéter. Durante ese día reflexionamos sobre lo
que somos y poseemos, pero principalmente de Quién lo recibimos. Nuestra vida
es el resultado de la forma en que nos relacionamos con la realidad. Cuando el
ser humano cambia su actitud, paulatinamente cambia su vida. El mal no posee
existencia propia sino que es el resultado de nuestro comportamiento. Como el
ejemplo de la electricidad: si en vez de conectar correctamente los aparatos
pongo el dedo directamente sobre la corriente, en lugar de disfrutar de los
beneficios de esa energía sufriré las consecuencias de mi ignorancia.
La Creación es perfecta en su
totalidad, más no en sus partes aisladas. La conciencia de lo completo sólo
surge cuando percibimos lo que tenemos en común, lo que nos une. Este objetivo
es el único capaz de revelarnos a cada uno en particular la armonía que existe
por sobre el aparente caos y a la humanidad en general la forma de cómo
alcanzar su completitud.
Jojmá
El segundo día representa a la
sefirá Jojmá. Nuestro esfuerzo se dirige a planificar cómo alcanzar la voluntad
necesaria para concretizar el objetivo que captamos en Kéter, implementando lo
que nos une hasta diluir las diferencias. Ello se logra, como lo hicieron
nuestros Sabios, a través del esfuerzo en el estudio de los principios
superiores, Torá, y la práctica de actos de bien, mitzvót.
Biná
El tercer día representa a la
sefirá Biná y consiste en definir la forma de cómo alcanzar el objetivo acorde
a nuestro potencial. En la concepción judía cada individuo, así como cada
nación, fue creado con un potencial y sólo cuando logra encauzarlo en pro del
bien colectivo se eleva a la categoría de universal. El hombre comienza a
realizarse espiritualmente cuando colabora con el gran cuerpo de la humanidad
desde su individualidad, a partir de lo que es. Nadie puede ser lo que no es ni
actuar en contra de su naturaleza. Anular la individualidad es anular lo
original con que fue dotado cada individuo para contribuir y participar en el
logro del bien universal. Tal es así que cuando el hombre no encuentra su
función, lo que tiene para dar de sí, expresa su individualidad en forma
egoísta. Lo que debemos anular es el egoísmo, nuestra falsa individualidad,
dando lugar a nuestra verdadera individualidad, el altruismo, nuestra
potencialidad de dar en forma positiva.
Jésed
En el cuarto día de los Aséret
Ieméi Teshuvá -diez días de retorno a nuestra Esencia, el altruismo-
reflexionamos sobre Jésed, que señala el logro de la bondad a través de las
mitzvót del hombre para con su prójimo y de la intención correcta en todo
nuestro trabajo espiritual para que el objetivo no se vea empañado por el
egoísmo.
Guevurá
El quinto día Guevurá designa la
fuerza que generamos para sobreponernos a las dificultades e inseguridades que
nos afectan cuando nos falta motivación.
Tiféret
El sexto día, Tiféret, representa
la armonía entre Jésed y Guevurá con la cual debemos motivarnos y motivar a
todos a retornar a lo esencial, al altruismo. Esa energía armónica debe
expandirse influenciando a más y más individuos hasta transformarse en norma,
en nuestra conducta, en nuestro modo de ser.
Nétzaj
En el séptimo día Nétzaj nos señala
lo eterno, aquello que finalmente se va a revelar. Quien realiza un acto de
bondad absoluta, o sea totalmente altruista, sin el mínimo deseo de recibir
revela lo infinito en este mundo finito. Nuestro mundo es limitado, posee
principio y fin y cuando revelamos el altruismo manifestamos algo que no
pertenece totalmente a este mundo, así nos proyectamos elevando al mundo a un
plano de eternidad.
Hod
El octavo día, la sefirá Hod
implica un reconocimiento, el saber agradecer a Quien nos dio la fuerza para
llegar hasta aquí y nos dará la que aún no alcanzamos para poder continuar y
concretar finalmente nuestro objetivo.
Yesód
En el noveno día de los Aséret
Ieméi Teshuvá se manifiesta el potencial de Iesód, el fundamento que fija las
bases para que el proyecto se implemente y nada ni nadie lo desvíe de su meta.
Maljút
Finalmente llegamos a Maljút, el
día mismo de Kipur. Dice el profeta Zejariá "En ese día El y Su nombre
serán Uno". En Yom Kipur, si realizamos el discernimiento correcto, con
voluntad, pensamiento, emoción y acciones que armonicen con los principios
superiores, integramos nuestro proyecto a Su Proyecto y comenzamos a ser en El.
Rosh haShaná señala el objetivo de
la creación del hombre. Yom Kipur, la forma de alcanzarlo. El objetivo es
recibir la plenitud absoluta y la forma de alcanzarlo el altruismo. Parecería
contradictorio ya que si el objetivo es recibir, el altruismo es todo lo
contrario. Sin embargo no es así ya que cuando todos damos todos recibimos. En
cambio si somos egoístas finalmente nadie recibe. El altruismo es la energía
del Uno, la única capaz de transformar lo que parece opuesto en complementario.
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