20 de septiembre de 2012

Introduccion al trabajo espiritual de los diez días, Yamim Noraim.


En Rosh HaShaná, cuando el mundo está siendo juzgado para el año que comienza, esperamos que Di’s nos haya decretado un año bueno y dulce. Su bondad es ilimitada; y la infinita misericordia de Di’s ha dado a los hombres la oportunidad de mejorar cada año que pasa, incluso luego del comienzo del año. El período entre Rosh HaShaná e Yom Kipur- los diez días de Teshuvá- ha sido concedido a los hombres para asegurar, a través de nuestro servicio a Di’s, que en Yom Kipur Él nos otorgue aún más generosidad en el juicio que en Rosh HaShaná. 

El servir a Di’s en estos días es, como dice la liturgia de Rosh Hashaná y de Yom Kipur, la teshuvá, la tefilá y la tzedaká. Son comúnmente traducidos al castellano como arrepentimiento, plegaria y caridad. Aparentemente, estas cosas también existen en el mundo no judío. 

Sin embargo, hay diferencias capitales entre teshuvá y arrepentimiento, tefilá y plegaria, tzedaká y caridad. En verdad, arrepentimiento, plegaria y caridad no son sólo pobres traducciones, sino que son términos exactamente opuestos a sus significados en hebreo. No hay una traducción adecuada simplemente porque esos conceptos no existen fuera de la Torá. 

Examinemos cada término por separado, en su significado traducido y en hebreo. 

Teshuvá

“Arrepentimiento” quiere decir lamento o contrición por nuestros pecados u omisiones de buenas acciones; y el acuerdo de volver a empezar. Muchas frases hechas marcan este concepto: “Pasar a una nueva página, “ser un hombre nuevo”. 

“Teshuvá” quiere decir algo muy diferente. No enfatiza la idea de “novedad”, sino la idea del retorno. El ser humano es intrínsecamente bueno y quiere hacer el bien, el pecado es la antítesis de su naturaleza. Si transgrede, la transgresión no impugna su esencia, sino que es un objeto extraño que se le ha adherido. 

La teshuvá es, entonces, el regreso a nuestra esencia, al verdadero ser un  hombre justo. Mientras que la persona es un compuesto de cuerpo y alma, para el judaísmo, el alma es algo principal y el cuerpo, algo secundario; y el alma no es menos que “una parte de Di’s”. La teshuvá es, entonces, el refuerzo de esa unión esencial entre el alma y su fuente, una unión que ha sido provisoriamente abyecta por el pecado. En otras palabras, el hombre, por medio de la teshuvá, revela su verdadero ser y reafirma el reino del alma por sobre el cuerpo. 

Por eso es que la teshuvá es relevante para todos los hombres, aún para los más justos. Teshuvá no es sólo “arrepentimiento”, el deseo de expiar lo que hicimos mal y comenzar de nuevo, porque eso no se aplicaría a los más virtuosos, que no hacen el mal. En vez de eso, el Gran Rabino escribe que la teshuvá es el concepto de “que espíritu que retornará a Di’s, de donde emana”: el alma continuamente anhela acercarse más a Di’s, su Fuente. Y como Di’s es infinito, entonces, aún el hombre más justo, un tzadik, puede elevarse más y más en la comprensión de la Divinidad. 

La teshuvá también es relevante, incluso, para un total malvado. No importa qué tan bajo haya caído, la esperanza nunca está perdida. Siempre puede hacer teshuvá, sólo necesita mirar hacia su interior. 

Tefilá

“Plegaria” es la idea de súplica, de petición; uno ruega a Di’s que le cumpla sus pedidos. Si a uno no le falta nada, o no desea nada, no hay “plegaria”. 

“Tefilá”, por su parte, quiere decir unión con Di’s. En contraste con “plegaria”, que enfatiza el hecho de que Di’s cumple nuestros deseos, “tefilá” enfatiza al hombre anhelando unirse con Di’s. 

Esto es relevante para todos. Cada hombre justo posee un alma conectada a y con su fuente en Di’s. Pero un alma en el Cielo es muy diferente de un alma en un cuerpo, en este mundo. Las necesidades físicas del cuerpo- comer, beber, etc.- afectan y debilitan el vínculo del alma con Di’s. Los momentos de tefilá son los medios por los cuales ese vínculo se renueva y refuerza. Son tiempos de total comunión con Di’s. 

Por eso, a diferencia de la “plegaria”, la tefilá es completamente relevante, aún para aquellos que no necesitan nada en particular. La tefilá no es sólo pedir lo que uno necesita (aunque sí los pedidos son una parte de la tefilá), sino que es el principal instrumento por el cual un hombre justo y el Creador se vinculan. 

Tzedaká

“Caridad” significa comúnmente limosna, un beneficio innecesario al pobre. Quien da caridad es una persona benevolente, que da cuando no lo necesitaba. No le debe nada al pobre, pero da porque es generoso. 

La tzedaká tiene un significado completamente opuesto. En lugar de connotar benevolencia, es la idea de justicia- es correcto y justo que uno de tzedaká. Hay dos razones para esto:

-Una persona está obligada a la otra, ya que el dinero no es suyo. Di’s puso dinero bajo su responsabilidad, con el propósito de que también le de a otros. 

- Di’s no está obligado al hombre, sin embargo, le da siempre lo que necesita. Un hombre justo debe actuar igual: debe dar a los demás, aunque no tenga la obligación. 

El verdadero significado de teshuvá, tefilá y tzedaká, entonces, es que el hombre vuelve a su verdadero ser. 


Adaptación de Sijot en Ingles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario